CAPITULO 36

574 41 4
                                    

Reynolds...

Chaleco anti balas, armas, cargamento pesado y mis centinelas.

_Muchachos, una vida está en juego, la vida de su reina está en juego. Quiero que asesinen todo lo que se mueva y la quiero a ella con vida.

Mis hombres se arman, es una misión de vida o muerte.

_Hoy se perderán muchas vidas y prometo colocar rosas en cada tumba de aquel centinela caído. Ahora quiero que me apunten sus flores favoritas.

Saco lápiz y un papel y hago a un lado el arma que está en la mesa colocando lo mencionado allí.

Cada uno de ellos apuntan lo que les dije y le entrego el papel a mi servidumbre.

_Entrar y salir.

Es lo último que digo antes de que profesionalmente se suban en los helicópteros que empiezan su vuelo.

Mi Sara está en peligro y prometí mantenerla a salvo y fallé.

Ahora está en manos de un pervertido que no se que hará con ella pero soy un hombre y créanme cuando les digo que no piensa hacer nada lindo con la chica.

Algo en mi cambió cuando me di cuenta de que ese estúpido la secuestro.

Juro arrancarle la cara a de ser necesario.

Es un niño de papi pero yo no, aprendí a ganarme la vida a medio de latigazos y no dejaré que alguien me quite lo que es mío.

Lo que está tranquilo se deja tranquilo y más si es en mi situación.

Me subo al helicóptero que emprende vuelo.

Serán tres horas de vuelo y la sangre me arde aún más con cada minuto que pasa.

Estoy desesperado por verla, por ver su estado. Seguro no ha comido nada, seguro ese estúpido le ha hecho algo malo.

Está viva lo sé y la voy a encontrar aunque sea lo último que haga.

.
.

Llegamos al sitio en dónde se encuentra Sarahí.

Descubrí donde estaban rápidamente, nada se me escapa y menos en mi cuidad.

_Caminaremos desde aquí, el helicóptero hará mucho ruido y nos van a detectar, estén pendientes.

Empezamos a caminar entre la maleza del bosque, a pesar de estar de día los árboles cubren el sol sin dejar entrar ni una pizca de luz.

Esquivamos ramas y nos mantenemos pendientes a los ruidos extraños.

Uno que otro ciervo corren y los cuervos vuelan cuando nos sienten llegar.

Varios minutos caminando hasta que nos acercamos a una casa,  muros de piedras la cubren y está pintada de blanco.

Se escuchan muchas personas y música. Al parecer es una fiesta.

Mis ojos captan una ventana y puedo ver a través del lente ocular de mi rifle al tal Roger, cierra las ventanas y parece discutir con alguien.

_Dos a la derecha, tres a la izquierda y cuatro a la puerta delantera, ustedes dos vengan conmigo.

Empezamos la caminata y hago señas para que entren a la casa.

_Todo lo que se mueva.

Es lo último que digo antes de ordenar que disparen.

Mis hombres destrozan la puerta trasera de una patada y empiezan a disparar a las personas que tenían un festín.

Nisiquiera se que están celebrando.

Es peligroso entrar así a un lugar sin saber lo que te espera pero no importa cuando se trata de recuperar algo que es mío.

Corremos por el jardín y sigo disparando observando a las personas caer a la piscina.

Hago una seña cuando ya no quedan más personas vivas, mis hombres matan a los francotiradores.

Para eso están, para eso fueron entrenados.

Para asesinar sin piedad.

Seguimos avanzando hasta entrar en la casa la cual está vacía.

Escucho un grito e inmediatamente me doy cuenta de quién es corro por las escaleras subiendo al segundo piso pero no veo a nadie.

Mis hombres me siguen y vuelvo a correr cuando vuelvo a escuchar su llanto.

Vuelvo a subir escaleras y ya es tarde cuando veo que la suben a un helicóptero.

Su aspecto da miedo, cortaron su cabello su ropa está desgarrada y desde aquí puedo ver sus moretones.

Levanto el arma pero si disparo puedo darle a ella.

Veo como el helicóptero se aleja dejándome con ese trago amargo en la boca.

Maldigo y maldigo.

_Todo esto es mi maldita culpa.

Me quito el chaleco, siento que no puedo respirar y entonces escucho la radio.

_King al radio ¿que sucede?.

_Un helicóptero voló por encima de nosotros, abrimos fuego. Lo derrumbamos.

_¿¡Que hicieron que!?.

Tomo mis cosas y empiezo a correr de vuelta bajando las escaleras, con el corazón a mil.

_¡Llama a mi hermana, dale la ubicación!.

Yo y mis hombres corremos de vuelta entre el bosque. Veo el humo a lo lejos y empiezo a correr más rápido.

Llegamos en menos de nada, el helicóptero está destruido.

_Encontramos a tres personas, están muertas.

_¿Muertas? No, no, no esto no es posible. ¿¡Por qué demonios derribaron el helicóptero!?.

_Lo siento señor, usted dió órdenes claras.

_¿Sabes que? Desaparece de mi vista ahora.

Se va.

Comienzo a caminar hacia el desastre, quitó la puerta que está rota y la veo a ella allí, tiene la cabeza ensangrentada y mancha su rostro poco a poco

A pesar de estar así, su cara sigue teniendo ese dije de hermosura.

La cargo en mis brazos y puedo escuchar su respiración.

_¿Viniste por mi?.

La escucho susurrar y el alma regresa a mi cuerpo.

_Sabes que nunca dejaré de buscarte.

Vuelve a caer inconsciente, su pulso es débil así que hay que actuar rápido.

La recuperé.

El Rey Mafioso Donde viven las historias. Descúbrelo ahora