XI

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CAPÍTULO XI

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CAPÍTULO XI.
CAÍDA DE PESCA

"Y no hay un remedio para tu recuerdo. Tu cara es como una melodía que no quiere abandonar mi cabeza"
dark paradise, lana del rey.

NETEYAM

LAS QUEJAS Y LOS REGAÑOS DE SUS HERMANAS HICIERON JUSTO LO QUE NETEYAM NO QUERÍA, tener que darles la razón. Suficiente había tenido con los susurros que dejó atrás la mañana anterior en la primera comida. Por supuesto, él debió suponer que las palabras correrían más rápido que el río que desemboca en los lejanos mares a las afueras del bosque.

Pero, maldición, no esperó que esas palabras corrieran tan rápido.

Esa mañana, después de haber salido de su carpa con la cabeza más fresca —no durmió en toda la noche y se atiborró con bollos de carne y leche de orquídea— Neteyam estaba listo para hacer como si nada hubiese pasado.

Eso es lo único que parecía funcionar con Zenith.

Sin embargo, la terrible cantidad de susurros y cuchicheos que llegaron a él fueron suficientes para que sintiera ganas de regresar y encerrarse en la carpa, cosa que terminó haciendo. No estaba orgulloso de sus acciones, no estaba orgulloso de sus jodidas insinuaciones, pero tampoco lograba explicar cómo todo ese odio lograba salir de él con tal naturalidad.

Entonces, hizo lo que le parecía más lógico; buscar ayuda en sus dos hermanas.

—¡ERES UN IDIOTA, NETEYAM SULLY!

Aquella había sido la cuarta vez que Kiri lo golpeaba con un manojo de hierbas silvestres que recién había recolectado. Explicarles a esas dos lo que había sucedido fue exhausto y complicado. Kiri no dejaba de interrumpirlo —mayormente con insultos bien elaborados— y Tuktirey simplemente la daba suspiros y resoplidos decepcionados.

Neteyam no supo decir cuál era peor.

Neteyam les explicó lo ocurrido con toda la neutralidad posible, no lanzó comentarios maliciosos de más ni mencionó lo que sintió después de haber huido. Sus palabras fueron puntuales, desde el comienzo hasta el final, él tan solo expresó lo que ellas necesitaban oír.

Y eso fue suficiente para que sus hermanas caminaran en círculos alrededor de él en la carpa de Kiri, como un par de depredadores tratando de intimidar a una presa. A Neteyam le habría causado gracia esa escena —en otra situación— porque él fácilmente le sacaba tres cabezas a las dos, pero prefirió mantenerse en silencio.

Solo un idiota buscaría enfurecer más a esas dos mujeres.

Kiri balbuceaba algo que él no logró comprender, seguramente quejándose de su estupidez por enésima vez en esa hora. Tuktirey fue un poco más normal, ella se detuvo, lo observó y bufó, antes de tomar asiento a su lado y observarlo con esos enormes y redondos ojos ambarinos que ambos compartían.

OPERTUS, ━━ NETEYAM SULLY.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora