Capítulo 4

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POV Zee

Cuando llegué a mi casa sentí una sensación de libertad. No entendía bien que me pasaba hoy, ni tampoco quería descubrirlo por el bien de mi salud mental.

Me metí a la ducha y estuve bajo el agua caliente por bastante tiempo.

¿Estarían mis padres orgullosos por el que era hoy en día? La respuesta era fácil: estarían desilusionados. Ellos me habían enseñado muchísimas cosas y yo las dejé de lado. Actualmente, hacía todo al revés. Pero no podía ser de otra forma; todo el tiempo los recordaba y esforzaba mi mente para no olvidar ningún momento vivido junto a ellos. Me aferraba a lo único que me quedaba de ellos, el recuerdo.

Salí del baño más confuso que antes. Me cambié y me fui hasta la cocina donde seguro estaría Anna

—Qué guapo estas mi niño —halagó Anna una vez que llegué junto a ella—. ¿Sales hoy?

—Sí, junto a Josh—respondí sirviéndome un vaso de jugo.

Escuché un bufido detrás de mí.

—No me gusta ese muchacho —dijo mi nana.

—Solo vamos a salir —contesté restándole importancia.

—¿Y cuántos donceles y chicas vas a conquistar hoy? ¿Tres, cuatro?

—Anna… —advertí

—No Pruk, sabes que estoy en desacuerdo con eso. Cada vez que sales terminas con una pareja distinta. ¿Cuándo va a ser el día que solo estés con alguien de verdad? Enamórate, sé feliz mi niño

—Ya no puedo ser feliz, Anna —contesté ignorando su “enamórate de alguien”.

—¿Nunca pensaste en tener una familia? ¿Casarte? —enumeró.

—Sinceramente, no. – Mentí. Por supuesto que lo había imaginado, pero era tan cerrado que ese sueño lo veía cada vez más lejos.

—Ya tienes veintiocho años mi niño. No dejes a un lado las cosas lindas de la vida por no dejar ir a tus padres.

—¡Nunca los voy a dejar ir Anna! —Exclamé enfadado, agarré de un tirón mis cosas y me fui.

—¡Zee, amigo! —me saludó Josh cuando llegué al interior del boliche.

—Josh —respondí saludándolo y mirando a sus acompañantes.

El lugar estaba atestado de gente, era raro que siendo lunes estuviera tan lleno.

Las mujeres y donceles a nuestro alrededor no dejaban de mirarme. No sé como hacían para reconocer a los hombres millonarios rápidamente.

—Déjame presentártelos —dijo moviendo sus cejas, siguiendo mi mirada en ellos—. Ella es Jane y él Kent —nos presentó.

—Un gusto, —les dije inexpresivo mirándolos detenidamente. No tenían nada de raro, eran iguales atodos los  demás. Cabello rubio teñido, operaciones y ropa absurdamente corta que apenas tapaba lo necesario, con maquillaje hasta los pies y con unas sonrisas falsas en sus rostros.

Todos iguales, siempre iguales.

—El gusto es mío —me dijo la chica Tocando descaradamente mi pecho—. Soy Jane —se presentó dándome un beso en mi mejilla muy cerca de la comisura de mis labios.

—Y yo Kent —dijo el doncel casi restregandose conmigo

Esta era la vida que había elegido hace seis años. Si bien la empresa era mi principal ocupación y responsabilidad, los donceles, las mujeres y las salidas nocturnas entraban en el combo.

Solo necesito a alguien como tuHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin