Enmu no peleaba. Él pensaba las cosas, planeaba todo cuidadosamente y luego actuaba de una manera impecable y controlada. Cuando Akaza se estrelló contra los vagones del tren y atravesó su cuerpo, otro grano de arena en los engranajes de su plan per...
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El corazón de Hakuji dio un vuelco antes de caer cuando sintió que Kyojuro entraba a la Finca de las Mariposas. Centrado como estaba en él, ya podía oler sangre fresca incluso desde un edificio de distancia y una ola de preocupación y protección lo invadió cuando el humano se acercó.
Lo sintió pasar primero por la oficina de Shinobu y hablaron por un rato antes de que comenzara a moverse nuevamente—esta vez hacia la enfermería donde Hakuji estaba reponiendo algunas cajas.
"¡Buenos días, Hakuji!" Exclamó el Pilar de la Llama mientras entraba a la habitación.
"Buenos días, Kyojuro," respondió al cálido saludo con una sonrisa, antes de que esta desapareciera de sus labios. "¿Estás lastimado?"
Kyojuro pareció desconcertado.
"¿Es tan obvio?"
"Lo puedo oler."
"¡Oh, debería haber sabido que podrías olerlo! Me cortaron un poco en mi última misión, pero no hay nada de qué preocuparse. Lo prometo, mira," añadió mientras Hakuji ponía cara de duda.
Se arremangó las manga de su brazo izquierdo, donde unas vendas envolvían su antebrazo. El rojo de su sangre salpicaba la tela en algunos lugares. Hakuji lo sujetó por la muñeca y la parte superior del brazo con suavidad para verlo más de cerca, frunciendo el ceño por la forma en que se había vendado la herida. No estaba mal, pero no era ideal.
"Muy descuidado," comentó.
Kyojuro sólo sonrió más y Hakuji se dio cuenta de que había extrañado ver eso. El cazador había estado ausente apenas tres días y ya estaba—
"Pensé que podrías ayudarme con eso," se rió. "¡Envolverlo con un solo brazo no fue fácil!"
"Seguramente podrías haberle pedido ayuda a alguien," señaló Hakuji mientras tiraba de él hacia una de las sillas disponibles en la habitación.
"Lo estoy haciendo ahora," se atrevió a responder y no tenía absolutamente nada que ver con cómo Hakuji se sentía como si se hubiera tragado las mariposas con las que a Kanao le gustaba sentarse en silencio.
Fue a buscar agua y otras cosas necesarias en lugar de pensar en eso, asegurándose de que sus manos estuvieran limpias antes de arrodillarse al lado de Kyojuro y comenzar a quitarle las vendas del brazo. Cuatro pequeños cortes estaban dividiendo la piel allí, sangrando levemente. Podía imaginar fácilmente la mano de un demonio haciendo ese tipo de daño. Sin embargo, Kyojuro era demasiado rápido para que los demonios inferiores pudieran sostener tal ataque. Un ataque sorpresa, tal vez. O habría estado protegiendo a alguien.
"¿Lo limpiaste?"
"Mmh."
"No parece que le hayas puesto nada."
"No tenía ungüento a mano."
"Bueno, deberías," le dijo mientras se ocupaba de la herida.
Estaba empezando a envolverlo nuevamente, esta vez correctamente, cuando Kyojuro comenzó a hablar.
