57, Razvan

6.2K 434 38
                                    


Mí hermosa novia estaba desnuda frente a mí, sumisa ante nosotros.

Mí Lacey, mí amor, mí cielo... mí vida...mí locura más grande.

Siempre me consideré apático con la vida, soy tímido y sensible a veces pero en lo general no encuentro emoción alguna en la vida además de ella. Lacey llegó a mí vida para hacerme perder la cabeza, para enamorarme más allá de los límites establecidos. Estoy tan loco por ella que no me importa tomarla frente a mís hermanos.

Nuestro vínculo es enfermo, lo sé. Hay tanta intimidad y secretos entre nosotros que un psicólogo se haría rico si fuéramos con él. 

Siento vergüenza ni incomodidad desnudarme ante mis hermanos, ni follarla frente a ellos. No me molesta compartir a Lacey porque estar con ella es bendito Eden y quiero que otros también lo disfruten.

Lacey, mí mayor locura, eataria desquiciado sin ella. Mí hermosa novia no tiene idea de que tan mal de la cabeza estoy, estamos porque no soy el único, de saberlo seguramente saldría corriendo pero... ¿Que puedo hacer? Estoy tan enamorado de ella que en duele el corazón. Solo pienso en besarla y castigarla, la quiero conmigo todos los días, mí autocontrol tiembla frente a ella y me da miedo a perderla.

—  Lacey... —  Murmuré mientras me quitaba la ropa del torso y me quedaba solo en pantalones. —  te ves hermosa así.

Besaré y lamere cada parte de su cuerpo, no puedo dejarla ir sin haber grabado toda mí esencia en ella.

Lacey es mí mujer, mí chica, mí compañera y la quiero de por vida. La necesito como el aire, mí corazón duele de tanto que la amo y temo decírselo porque podría espantarla ¿A quien no le daría miedo saber que has vuelto completamente loco a un chico con problemas psicológicos y que además es muy bueno matando personas?

— ¿Rubí o esmeraldas?— Preguntó Reese acercandose a la vitrina.

— Mmm  ¿Robin?— Lo llamé y él me miró.— Creo que no te dejamos tiempo con nuestra novia aún, como compensa ¿Por qué no eliges tu las joyas? Confiamos en tus gustos.

— Yo no.— Escuché que dijo Lacey y al parecer no fui solo yo.

— Amo esto.— Escuché que dijo Robin y luego fue directo a la vitrina.

— Lacey.— Dijo Reese.— has vuelto a desobedecer.

— Perdón, señor.

— Esto es lo que haremos, pensábamos en hacer algo antes de que lleguemos a este punto pero creo que ese castigo es necesario.— Dijo Roderick.— Así que vamos  a castigarte y si recibes de buena gana y no te quejas, tendrás una recompensa de lo contrario... solo alargaras el castigo.

— ¿Que regalo, señor?— Preguntó emocionada.— perdón...

— está bien, tu regalo serán joyas y mimos.— Reese le besó su frente.— Te gustarán.

Claro que no le dijimos que las joyas son abrazaderas para sus bellos pezones,  ya le tomará el gusto.

— Esas braguitas... lastimosamente debes quitartelas y darmelas.

Lacey lo miró dudosa pero luego se las quitó y se las entregó sin rechistar, Reese las tomó y las olió para luego guardarlas en su bolsillo. Luego la ayudó a colocarse en el banco de azotes, tenía que acostarse por completo y luego le pondrá unos grilletes forradas de cuero suave para no lastimarla, quedando perfectamente en una posición de cuatro patas.

Mi Problema con las "R" (Temporada Finalizada)Where stories live. Discover now