capitulo

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SHAK

1 DÍA antes

TERMINO DE ATARME las botas y me dirijo a la escotilla para echarle un vistazo al planeta que será mi nuevo hogar, si es que tengo éxito en esta misión. La Tierra.

—Mataría por estar en tu lugar, viejo—dice Ezosish, que se acerca tras de mí y me da una palmada en la espalda—. Vaya que tienes suerte.

Me vuelvo hacia Ezo, mi compañero de cuartel quien, a diferencia de mí, aún conserva las escamas en el cuerpo junto a una frente demasiado prominente como para hacerse pasar por humano. Ten- drá que soportar algunas sesiones más de tratamiento antes de poder acompañarme a la Tierra.

Mi padre me alistó al programa temprano y, a di- ferencia de muchos, mi cuerpo no rechazó los tratamientos. Debemos lucir como humanos para poder andar entre ellos. La discreción es la primera regla, por lo que, a excepción de los pocos elegidos, nadie sabe de nuestra presencia en la Tierra ni conocen nuestro verdadero propósito.

—Dentro de muy poco tiempo estarás listo —le digo a Ezo y le sujeto el antebrazo. Se le iluminan los ojos, que son de un azul cegador característico de su especie. Pertenece a uno de los rangos bajos de la clase militar.

No fuimos la primera elección para esta misión. Muchos de los rangos superiores murieron en los primeros intentos por combinar ADN humano con el de los Draci. Algunas veces es más arte que ciencia. Aún no saben por qué la transformación ocurre en algunos casos y en otros no.

Sin importar la razón, los reemplazables como Ezo y yo debemos tomar el mando y salvar a nuestra raza.

—Piensa en todas las cosas que verás—dice Ezo con entusiasmo. ¡Los primitivos aún se desplazan sobre ruedas! Prométeme que conducirás uno de esos vehículos. ¡Y toda esa comida! Quizás puedas resolver el misterio del por qué todos los humanos se reúnen para ver a un número pequeño de personas correr detrás de un balón y gritarles. ¿Es un ritual o algo que hacen para equilibrar sus hormonas? ¿Lo hacen porque...?

Lo fulmino con la mirada e interrumpo. -No voy a ese planeta solo porque tenga curiosidad, Ezo. Lo hago para honrar el nombre de mi familia.

-¿Te refieres a la familia que por ser un bastardo te abandonó en los depósitos de chatarra de Ogrocu cuando no eras más que un niño?-me pregunta y me devuelve la mirada.

Desenvaino mi guadaña azul brillante que llevo en la cintura y se la coloco a Ezo en la garganta.
-No vuelvas a hablar así de mi familia. Mi padre es el rey Thraxcruhxas. Asumo esta misión para honrar su nombre y la sangre que me corre por las venas.

-Bien, bien, no me arranques la piel -dice levantando las manos todavía temblorosas.

Luego de un rato, tras ver sinceridad en sus ojos, le retiro el arma del cuello. Sé que dice la verdad. Ezo es un buen amigo, pero he soportado demasiados insultos a lo largo de mi vida. Pasé de los depósitos de chatarra de Ogrocu a los pozos mi- neros, y de allí a las cuadrillas de construcción de las naves de rescate, las cuales me sacaron de mi terrible agonía. Y ahora por fin tengo la oportunidad de ascender a la estación que debió ser mía desde el día en que nací. Cuando lo logre y sea el primero en tener éxito, mi padre por fin podrá reconocerme como su hijo.

Exhalo con fuerza mientras me alejo de Ezo y observo mi nuevo rostro en el caparazón sin poder reconocerme. Soy yo, pero no soy yo. Me paso las manos por el suave rostro extraterrestre. Donde antes había escamas, la piel ahora es tersa. Es inútil. El enemigo podría hacerme sangrar nada más que con un puñetazo. Con los dedos, que antes estaban unidos por membranas, me toco la nariz, que es el equivalente humano de un hocico, hasta bajar a los labios carnosos y suaves que antes eran delgados y duros. Y en la espalda ya no tengo alas.

Mi Obsesion extraterrestre +21. (Extraterrestres Darci 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora