𝐎𝐏𝐄𝐑𝐓𝐔𝐒 | Neteyam te Suli Tsyeyk'itan.
❝En medio de celebraciones y clanes enteros, Neteyam Sully batalla contra sus propios sentimientos mientras se esfuerza en descubrir qué es lo que esconde la persona destinada para él.❞
⚠️ Prohibida cual...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
CAPÍTULO XVII. SEGUIR FINGIENDO
"Tú no me harás caer, ni siquiera un poco. Tú no deberías conocerme, ni siquiera un poco". life of dillon, only fools fall in love.
ZENITH
LA CARPA DE NETEYAN SE TRANSFORMÓ, EN CUESTIÓN DE DÍAS, EN OTRO CAMPO DE BATALLA MÁS. Zenith estaba más que seguro de que, si no mejoraban su relación, ambos terminarían asesinándose allí mismo. Por las mañanas no era tan malo, despertaban, se aseaban en lugares separados y regresaban a la carpa para buscar al otro y salir juntos hacia el claro, donde el acto de la pareja ideal continuaría.
El problema eran las tardes y las noches.
Si debía resumirlo en pocas palabras, Zenith diría que jamás, en sus veintitrés años de vida, conoció a una persona tan necia como Neteyam Sully. Si Zenith ocupaba más espacio del necesario en esa extraña cama, Neteyam no dudaría en lanzar una patada a sus piernas para alejarlo.
¿Colocaba las mantas en la posición incorrecta? Neteyam gritaba hasta que sus oídos dolían.
¿Se metía en la cama cuando ya Neteyam estaba allí, interrumpiendo su sueño? Zenith recibiría un regaño que dejaría a las reprimendas de sus padres lucir como una canción de cuna.
Era un completo desafío cuidar sus pasos, su respiración, estar atento a cada pequeño aspecto para no ser reprendido como un niño. Zenith se negó a seguir recibiendo esa clase de tratos después de las primera dos semanas viviendo en la carpa de Neteyam.
Por esa razón, ese día se encontraba empacando sus cosas en una de sus cestas.
Neteyam entró antes de lo previsto.
—¿Qué haces?
—Me voy —respondió tranquilo.
Neteyam pareció no comprenderlo al principio, porque se acercó a él para arrebatarle la cesta de las manos.
—¿A dónde? —preguntó—. Si deseas lavar tus cosas puedes hacerlo mañana, tenemos que ir a comer.
—No iré a lavar mis cosas, me voy —repitió Zenith—. Me quedaré con Mika y con mis guerreros.
Dentro de la carpa reinó un silencio incómodo y pesado, hasta que Neteyam lo rompió, dejando a un lado la cesta y sujetando su brazo con brusquedad.
—¿Qué demonios crees que es esto, un juego? —masculló—. Eres el primero que entra a mi carpa y...
—¿Eso te da el derecho para volver mi estadía aquí un infierno? —lo interrumpió Zenith—. No te preocupes, el trato continúa, pero será mejor mantenernos separados por ahora.
—¡No tiene sentido! —bramó Neteyam—. Los demás sospecharán si ven que te estás quedando en otro lugar.
Zenith jadeó cuando la mano de Neteyam se afincó contra su brazo. No entendía esa reacción, creía que le estaba haciendo un favor a Neteyam. Ya que él parecía sufrir tanto con su estadía allí en la carpa, cualquiera pensaría que él se alegraría con escucharlo decir eso.
