Capítulo 14: Noa

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Noa aparece en medio de mi clase. Justo en medio de la clase de Tom. 

Es seguida por un par de personas de seguridad y deja en claro que no la autorizaron a ingresar al lugar. Mi salón de clases se voltea en la sorpresa de encontrarse con alguien allí. Mi hermanastra grita mi nombre al aula, a los cuatro vientos, como si no hubiera llamado la atención lo suficiente, como si media aula no se hubiera volteado ya. 

Me volteo yo también, mientras pienso qué demonios debería hacer: darle un puñetazo, o sacarla del salón con la excusa de que "charlaremos". Porque en el momento en que Noa llega a mi lado, con la peor de sus malas caras, y oliendo a cigarrillo, yo ya sé a qué viene. Lo sé, porque he deseado por meses que algo ocurra, y finalmente ha pasado. Finalmente Cameron, mi padre, tuvo las fuerzas suficientes para sacarla de casa. 

Y la maleta que lleva consigo me hace saberlo. 

Noa vive con mis padres desde que tengo uso de razón, se ha mudado un par de veces fuera, pero siempre regresa, con mil problemas económicos, y siempre preparada para complicarnos un poco más la vida. Ahora ha iniciado a fumar, cosa que a mi poco me importa, si no fuera porque los cigarrillos salen del sueldo de mi padre. Y digamos que lo que menos necesitaba mi padre es que una mujer ya mayorcita le robe dinero para su nuevo capricho. 

La última vez que la vi, fue cuando Gibson murió, y supe en el momento que ella quedó sola en la habitación de mis padres lo que estaba haciendo. 

Ahora, me alegra sobremanera verla tan furiosa como está. 

─¡Victoria! ─ grita una vez más mientras se acerca, casi como si yo fuera sorda y no la escuchara. 

Evalúo una vez más el puñetazo. Respiro hondo, y entonces el aroma llega a mis fosas nasales. No solo ha fumado. 

Mi hermanastra ha tenido el descaro de encontrarse también borracha a esta hora de la mañana, y ha venido a por mí en mi salón de clases. No se puede ser tan patética ni queriendo, pero ella lo es, y esto es real. Lo que me lleva a recordar que estoy rodeada de personas, entre ellas, mi profesor, que observa todo con el ceño fruncido. 

Tomo a la mujer de un brazo, e intento que mis uñas se aprieten contra su piel, tanto que ella voltea a verlo, pero yo ya estoy caminando a paso apurado hacia fuera del salón, repleta de vergüenza y furia. 

─¡Fuiste tú! ¡Eres la culpable de todo! Si mi padre no hubiera conocido a la imbécil de tu madre no se hubiera separado, mi madre no estaría muerta y yo-

─¿Y tú no tendrías que estarle robando a mi padre? Escucha, eres más grande que yo, ¿no tienes amigos a quién contarle estas cosas? 

─No vengo a contarte nada, niñata. Quiero que me entregues la llave de casa-

─De mi casa. Por lo que veo, ya no vives allí.

─¡ERES UNA-

─Baja la voz, Noa. ─digo, y nuevamente aprieto mis uñas, esta vez contra ese espacio sensible entre el cuello y los hombros. ─ Siento que tu madre esté muerta, pero mi padre no tiene nada que ver en eso. Siento que tu vida sea patética, pero te recomiendo que te vayas, antes de que hagas peor todo esto. 

─Victoria, dame la llave. 

─¿Por qué te daría yo algo?

─Porque sé que papá cometió un error al sacarme de la casa, así que lo mejor es que yo ya esté allí para cuando él llegue. Además, quizás tenga un poco de suerte y logre desquitarmela un poco con tu madre antes de que él llegue. 

─¿Que acabas de decir? No estás en lugar de amenazar a nadie, Noa. 

─¡Ya dame la puta llave! ─ ella se acerca y pretende forcejear conmigo, una llave que ella no sabe, pero no tengo. La empujo un poco más lejos de mí, y veo cómo su mano se transforma en un puño, casi que me preparo para el golpe, y para descargar otro en ella, pero entonces algo sucede, y ella para. 

Bad idea, right? | Tom HiddlestonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora