Parte 130: Distintas perspectivas

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Veigar se encontraba en su mansión, observando cómo una yordle de pelaje blanco estaba dibujando algo parecido a unos planos. Reía de una forma algo... desquiciada...

Estaba rodeada de súbditos morados, los cuales parecían montar unos muebles.

Parecía, porque no sabían muy bien cómo montarlos.

"Estoy rodeado de inútiles..."

"¡Veigi!"

"Y ahora la que faltaba..."

"Veigi, ¿qué significa esto?"

"Se supone que es un escritorio... se supone..."

"No lo pare... ¡no me refiero a eso!"

"¿Entonces?"

"¡¿Por qué esa yordle sigue ahí?!"

La yordle extraña se volteó al escuchar que la mencionaban, sonriendo alegremente mientras la saludaba con su mano.

Lulu en cambio infló sus mofletes algo molesta.

"Su nombre es Trixie, alias la Maga de Espejos, creo que ya te la presenté..."

"Repito, ¿por qué sigue aquí?"

"Quiere trabajar para mí"

"Tra... tra... ¿trabajar para tí?"

"Sí... igual que este atajo de inútiles..."

El Instituto de Guerra tuvo que hacer recortes de personal, por lo que los últimos Súbditos Morados generados por el nexo quedaron inutilizados. Unos doce.

Sustituidos por los Súbditos Rojos, estos no sabían a quién acudir y siguieron a Veigar porque vestía similar a ellos...

Sí, Veigar se enojó con ellos ante tal comparación. 

"Maldita mano de obra barata..."

"Veigi..."

"Doce inútiles es lo que obtuve de ese maldito instituto de..."

"¡Veigi!"

"Y dale, que no me llames así"

"¿Cuándo va a irse?"

"Mira, últimamente le doy muy poco uso a las mazmorras, especialmente a esta, la número tres... así que instalará aquí su... su..."

"¡Mi sala de investigación de espejos!"

"Eso..."

"Pero... pero... pero..."

"Lulu, es solo una empleada esquizofrénica"

"Pero pensé que solo tenías ojos para mi esquizofrenia..."

El mago se llevó su metálico guante hacia su rostro, suspirando por no lanzar un meteorito de Materia Oscura que acabase con esta situación.

¿Qué parte no entendía de que era una trabajadora?

"Lulu, ¿solo venías a decirme esa tontería?"

"Zed ha venido a verte"

"¿Zed?"

"Sí, tu amigo Zed, el de las cuchillas"

"Eso es raro... bien, iré a ver qué quiere, tú vigila a estos idiotas de que no destruyan ningún muro, ¿de acuerdo?"

"Pero... pero..."

Era extraño que Zed hubiese ido a visitarlo, sobretodo porque llevaba meses sin acudir a las reuniones de los Emisarios del Mal.

Siempre fue de los menos sociales del grupo, pero eso ya era demasiado.

"Buenos días, Zed"

"........"

"¿Qué? ¿Qué ocurre?"

El Súbdito Número 1 estaba sosteniendo una bandeja con una taza de café sobre su cabeza, como si estuviese imitando a una mesita.

"Ignóralo, se lo tiene merecido por romper la mesita... que ahora sustituirá..."

"........"

"Lo sé, muy malvado... ¿en qué puedo ayudarte?"

"Necesito que me hagas un favor"

"Así que hablamos en casi un año y es para pedirme un favor..."

"He estado atravesando ciertos eventos que me han mantenido ocupado... o más bien con mi mente algo descentrada..."

"A ver si lo adivino, ¿la niebla negra?"

"No..."

"¿Algún pleito con los Kinkou?"

"Eso siempre... tiene que ver con Kayn..."

"Oh, sí, tu pupilo" 

"Noto cierto... desagrado..."

"No sé por qué ahora todos estáis rodeados de críos... Malzahar, Viktor, Nautilus... al menos Thresh no cayó en esa..."

"........"

"Pero cuéntame, ¿qué le ocurre?"

"Hubo cierto incidente y está en paradero desconocido... pedí ayuda a Viktor, pero aún no ha dado muchos resultados..."

"¿Viktor no te ha dado resultados?"

"........"

"Sabes... conozco a la persona indicada..."

"........"

"Me reuniré con Malzahar, y junto con Trixie nos iremos a Jonia, ¿de acuerdo?"

"........"

"¿Qué? ¿Qué ocurre?"

"Nada... gracias de todos modos..."

El Maestro de las Sombras se marchó, siendo que el yordle parecía sospechar algo referente a toda la desaparición del crío.

"Pero... creo que primero llamaré a Viktor..."

"........"

"Súbdito Número Uno... tráeme mi cetro y avisa a Trixie..."

"........"

El súbdito dejó caer tanto la bandeja como la taza que había encima de esta, frustrando nuevamente al Maestro del Mal.

La Sombra de ZedWhere stories live. Discover now