Capítulo 80. Reencuentro.

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«Reencuentro»

El tónico de Aiden no silenció el dolor, pero adormeció mis pensamientos ansiosos y calmó la sensación física de que el corazón me estallaría en cualquier momento, regalándome un pequeño respiro que me ayudó a serenarme lo suficiente

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El tónico de Aiden no silenció el dolor, pero adormeció mis pensamientos ansiosos y calmó la sensación física de que el corazón me estallaría en cualquier momento, regalándome un pequeño respiro que me ayudó a serenarme lo suficiente.

Este duelo sería largo y cansado, pero, en esta ocasión, yo no era la única asumiendo una pérdida devastadora. Después de los últimos días, he comprendido que los niños experimentan el dolor de una manera muy diferente que los adultos, pero eso no significa que ellos sufran menos.

No es fácil ser la madre de dos pequeños que acaban de perder a un padre que apenas estaban conociendo. Tampoco sé muy bien cómo debería manejarlo a partir de ahora.

No he ocultado mi tristeza frente a Evan y Cielo. No sería justo que lo hiciera, puesto que mis hijos también están tristes y, si me descubren encubriendo mis sentimientos, ellos podrían pensar que expresar sus emociones —sobre todo su tristeza— es algo malo.

Sin embargo, existía una línea muy delgada entre demostrar mi tristeza y desmoronarme frente a mis hijos. Y lo segundo simplemente no podía suceder. Justo ahora, soy el único padre que les queda. Soy su ejemplo a seguir. Soy su lugar seguro y la única que puede ayudarlos a afrontar esta pérdida de la forma más sana posible.

Así que, además de lidiar con mis propias emociones, la pérdida de mi esposo y un posible embarazo, no puedo olvidar que debo mantenerme entera por el bien de mis hijos.

Afortunadamente, no estoy sola.

Y no me refiero solo a mis padres, quienes decidieron quedarse en Sunforest para terminar de hablar con el resto de la familia y tranquilizarlos. O a mis hermanos, quienes han asumido por completo las responsabilidades del reino para darme el tiempo que necesito.

Decidí permanecer en silencio al encontrar a los niños en el oasis, junto a Malik. Ninguno notó mi presencia, así que solo crucé mis brazos y recargué uno de mis hombros en las pérgolas que se encuentran justo al centro del jardín. El ángel de alas blancas trajo consigo una enorme caja y los mellizos parecían curiosos y emocionados al examinar su interior, ambos subidos sobre una de las mesas de piedra que normalmente usamos durante los picnics.

La escena me arrancó una sonrisa inesperada, pero muy sincera. Tal vez era imposible proteger a los niños de la pérdida y el dolor, pero ellos tampoco estaban solos en medio de esta tragedia.

Mi sonrisa creció al escuchar que Malik les contaba historias de Paradwyse donde Caelum era el protagonista y los niños le prestaban muchísima atención. Después de una larga plática logré que tanto Evan como Cielo comprendieran que la muerte de su padre era irreversible, pero eso no significaba que estaba prohibido mantenerlo vivo a través de los recuerdos.

    —¿Alguna vez te confesé que Caelum era mi ejemplo a seguir?

No pude evitar sobresaltarme. Si yo fui silenciosa como un gato, Tadeus se acercó a nosotros sigiloso como una pantera. El arcángel me dedicó una sonrisa de disculpa al notar que casi me causa un infarto.

Féryco 3. Caella. +18Where stories live. Discover now