Vamos a la playa, no acepto un ¨no¨ como respuesta.
∧＿∧
（｡･ω･｡)つ━☆・*。
⊂ ノ ・゜
しーＪ °。+ * 。
❥ Relación homosexual y heterosexual.
❥ Los one-shot no se conectan entre si.
❥ Terminada.
❥ Escenarios cortos.
❥ Au humans y countryhumans.
❥ Venezuela =...
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Yumara suspiró enamorada, apoyando su mejilla en su mano y su codo sobre la mesa de la cafetería, su sonrisa parecía de una joven que fantaseaba con estar cerca al amor de su vida; sus mejillas se encontraban tibias, podría jurar que cerca de ella aparecían pequeños corazones animados como si estuviese en una caricatura. Su vista se encontraba clavaba en la figura de una mujer más alta que ella, el cual no la conocía pero que siempre era amable con ella cada vez que iba a entenderla.
Mary, el nombre de la chica que estaba observando, se fijo de la presencia ajena, con su mano la saludo y giró su cuerpo hasta donde estaba ella, aquello alarmó a la cubana.
—Mucho gusto señorita ¿Viene a pedir lo de siempre? —preguntó con una dulce sonrisa, desde hace meses atendía a la joven y sabía que esta siempre pedía una taza de chocolate caliente y nada más.
La cubana sintió como su corazón latía rápidamente al momento de ver a aquella gran figura parada frente a ella, al estar sentada hacía que se sintiera más pequeña de lo que ya era —Y-yo. —tartamudeó un poco, nerviosa ante la situación.
A la venezolana se le veía un poco confundida ante las reacciones de la menor —Umm, ¿Se encuentra bien señorita?
—¡Yumara! —gritó de manera nerviosa, ahora apretando con algo de fuerza el mantel del lugar.
Mary pestañeó dos veces ante el grito, pero volvió a colocar una pequeña sonrisa —¿Puedo ayudarle en algo, señorita Yumara?
La nombrada levantó su mirada, fijándose en la dulce mirada que le dedicaba, sintió como todo su cuerpo se volvía a colocar nervioso y por instinto se levantó temblorosamente de la mesa —Qui-quizás para otra ocasión. La venezolana apretó un poco sus labios, sintiéndose incomoda ante la rara situación, quería comentar algo para aliviar el ambiente puesto que se fijo de como varios clientes comenzaban a verlas y murmurar cosas que ella no podría escuchar del todo bien, separó sus labios, pero, al momento de hacerlo, escuchó a la cubana hablarle agitadamente —¡Tengo que irme! —se acercó rápidamente hacia la salida que no estaba muy lejos de ella, al momento de tocar la puerta giró nuevamente a donde estaba antes, tomó con un poco de fuerza los brazos de la venezolana y la bajo a su altura para besarle la mejilla, ni ella sabía porque había hecho eso tan apresuradamente, al instante supuso era alguna consecuencia de los nervios; Yumara soltó a la camarera y ambas se miraron directamente a los ojos, la cubana no pudo aguantar más el nerviosismo (sobre todo porque los demás les estaban viendo), así que se disculpó rápidamente y salió corriendo del lugar.
La venezolana no sabia como reaccionar ante la rara escena que protagonizó, sólo levantó lentamente su mano y tocó la mejilla donde aquella desconocida le había besado.
