Deseo (1) ✔️

66| Regalo

66| Regalo

|Alexa

—Hola, Alex.

Ashton entró a la habitación con un enorme ramo de rosas rojas y una cajita de chocolates.

—¿Qué mierda haces aquí?—Christopher se levantó de la silla para caminar hacía él.

—Vine a ver a Alex.

—Pues ella no quiere verte.

Ambos estaban frente a frente con chispas saltando entre ellos, la tensión entre aquellos hombres se sentía en el aire.

—Oigan...

—Eso que lo diga ella ¿no crees? Pero aquí la pregunta es, ¿qué haces tú aquí? ¿No deberías estar cuidando a tu hermanita?

—Te prohíbo que hables de mi hermana.

—Oigan...

—Pues entonces lárgate, ¿no ves que estás estorbando, Moldovan?

—¿Yo? Quien es el imbécil que trajo flores y chocolates baratos.

—Oigan...

—¿Baratos? Estos chocolates cuentan más que tu casa. Alexa merece lo mejor, cosa que tú no le das—Ashton señaló el helado entre mis manos.

—¡Ja! Se nota que no la conoces, ella ama esa mierda de helado, es su favorito.

—Oigan...

—¿Cuándo te piensas ir? Necesito hablar con Alex, a solas.

—Lo que tengas que hablar con mi novia lo harás frente a mí.

—Oig... ¿Tu novia?—Mi rostro se coloreó al escucharlo decir eso ¿Soy su novia?

¡Soy la novia de Christopher!

—¿Novia?—Ashton nos vio para luego comenzar a reír—eres muy gracioso, Moldovan, ¿esa y cuantas mentiras dices al día?

—Sigue riendo James, dejarás de hacerlo cuando te saque los dientes.

—¿Tú y cuantos más Moldovan?

Ambos chicos pegaron sus pechos retándose el uno al otro.

—¡Ya basta! Estamos en un hospital, no en un ring de boxeo—les dije a los dos hombres que estaban a punto de matarse.

—Alexa, preciosa, es él el que me saca de mis casillas—Ashton se acercó a mí hasta quedar al lado de mi cama.

—Vuelves a decirle preciosa y te saco los pulmones—Christopher le dió un empujón apartándolo.

—De verdad, Christopher deja de insultar a Ashton y Ashton deja de provocar a Christopher. Parecen dos niños peleando por un juguete.

—Haré lo que pidas, Alex, por cierto me alegro de verte recuperada—él me tendió los regalos que traía—hermosas y bellas rosas para una bella y hermosa mujer.

—Gracias—recibí los regalos ignorando el gruñido de Christopher, ¿acaso se creé perro?

—Que lástima que tengas que tirar los chocolates.

—Christopher no comiences.

—No comienzo, esos chocolates tienen maní—él señaló el empaque y si, efectivamente eran chocolates con maní.

—Oh—dije—no importa, gracias Ashton.

Ashton estaba con su rostro rojo, no se si de rabia, vergüenza o qué, pero parecía un tomate.