CAPÍTULO 2: "Almas en Barro"

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Capítulo 2:

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Una cabaña en el bosque, en un pantano apestoso, así fue como terminamos gracias a aquella mujer y las dos gemelas. Arioc dormía en una de las camas del cuarto de las niñas, ya satisfecho y alimentado, vestido con unas camisas blancas y pantalones negros. Aquella mujer me había vendado las heridas del hombro y mis raspadas rodillas de cuando caí cansada. Apenas me habían dado de comer un pan duro y un vaso de agua, aunque eso era un banquete para mí luego de toda el hambre que había pasado y lo más importante, ya no estaba desnuda.

Vestía un hermoso vestido verde y negro que hacía resaltar mis ojos y mi piel, mientras las gemelas habían peinado mi largo y enredado cabello oscuro, al igual que el cabello rojo de la pelirroja que apenas hablaba y quien vestía un vestido color blanco, cual resaltaba su figura con un hermoso corset negro azabache. Eran ropas antiguas diría que de cientos de años, pero muy bien cuidadas y hermosas.

Aquella mujer solo se dedicaba a hornear pan y sus hijas a jugar con viejas muñecas de trapo en el sucio, rechinante y frío piso de madera vieja.

¿Cómo habíamos llegado hasta ahí?

No teníamos ni idea de porque habíamos confiado en esa mujer, pero era eso o que aquellos tres hombres y esa mujer nos atraparan débiles y sin fuerzas de lucha, además de que Arioc fue el primero en quien confío en ella y caminó como un perro obediente.

El lugar apestaba a humedad, pero al menos el frío sereno de la primavera no nos estaba afectando y teníamos donde dormir, que comer y que vestir. Eso ya lo era todo en un momento así, donde tres personas con amnesia habían llegado a conocerse en un bosque tan grande, apenas sabiendo nuestros nombres; Arioc... el chico extraño al que me folle sin razón alguna y casi me mata al intentar comerme viva, Francella... la chica hermosa de cabellos de fuego cual Arioc conocía... y por último pero no menos importante... yo... Mal... una chica que apenas descubría mi nombre.

— ¿Hay algo que quieras preguntar? —La voz de esa mujer me sorprendió desde la cocina donde apenas había un horno de ladrillos y madera con la que hacer fuego —No tengan pena...

Francella volteó a ver a la mujer.

— ¿Donde esta Alma?

¡Y de nuevo con ese nombre! ¿Quién era ella?

—Oh... la reina... —La mujer hablo.

— ¿La reina? —Pregunte rápido.

—La reina... gracias a ella ustedes están aquí...

Francella y yo nos miramos algo raras, luego la volvimos a mirar a ella.

— ¿Que... nos trajo aquí?

—Oh si... —Ella sacó la bandeja de 12 panes del horno y la puso sobre la mesa quitándose unos guantes especiales para sujetar objetos calientes y luego se sacó el delantal lleno de polvos blancos que supongamos era harina, quedando con un vestido de bata Blanca.

Francella y yo permanecimos calladas esperando algún otro argumento, pero ella no decía nada.

— ¿Cuál es tu nombre? —Pregunte para volverla a hacer hablar.

—Oho... que mal educada soy... —Ella miró a las gemelas en el suelo y estas se levantaron parándose a sus lados —Mi nombre es Greta... y ellas son Famice... —Señalo a una alzando su mentón hacia nosotras —Y esta... —Dijo haciendo lo mismo con la otra —Es Maléfica... —Soltó su mentón y sus manos se pusieron en sus hombros antes de mirarnos —Un Ángel y un Demonio, ambas con más de miles de años...

ARIOC "Un secreto de Sangre" (Secuela de Alma)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora