capítulo diecisiete

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Arrugué la nota y la tiré al río, viendo como se deshacía y se hacía nada, me dejé caer por la pared, confundida, ya no sabía que es lo que quería con mi vida, estaba confundida. No tenía a nadie en realidad quien me estuviera esperando de todos modos, así que nadie me iba a extrañar si me desaparecía. 

¿Entonces, me quedo?

Había una especie de bolita a lado mío, me acordé que también había venido con lo que el espíruto me había dado, así que la inspeccioné, la tomé entre mis manos, la olí, pero no tenía olor realmente, la llevé a mi boca masticándola pero siento que casi me muero comiéndola, sabía horrible, la escupí. 

Caminé unos pasos hacia el balcón, suspirando, miré un montón de tierra que estaba a mi lado, formándose hasta quedar a lado mío.

—Hola Gao. —Saludé, y escuché su risa. —¿Eres Gao, no?

Este sonrió haciendo su cabello a un lado, colocándose a lado mío.

—El mismo. —Sus ojos azules me miraban ansioso, a lo que yo rodeé los ojos.—¿Cómo te fue, encontraste algo? Todos hablan emocionados que son millonarios

—Lo sé, yo estuve ahí, al parecer el cliente oloroso fue un cliente bastante bondadoso. —Hice comillas en la última palabra. —Así que si, todos están contentos. 

Este se sentó en el barandal de la ventana, mirando como la lluvia había inundado todo.

—Tienes suerte entonces que Yubaba esté de buen humor, tal vez te deje ir más fácil. 

Cuando dijo eso me quedé callada, así que quise cambiar rápidamente de tema. 

—¿Has sabido algo de Haku? —Pregunté un poco ansiosa, este negó y me pasé las manos por el rostro ya bastante asustada. —Me voy a morir de los nervios Gao. 

Gao con un movimiento hizo que el agua flotase, lo miré extrañada, y no sé como pero obtuvo el papel que tiré hace como diez minutos, y lo leyó en paz, me sentí expuesta, y de nuevo, lo arrojó. 

—¿Entonces, que harás, te vas a quedar, o vas a volver, Sen? —Me preguntó cruzándose de brazos, parecía que le divertía tortutarme. 

—____, soy ____. —Recalqué, para después encogerme de hombros, mirando al suelo.—Y no sé, no me presiones Gao, estoy de los nervios últimamente. 

Confesé, me senté en la cama para después tirarme boca abajo, cerrando los ojos tratando de relajarme, quería por lo menos pensar con la cabeza fría.

Gao rompió el silencio diciendo eso, alcé la cabeza curiosa, mirándolo para que siguiera.

—En realidad, no estaría seguro si sabremos de Haku en un tiempo, él siempre desaparece, y vuelve a saber de él, es complicado, nunca lo pude entender por más que fuimos mejores amigos.—Apretó la mandíbula, estaba enojado, se lo veía muy enojado.—Yo me enamoré de Chihiro, y yo fui la que la ayudó a salir, Haku nunca sintió nada por ella.

Me sorprendí, ¿entonces, por qué me hablaban de Chihiro como si hubiera sido algún interés de Haku? Eso no lo podía entender.

—Yubaba me hizo quedarme en su torre cuando Chihiro necesitaba ayuda, así que le pedí de favor a Haku que la ayudara, él, como siempre, quiso seguir las reglas de Yubaba.

—¿Y entonces? —Me senté, yendo hacia él, sentándome a su lado. —¿Qué quieres decir?

—Entregué mi libertad a Yudaba, con tal que Haku la ayudara, y ahora tengo que cuidar los recuerdos de las personas que entran aquí, borrándolas completamente. 

Me sorprendí, eso tenía bastante sentido, pero entonces, ¿por qué me había mentido?

—¿Entonces por qué me mentiste diciendo que vivía en una eterna simulación?

Pregunté, la verdad un poco ofendida, le había creído, supongo que es porque estoy sola aquí.

—Estaba haciendo mi trabajo, pero ahora que eres mi primera amiga, te puedo confíar esto, quiero ayudar a Haku, le salvó la vida a quien amaba.

Sonreí enternecida, se lo veía triste, y solo, me mordí el labio inferior, y después de pensarlo unos segundos, me atreví a abrazarlo, no podía sentir su corazón, es como si no existiera, ¿estaba abrazando a un muerto? Probablemente, pero ese muerto, me había demostrado más humanidad que personas que conocí en mi otra vida.

—No te preocupes, los dos estamos en busca de libertad, solamente que por motivos diferentes, y eso es lo que nos une para encontrar la salida de aquí. —Dije, sonriendo, reconfortándolo.—Así que no te sientas mal, solamente estabas haciendo tu trabajo.

Lin entró con más panes despidiéndose de la gente quien estaba animada, estaba masticando animadamente, Gao al ver eso, se hizo tierra y salió volando no sin antes despedirse de mi, vi como la tierra se desvanecía, impresionada salí hasta el balcón, eso todavía me dejaba impresionada.

—¿Sen, qué haces? Vamos a dormir.

Tiempo [Haku y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora