CAPÍTULO 43

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SARA

Domingo, 14 de enero, 11:05

—¿Estás despierto? —susurré al sentir los dedos de Lucas recorriendo mi estómago despacio.

Pegó su pecho aún más a mi espalda y entonces lo sentí.

«Estás despierto, sí».

—Buenos días... —murmuró dejando pequeños besos sobre mi hombro.

Oír su voz ronca de recién despertado me puso la piel de gallina.

Me aferré a su brazo y me eché hacía atrás buscando más contacto.

—Ya estamos despiertos —empecé a decir—. Me prometiste...

Soltó una suave carcajada en mi oído.

—Pequeña, eso ya te lo cumplí las dos últimas veces.

Me empapé con solo recordarlo. Me quedé profundamente dormida después de que lo hiciéramos por primera vez, pero me desperté un par de horas después y lo repetimos. Lucas me dejó estar arriba hasta el final esa vez.

Ahora que lo había probado no podía parar. No podía. Ni quería.

—No me hagas rogarte y dame los buenos días bien —murmuré pegando más mi culo a su ya notable dureza—. Tú también quieres...

Lucas dejó un suave beso sobre mi cuello y sentí cómo se apartaba de mí, lo justo para alcanzar un preservativo.

Apenas veinte segundos después lo tenía otra vez pegado a mi espalda.

—Pequeña —murmuró aferrándose a mi cuerpo y frotándose entre mis pliegues—. Me voy a volver adicto a estar dentro de ti...

«Joder... ¡Sí!».

Movió su agarre de mi estómago a mis pechos. Me estaba torturando. Jugando con sus movimientos, frotándose entre mis piernas sin llegar a enterrarse dentro.

—Métemela —le pedí desesperada—. No aguanto más...

—Shh... —trazó suaves caricias con las yemas de los dedos sobre uno de mis pezones—. No tenemos prisa...

Le agarré de la muñeca completamente desquiciada.

—Sí —gimoteé—. Métemela. Te necesito.

—Pero me gusta lo que estamos haciendo —jadeó en mi oído—. Me resbalas...

«Joder...».

A él podía estar gustándole mucho estar restregándose contra mis pliegues, pero a mí no. A mí me estaba torturando.

Me eché hacia atrás buscando el ángulo correcto, y gemí de alivio cuando su miembro se deslizó un par de centímetros en mi interior. Aunque Lucas me agarró fuerte de la cintura impidiendo que me la metiera entera.

—¡No me tortures más! —chillé—. ¡Ya he aguantado mucho esperando esto! ¡Te quiero dentro de mí ahora! ¡Y me lo vas a cumplir!

Fue soltarle eso, y que él se enterrara dentro de mí de golpe. De sopetón. Hasta el fondo.

La rápida embestida me dejó sin aliento y me provocó un escalofrío por todo el cuerpo.

—No hace falta que te pongas así —empezó a moverse con lentitud dentro y fuera de mí—. No ves que voy a cumplir todas y cada una de las cosas que me pidas...

«Mierda...».

Gemí de auténtico placer y se me pusieron los ojos en blanco.

—¿Te gusta? —jadeó en mi oído.

Desde Siempre Fuimos [+18]Where stories live. Discover now