𝟬𝟭𝟬. 𝖥𝖺𝗏𝗈𝗋𝗂𝗍𝖾 𝖢𝗋𝗂𝗆𝖾

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CRISTAL APAGÓ LA ALARMA con pesadez en el instante que sus ojos se abrieron, dejando ver y pasar por estos los rayos de sol a través de su balcón

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CRISTAL APAGÓ LA ALARMA con pesadez en el instante que sus ojos se abrieron, dejando ver y pasar por estos los rayos de sol a través de su balcón.

La rubia suspiró un poco al ver la hora que era. Últimamente estaba durmiendo demasiado mal. Su insomnio había vuelto a aparecer y no la dejaba dormirse. Y en el momento que lo hacía, las pesadillas, que en realidad eran recuerdos, la volvían a atacar. No estaba pasando unas buenas noches y menos con lo poco que dormía.

Cristal negó frotándose el rostro y se puso de pie, dirigiéndose hacia el baño para tomar una ducha fría y poder estar despierta para lo que restaba del día.

La menor de las Morgan fue hasta su baño, encendiendo la ducha que había este y esperando a que se enfríe en su totalidad para poder entrar.

Mientras esperaba esto, Cristal comenzó a quitarse la ropa, dejando su pijama a un lado con apenas la blusa del pijama puesta.

La rubia giró su cuerpo para verse al espejo y pudo notar lo diferente que se notaba a comparación de unos días. Sus ojeras cada vez estaban más presentes en su rostro, al mismo tiempo que este lucía cada vez más pálido y con cansancio que otras veces. Cristal tampoco estaba comiendo bien, así que se sentía un poco débil.

Cristal siguió mirándose al espejo, y lo único que pudo notar que no había cambiado habían sido las cicatrices marcadas en sus muñecas, junto al tatuaje de mariposa que, obviamente, no se iría.

La menor de las Morgan observó sus cicatrices por el espejo, pasando uno de sus dedos por las heridas de estas y sintiendo cada recuerdo doloroso a través de las cortaduras.

Los ojos de Cristal se llenaron de lagrimas ante esto, y rápidamente decidió alejarse un poco y sin pensarlo mucho, meterse a la ducha para despejarse de los pensamientos horribles que tenía.

Todos estos hábitos y recuerdos en la vida de Cristal habían vuelto otra vez hace ya algunos días, y aunque ella yo no quisiera admitirlo, había una razón por esto. Nick.

Nicholas y Cristal llevaban alejados unos cuantos días. Habían sido días en los que no habían hablado, intercambiado una palabra o una mirada. Realmente habían cortado cualquier tipo de vínculo entre ellos.

Cristal pensaba en esto todos los días. Extrañaba a Nick. Extrañaba la forma en que la había hecho sentir y como habían tenido una especie de química o conexión desde el primer momento que se habían conocido. Incluso aunque no tenían la mejor relación en un principio.

Pero sabía que no podía arriesgarse a tener a alguien violento en su vida otra vez. Ya había tenido suficientes traumas por alguien así, y no quería que la historia vuelva a repetirse. No podía.

Cristal salió de la ducha con una toalla envuelta en su cuerpo, para poder empezar su rutina del día y arreglarse mínimamente para estar decente.

Esto le tomó aproximadamente una media hora, gracias a que tuvo que secarse el pelo y disimular bastante su rostro de cansancio. Dormir cuatro horas por noche no era sano.

𝐌𝐈𝐑𝐑𝐎𝐑𝐁𝐀𝐋𝐋, 𝗇𝗂𝖼𝗄 𝗅𝖾𝗂𝗌𝗍𝖾𝗋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora