capítulo dieciséis

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Abrí la boca, para después arrepentirme, una bola, literalmente, una bola enorme de lodo con ojos se aproximaba, di mi mejor sonrisa, por más que quería vomitar, en serio era lo peor que había olido en mi vida.

—B—Bienvenido a nuestras aguas termales, venga, por aquí. —Sonreí amablemente. —Es un placer atenderlo.

Cuando me iba a ir, este extendió la mano, y dejó caer 6 monedas de oro, con lodo. Me dio un escalofrío tan grande, que sentí como mi vista estaba nublándose, todos corrían a esconderse, pero el grito de Yubaba me trajo a la realidad de nuevo.

—¡Abran puertas y ventanas, todo!

Le abrí la puerta al espíritu, y rápidamente se metió al agua, al ver que no pasaba nada, me miró, y señaló las sales de baño.

—¿Quieres más?—Este asintió. —¡Quiere más!

Estaba sucia, llena de tierra, lodo, y no sé que más cosas. Comencé a tocar las paredes en busca de la puerta, cuando la encontré, claro, después de darme un portazo en la cara, agarré otras de las sales, y la encrusté en una tira, jalé para arriba. 

Caminé hasta donde estaba la otra tira que conectaba a la bañera, para volver a llenarla. El espíritu me veía con pena, a lo que yo negué.

—No te preocupes, yo también estoy sucia. —Me encogí de hombros. —Así que estamos iguales.

Este sonrió, aunque gracias a eso, me llegó un horrible olor, me tapé la boca, y jalé.

Grave error, me volví a caer, quedándome atrapada en toda la suciedad.

Me costaba respirar, me costaba ver, sentía que estaba siendo ahogada, y gracias a eso, toda mi vida pasó por mis ojos, mi trabajo, mi apartamento, mi empleo.

Soy ____, no soy Sen.

Sentí que ya quedaba poco aire, así que cerré los ojos, esperando mi lecho de muerte. Pero luego, sentí como alguien me jalaba hasta arriba, así que después de parpadear, y botar agua por la boca, vi que era el espíritu, ayudándome.

Con una mano, quise jalar algo, como una espina que tenía, tenía algo incrustado. Curiosa, lo vi, era algo extraño, así que cuando salí lo primero que hice fue informar esto a Lin.

—Tiene algo incrustrado, tenemos que ayudarlo. —Exclamé señalando. —Creo que le duele. 

Cuando comencé a jalar, vi a Yubaba que bajaba rápidamente, me empujó hacia atrás haciendo que me ensucie, la miré mal reclamándole. 

—No es un espíritu malolienta, toma, jala esta cuerda. —Asentí, enredándola, y comencé a jalar, todos comenzaron a jalar, hasta que salió una bicicleta.—¡Lo sabía , tiren, tiren más!

Tiré con todas mis fuerzas, hasta que encontré una cuerda, la jalé, y comenzó a salir toda la basura comenzó a salir, hasta que quedó el agua blanca, blanca y cristalina. 

Una ola me enredó, y me cubrió, pero podía respirar, abrí los ojos impresionada mirando a mi alrededor, impresionada, una voz a mi alrededor me susurró:

<<Bien hecho, toma>>

El agua se fue dejándome mojada tirada en el suelo, guardé la hoja en mi bolsillo rápidamente viendo como todos estaban en silencio hasta que escuchamos como soltaba carcajadas, y un enorme dragón transparente, salía volando. Nos quedamos todos perplejos, quietos, estaban tan sorprendidos como yo.

Escuché gritos de alegría, alcé la mirada y eran espíritus con abanicos, sonriendo, y riendo.

Me contagié de su sonrisa, y miré emocionada a Lin.

—¡Sen, muchas gracias, somos ricos! —Me sorprendí por el abrazo de Yubaba, así que enarqué una ceja.—Digo, sí.

—¿Estás amorosa conmigo? —Exclamé, y esta recompuso su postura, así que reí después de ver su pequeña sonrisa.—No es nada, es un placer.

Fuimos a nuestros cuartos después de bañarnos, yo solamente estaba mirando el óceano junto con la nota de diario que según yo había escrito, estaba preocupada, no sabía nada de Haku ya desde hacía días, solamente me había dicho suerte y ya, pero nada más, la preocupación que tenía no era normal. 

—Toma. —Me sobresalté, y vi que Jin tenía un pan, así que agradecí y comencé a comer.—¿Qué tienes? Hace horas que estás así.

Se sentó a mi lado comiendo tranquilamente, yo estaba mirando mis pies. 

—No se nada de Haku...—Mi voz salió rasposa. —Estoy preocupada.

Ella sonrió, rodando los ojos restándole importancia, lo sé porque vi como se encogió de hombros. 

—¿Otra vez? Él es así, desaparece, dicen que Yubaba lo obliga a hacer cosas malas.

Volteé rápidamente a su dirección, preocupada.

—¿Qué cosas? 

No me respondió, en vez de eso sonó un tren, las dos miramos hacia allá, y vimos como todo estaba inundado.

—Es como...un río. —Exclamé fascinada.—Un mini óceano, ¿no crees?

—¿Qué esperabas? Llovió muchísimo. —Se paró.—Iré por más comida, ¿quieres? —La vi negando, ella se encogió de hombros. —Más para mi entonces.

Cerró la puerta, aproveché para sacar la nota, entonces, comencé a leer, pero apenas comencé a hacerlo fruncí el ceño, ¿cómo que feminicidios, violaciones? ¿Guerrillas? Por Dios, ¿todo eso en un mes? Que desgracia, 

¿Ese era el mundo real, son puras desgracias?

Tiempo [Haku y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora