Capítulo 36/2

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36.2 Planes desesperados

🏁Christian🏁

Javi insistía en que debía relajarme. Existía tanta presión a mi alrededor que por primera vez lo llevó a preocuparse por lo mucho que me podía afectar. Había enfrentado temporadas complicadas antes, sin embargo, jamás me hallé en una situación parecida. No podía perder ni un solo punto en las cuatro competencias que faltaban para el cierre de la temporada. Cualquier error que no me permitiera ser el primero en llegar a la meta en cualquiera de ellas, me dejaría sin el campeonato.

Todos los ojos se encontraban sobre mí, y mi compañero de equipo, mi mayor contrincante en la tabla de posiciones. La escudería entera se hallaba en una situación compleja, celebrando con cautela mis tres últimas victorias, y aguardando cualquier error que pudiera dejar a Marco como el próximo campeón. Javi era el más tenso de todos. Estaba a cargo de ambos, se esforzaba por mantener oculto su favoritismo, en entrevistas, en los entrenamientos, en nuestra convivencia diaria; sin embargo, aquella actitud correcta que adoptaba en público discrepaba mucho de lo que sucedía en privado. Toda su concentración estaba en mí y en la manera de ayudarme a continuar ganando.

Aquella fue la razón por la que al ver su nombre en la pantalla de mi teléfono, no dudé en responderle.

—¿Dónde estás?

Me sorprendía la manera en la que mantenía a raya mi persistente irritación. Pese al tono de voz que empleó mi entrenador, mantuve la calma. El malestar permanente hacía que no le pudiera prestar tanta atención a los demás. Mi entorno entero estaba en deuda con Abril, se había robado hasta mis enojos para hacerlos solo suyos.

—Relajándome como lo sugeriste.

—¿Cómo te estás relajando, Christian? Me preocupa que regreses con un nuevo tatuaje o decidas raparte. Contigo ya no sé qué esperar.

—Caminando. ¿Qué mierda quieres?

El bullicio que había a su alrededor evitó que pudiera responderme de inmediato. Lancé la pelota aprovechando el silencio y observé con atención como la perra llorona fue directo a buscarla.

—¿Has escuchado hablar de Williams Biaggi?

Me fue imposible concentrarme en la pregunta, Nala estaba corriendo despavorida huyendo de uno de los perros que se encontraban jugando en el patio de recreación de la estúpida guardería. Me levanté para ahuyentar al animal que la seguía, molesto por la reacción de mi perra. No podía ser así de débil, me negaba a permitirlo.

—He escuchado algunas cosas —respondí, cuando dijo mi nombre exigiendo mi atención—. Maldita sea, Nala, es más pequeño que tú. Debes aprender a defenderte —le hablé en voz baja, tras alejar el teléfono.

—¿Dónde estás? ¿Hay un perro ladrando?

—Caminando, ya te dije.

—¿Qué es lo que has escuchado?

Fuimos momentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora