Félicité's Crimes

2. An incident

Los dos nos quedamos viendo directamente a los ojos sin decir ninguna palabra, me removí incómodamente en mi lugar. Y el fue el primero en romper el silencio.

-Oye, ¿pero si te gusta?- dijo con una pequeña sonrisa.

-¿Si me gusta que?- dije impaciente.

-Que te la metan.- dijo con una sonrisa mas grande que la fregada.

Si no fuera esta la situación su sonrisa me tendría de rodillas rogándole que me hiciera lo que decía mi pijama. Me le quede viendo perpleja por lo que había dicho, pero no iba lograr que me sintiera intimidada, así que respondí:

-Si ¿y?- dije con una sonrisa mucho mas grande.

-No nada, solo preguntaba. Aunque es muy obvio por lo que dice tu camisa.- dijo alzando los hombros restándole importancia.

-Si bueno, quería pedirte perdón señor, por interrumpir su preciada privacidad.- dije sarcásticamente.

-¿Señor?, ¿cuántos años cree que tengo?-dijo poniéndose una mano en el pecho.

-No lo se, ¿30 quizás? O ¿35? Es difícil decidir.- dije apoyándome en el marco de la puerta.

-Para tu información tengo 28 años, señorita Alaska.-

-Oh bueno, me importaría si le hubiera preguntado señorito Carlos.- dije y cerré la puerta de un portazo y poniéndole seguro.

Al cerrar la puerta se escucho una maldición casi en susurro, !JA! Que tonto si pensó que no lo había escuchado. Me dirigí a mi baúl y saqué uno de mis vinilos, lo bueno de esta habitación es que tenia un tocadiscos precioso que debía de costar lo que costaba mi casa.

Lo coloque con mucha delicadeza y baje el brazo de trono para que empezara a reproducirse. Empezó a sonar mi canción favorita: "The passenger" de Iggy Pop. Siempre que escucho esta canción no me puedo controlar así que le subí todo el volume. Para esto ya eran las 11 de la noche y a ¿mi? Me importaba un carajo si la gente ya dormía, yo había pagado por esto...bueno mas bien mi abuela, pero eso no importaba aquí. Empece a bailar por todo mi habitación, libre y salvajemente. Por esto amaba la música, si tu me hubieras preguntado que quisiera hacer de mi puta vida, sin duda te diría la música, le dedicaría toda mi vida a la música hasta que de mi último aliento. Estaba metida en mi danza agresiva cuando alguien toco la puerta.

Me acerque y abrí la puerta sin pensarlo, se que de pequeños nos decían "no le abras la puerta a ningún desconocido" y recordé a mi papá decirme eso, pero como el ya no esta me lo pase por donde no da el sol. Y ahí se encontraba el hombre de la tarde; Carlos.

-¿Podrías bajarle el volume? Hay gente que intenta dormir.- dijo algo molesto.

-Oh, si claro. Discúlpame.- dije fingiendo remordimiento.

Parecía sorprendido al escuchar que estaba de acuerdo con su petición.

-Oh...muchas gracias entonces, buenas noches.- dijo algo ¿nervioso?

-Si claro, adios.- dije cerrándole la puerta en la cara.

Volví a mi habitación, me acerque al tocadiscos agarrando la palanquita para bajarle el volumen, cuando me pregunte, ¿desde cuándo yo le hago caso a las personas? Entonces como ya no se podía subir mas el volumen, tome mi cepillo y lo use como micrófono para empezar a cantar, o mas bien gritar. No pasaron ni dos minutos cuando tocaron la puerta nuevamente. Me acerque bailando hacia ella y la abrí.

-Pensé que le ibas a bajar el volumen.- dijo sin ocultar su enojo.

Lo siguiente qué pasó ni yo lo pensé pero lo agarre del brazo y lo metí en mi departamento comenzando a bailar.

-Que.mierda.te.pasa.- dijo viéndome como si estuviera loca por segunda vez.

-Bailar, duh.- dije agarrándolo de los dos brazos y moviéndolos al ritmo de la canción.

El parecía estar apunto de matarme, pero al final cedió y empezó a bailar, muy mal y desanimado pero lo hizo. Pensé que seguiría bailando así, pero se empezó a soltar poco a poco que agarro un utensilio de cocina e igual lo uso como micrófono. Yo seguía bailando en mi propio mundo, pero lo que yo no sabia es que el dejo de bailar para mírame. Estaba arriba de la pequeña mesa de centro cuando volteó y lo encuentro mirándome muy raro, intenso ¿saben?

-¿Qué?- dije preocupada.

-Nada.- dijo y rio para si mismo.

Yo me le quede mirando, no por que me encantaba su pelo desordenado ni sus ojos, si no por que se vio muy raro haciendo eso.

-Bueno compañero, creo que ya es hora de que te deje en paz.- dije con la respiración alterada de tanto bailar.

El pareció algo decepcionado, pero se compuso en un segundo.

-Si, creo que ya es hora.- dijo acercándose a la puerta. Le abrí la puerta invitándolo a retirase, el pareció ofendido, claramente por que lo estaba corriendo de una forma muy respetuosa. El salió dirigiéndose a su departamento que estaba a lado cuando volteó una ultima vez.

-Tu no eres tan molesta como pensé.- dijo sonriendo.

-Y tu no eres tan enojon como pensé.- dije con una sonrisa algo coqueta.

-Buenas noches Alaska, descansa.- dijo abriendo su puerta.

-Buenas noche Carlos.- dije casi en un susurro.

Cerró su puerta y yo la mía. Me fui a mi habitación y me aventé a la cama con una sonrisa de enamorada...¡ESPEREN!, No, no puede estar pasando esto no puede volver a ocurrir no vine a hacer amigos, vine a matar a alguien. No te distraigas Fèlicitè. Me caía bien el muchacho pero si me encariñaba el estaría en muchos problemas. A partir de ahora lo ignorare. Si eso hare...

Trate de auto convencerme, ¿funcionó? Ni yo lo sé.

Carlo's Pov:

Al entrar a mi departamento estaba en shock, me sentía raro conmigo mismo y por la interacción que había tenido con aquella chica. Pero no por que me sintiera raro significaba que no lo había disfrutado, hace tiempo que no me sentía tan libre, y eso que solo bailamos. Me dirigí hacia mi habitación confundido. Me acoste en mi cama mirando el techo, sobre pensando todo lo que había pasado, había sido rápido, momentáneo. Me quede dormido pensando en aquella linda mujer. Por cierto ¿cuántos años tendrá? No quiero meterme en problemas.

Nota de autora: Otro capítulo, esta es el primer fanfic que me esta gustando que hago, JAJAJJAJA.