Capitulo XXVIII

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"Sospechas y
más sospechas."

Merlina caminaba en la penumbra de la noche, tenía prisa en ir a su destino, pues de ser cierto, habían intrusos en su vivienda, pero era consciente de que alguien la seguía y que no eran los policías, a esos ya los había perdido hace un rato, por eso mismo, estaba llevando a esa persona a un lugar apartado, primero le sacaría la información de quién es, para quién trabaja y luego lo asesinaría. Después de un par de cuadras de caminata decidió subir en su automóvil y atraer a quien sea que la vigilaba a un almacén viejo y oscuro, sabía que dentro no había nadie, ya que, esa era una propiedad de ella y la mantenía constantemente vigilada.

Bajó lo más rápido que pudo de su vehículo, dejó la luz y el motor prendidos simulando que seguía dentro, ya que, usaría a favor el hecho de que no se vería el interior porque el vidrio es polarizado, subió sigilosamente hasta tener vista panorámica y en caso de ser necesario, un rápido ataque contra su o sus perseguidores, así que, se escondió y esperó con paciencia, teniendo lista su arma con silenciador para disparar.

Vió pasar a dos hombres que por el olor eran Alfas, se mantuvo alerta para percibir si había otra persona, al no escuchar nada decidió saber que hacían, observó como sacaron dos pistolas, al ser experta en armas y también fabricarlas, notó que eran de las que tenían munición tranquilizante. Sea quien sea, no querían asesinarla, sino llevarla a otro sitio, ambos caminaron hacia la parte delantera del carro con sigilo, muy cuidadosos de no ser vistos y apuntaron a la puerta, decidió apretar el botón para que esta se abriese. En ese momento los dos hombres dispararon y ella aprovechó para darle al más lejano un tiro certero en la cien, eso asustó al otro Alfa quien se hizo hacía atrás, totalmente desconcertado; ella aprovechó la situación para disparar a la mano con la que sujetaba el arma, para acto seguido dispararle en la rodilla derribando al Alfa en el suelo.

El sujeto gritó de dolor y a su vez de pánico, su compañero había sido abatido en menos de un minuto y ahora se encontraba desarmado, con su mano fuerte inhabilitada y sin posibilidad de huir pues su pierna estaba herida con probabilidad de que nunca le vuelva a funcionar bien, todo esto mientras veía como una persona caminaba lentamente en su dirección bajo la oscuridad de la noche, no fue hasta que llegó a la poca luz que emanaba la luna cuando por fin vió a la mujer, que se supone debería llevar hasta el punto de encuentro. Avanzando a paso firme hasta él con la mirada más aterradora que hubiera visto jamás, se sentía como la presa de un depredador, listo para ser devorado.

—Vaya osadía de tu parte intentar secuestrarme. No tolero ninguna falta de respeto hacia mi persona. -habló con tranquilidad pero haciendo uso de su voz de Alfa, después de todo debía infundir miedo en el hombre, aunque por su expresión de terror desde que cayó al suelo, era obvio que lo había logrado, solo que le divertía asustarlo aún más- Así que, puede que te deje vivir, solo si dices quién te envió y para qué.

El sujeto palideció aún más, su jefe era aterrador y lo torturaría brutalmente si llega a enterarse de que lo delató, aunque prefería ser torturado a pasar por eso y luego ser asesinado, pretendía dar la información que la mujer quería y que ella lo dejara vivir, después regresar y decir que quien dió la información fue su difunto compañero.

—¿Vas a hablar o debo empezar a desmembrarte? -cuestionó amenazante, sacando un cuchillo oculto en su bota, acercándolo al rostro del otro-

—¡No, no, no! ¡Hablaré, hablaré! -gritó totalmente nervioso y aterrorizado, después de todo le había incrustado la punta del cuchillo, haciéndole sentir dolor-

Merlina se encargó de sacar toda la información siendo lo más precisa, eficaz y veloz que pudo, el hombre declaró que trabajaba para la gente que traficaba con infantes, no conocía el nombre de nadie importante en la organización, solo sabía que fue enviado para llevarla a su primer reunión con los de la trata de menores, decía que eso era lo común y no pretendían hacerle daño, además, aseguraba no conocer el nombre de su jefe, solo su apodo como "El Jefe" nadie conocía su verdadero rostro o nombre. Sabía que era cierto lo que decía porque lo hirió de las maneras más brutales pero sin matarlo, incluso llegó al punto de suplicar por su muerte pero mantenía su postura de no saber nada acerca de su líder.

Justicia - WenclairWhere stories live. Discover now