𝆺𝅥 OO5

566 82 54
                                    

El carruaje negro detuvo sus ruedas enfrente del Palacio Real

Ups! Ten obraz nie jest zgodny z naszymi wytycznymi. Aby kontynuować, spróbuj go usunąć lub użyć innego.

El carruaje negro detuvo sus ruedas enfrente del Palacio Real. En el interior, Minho contempló maravillado, a través de la ventanilla, la fachada del palacio y los guardias que lo custodiaban, uniformados y armados hasta los dientes.

Estaba nervioso. Un omega como él jamás habría soñado con estar allí, a punto de conocer al príncipe. Jisung, su alfa, lucía tranquilo a su lado, sin mostrar ninguna emoción a pesar de que su propio hermano fuera el prometido del príncipe Seongwha.

La puerta del carruaje se abrió, saliendo primero el alfa y luego Minho, inquieto y expectante. Jisung no le había suministrado la dosis de Jechul correspondiente al día anterior y, por ende, el omega tenía la cabeza más despierta de lo habitual, llena de preguntas. Sin embargo, supo controlarse para no enfurecer a su alfa, quién estaba muy satisfecho con su comportamiento.

Hacía ya tres noches que Jisung le había marcado finalmente, considerando que ya no tenía caso esperar más tiempo. Eso le ponía feliz porque significaba que no sería devuelto (al menos, le daba más tiempo para quedar preñado), y que todos sus esfuerzos por ser un omega ejemplar dieron sus frutos como decía la Santa Biblia. Aun así, el tan esperado momento no fue bonito ni especial. Minho siempre imaginó cómo sería obtener la marca de su alfa, pero la realidad le golpeó duramente cuando no sintió más que dolor e incomodidad en el momento en que Jisung le mordió. No hubo palabras de cariño, ni gestos dulces, ni siquiera un: "¿te dolió?".

No hubo nada, y Minho, sin saber por qué, sintió unas tremendas ganas de llorar. Mientras Jisung durmió profundamente esa noche, Minho tardó en conciliar el sueño, preguntándose si todos los omegas sentían el mismo dolor a la hora de ser marcados.

Al día siguiente recapacitó, restándole importancia y repitiéndose a sí mismo, mientras preparaba el desayuno, que Jisung en verdad era un buen alfa, que cuidaba de él y que, además, tenía la suerte de poder subir de categoría. Llegó a la conclusión de que estaba siendo egoísta, y eso era impensable en un omega. La Santa Biblia y el Manual FOS lo decían: los omegas debían ser piadosos, compasivos y contentarse con lo que recibían, pues de ellos nació el pecado original cuando la omega Eva comió del fruto prohibido. No debían albergar sentimientos malos, egocéntricos e individualistas, de lo contrario, se merecían un castigo ante tal impureza. Minho no quería ser un omega impuro.

Caminó por detrás de Jisung, sin hablar, pero escuchando la conversación que estaba teniendo su alfa con algunos de los soldados que habían salido a recibirlos. Jisung nunca le contaba con detalle sus misiones, pero no era tan estúpido como para no darse cuenta de la realidad. Por lo que entendió hasta el momento, un omega de la Subterránea (sólo de imaginar ese lugar sentía escalofríos), estaba causando mucho alboroto, desestabilizando a la policía militar con sus actos de rebeldía. Minho personalmente esperaba no encontrarse nunca con ese omega.

Tras intercambiar breves saludos, dos guardias les condujeron hacia el interior del palacio. Allí en el vestíbulo el príncipe Seonghwa y Felix aguardaban de pie, los dos tiesos como estatuas; Minho tuvo que reprimir las ganas de reír, preguntándose si esas caras también las ponían para ir al baño. Se obligó a cortar ese hilo de pensamiento, pero no era fácil cuando apenas quedaba ya Jechul en su organismo.

inopia ✦ hyuninOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz