Capítulo 3

196 22 10
                                    

POV ZEE

—Ya te dije que odio que trates a las personas así, Zee —me regañó Anna una vez que llegamos a la mansión.

—¿Qué querías que hiciera? Estaba ahí parada sin hacer nada —dije justificándome, poniendo el pote de helado que habíamos comprado arriba de la mesa.

—La pobre vendedora estaba sola, no podía hacer todo junto. Ya no se qué hacer contigo —dijo acercándose a mí y sirviendo el postre—. Hoy vi al niño más lindo desde que tú naciste —agregó.

—¿Y? —pregunté de mala gana.

—Estaba con su papá, era precioso. Se llama Thomas —habló sin hacer caso a lo que le había dicho.

Iba a seguir hablando pero el timbre sonó en toda la casa, rápidamente Anna fue a atender.

En esta gran mansión solo vivíamos los dos. Antes, cuando mis padres aún estaban aquí teníamos muchos empleados, pero cuando sucedió el accidente despedí a todos y solo nos qquedamos Anna y yo.

—¡Primito! —saludó Nattasit dándome un abrazo, pero rápidamente me aparté.

—Sabes que no me gustan los abrazos, Nat —reproché serio.

—Con esa cara de amargado pareces de cincuenta—dijo sacándome la lengua.

—Basta de discutir ustedes dos —nos regañó Anna entrando a la cocina con mis tíos detrás de ella.

—Hola Zee —me saludó tanto Anya como Kalep

—Hola —les dije, haciendo un asentimiento de cabeza saludando a ambos.

—Vamos a la sala, hay helado —avisó Anna cortando el incómodo silencio que se había instalado entre nosotros.

Kalep y Anya Panich eran mis tíos y Nattasit Uareksit Panich era su único hijo, en consecuencia mi primo.

Ellos eran la única familia viva que me quedaba. Kalep era el único hermano de mi padre. Cuando era pequeño, Nattasit y yo nos llevamos muy bien, le tenía un cariño muy profundo en ese momento, pero luego todo se terminó. Mi tío Kalep trataba de acercarse a mí, tanto como mi tía, pero yo simplemente no quería la lástima de ellos. Sabía que ellos también habían sufrido mucho por la pérdida de mis padres. Pero nadie estaba en mi lugar y no sabían cómo me sentía yo, solo Anna.

—¿Cómo va la empresa Zee? —me preguntó Anya.

—Muy bien, estamos por construir más hoteles —contesté con voz cansada.

—Me alegro que todo vaya bien —agregó y otro silencio se hizo presente en la sala.

Estuvimos así varios minutos, solo se escuchaba el ruido de las cucharas chocando con el recipiente en donde teníamos el helado. Mi primo Nat hablaba de la tendencia de moda en Nueva York con Anna, mi tío y mi tía charlaban de algo y yo estaba ahí sentado mirando a un punto fijo sin prestar atención a lo de mi alrededor. Sonó mi celular y largué un cansado suspiro al ver quien me llamaba; dejé el helado encima de la mesa y me retire hasta mi estudio.

—¿Qué quieres Alec ? —pregunté con voz inexpresiva.

—Hola Zeze, te extraño — dijo tratando que su voz sonara sensual.

—Yo no —corté tajante—. Dime para qué llamas y deja de molestar de una vez

—Yo sé que si me extrañas, cariño. Estoy en casa aburrido, completamente desnudo esperando por ti, quiero volver a sentirte Zee —dijo y la verdad me dio repugnancia. ¿Cómo había caído tan bajo para terminar acostándome con el?

Solo necesito a alguien como tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora