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Beomgyu se odiaba en esos momentos, odiaba sentir los labios ajenos contra los suyos moviéndose en un vaivén placentero, odiaba como su estómago se retorcía y sus mejillas se sonrojaban, odiaba que le gustara tanto.

Recuerdos vagos se posicionaron en su mente, su pasado con Yeonjun, como aquel niño que tanto lo odio ahora pedia de su amor y su cariño. Una vez más Beomgyu iba arriba en el marcador y Yeonjun en el suelo. Se sentía mal consigo mismo pero a la vez sonreía muy dentro suyo al ver al mayor doblegarse por él.

El beso no tardó en terminar por la falta de aire. Se miraron mutuamente, Yeonjun pudo observar cómo la cicatriz de aquel día había quedado en la cabeza de Choi y no evitó sonreír al parecerle adorable. En esos momentos ignoraba todo a su alrededor, como su cabeza le repetía una y otra vez que se alejara pero luego pedía más.

Necesitaba sentirlo.

Yeonjun acercó su boca nuevamente a la del contrario, un beso más profundo, descargando aquello que no se atrevía a decir. Beomgyu entendió que quizás no estaba muy equivocado, el peli azul era un reverendo idiota.

Con un poco más de intensidad aferraron sus cuerpos en un roce que dejaba la piel ardiendo a Yeonjun. Respiraciones erráticas, suspiros en medio de besos húmedos que tomaban otro rumbo al pasar sus manos por el cuerpo ajeno.
Beomgyu se lo estaba permitiendo, le permitiría solo por ese día hacer lo que quisiese con él.

Los besos pasaron a un segundo plano, ahora el protagonista era el cuello del más bajito quien gemia augusto cuando los labios tocaron una de sus zonas erógenas. Yeonjun succionaba intentando no dejar marcas, besaba, lamia y mordisqueaba la piel blanquecina y humectada del menor.

Con un poco de dificultad caminaron hacia la cama del castaño, mirándose fijamente cuando Yeonjun decidió posicionarse sobre él. Sus mejillas dejaban ver el tono carmín y como mordisqueaba sus labios nervioso, Beomgyu podía decirse que en un pasado había fantaseado con eso, sin embargo, sólo se estaba dejando llevar de sensaciones.

— tus ojos son tan lindos Beom. — murmuró Yeonjun regalándole una sonrisa que a simple vista podría parecer sincera. Beomgyu no le creía nada.

Se limitó a sonreír y gimió bajito al sentir nuevamente aquellos carnosos labios sobre la piel de su cuello. La forma en la que Yeonjun lamia su manzana y como sus manos repasaban su cintura con cautela con toques sutiles. Cerró los ojos, dejándose llevar por la corriente eléctrica que atravesaba su médula espinal cada que el contrario lo besaba.

Su torso fue levantado para proseguir a quitarle la camisa, dejando expuesto su cuerpo delgado y piel blanca. Un gemido se le escapo de los labios al sentir los dedos del peli azul juguetear con sus pezones, echando su cabeza hacia atrás mientras que disfrutaba de la nueva sensación en su anatomía.

Yeonjun bajaba por su cuello nuevamente hasta llegar a sus clavículas mientras sus dedos se mantenían ocupados en otra zona sensible. Su lengua pasó el recorrido hasta uno de sus pezones para ser estimulados y ahogó un pequeño grito cuando sintió la lengua del mayor en estos.

No debería de estar disfrutándolo, mucho menos de dejar que pasara a mayores, pero su cuerpo ya estaba caliente, el tacto ajeno era fuego y él era esa chispa que hacía arder. Yeonjun era hábil, parecía saber cómo manejarlo y ahí se dio cuenta que estaba perdido.

Una de las manos ajenas pasó a bajar por su vientre, rozando la piel sutilmente causándole a Beomgyu escalofríos. Pegó un pequeño salto al sentir como su ereccion era tocada sobre el pantalón. Yeonjun apretando un poco esta mientras seguía saboreando los pezones ajenos.

Con habilidad desabrocho el pantalón separándose del torso del menor para facilitar al bajar el dichoso que no le permitía seguir explorando el cuerpo ajeno. Cuando Beomgyu noto la manera en la que su pantalón era arrebatado se dio cuenta que no había marcha atrás, ya estaban sumidos en un juego ardiente donde por los momentos no había ganador, sino simples jugadores en búsqueda de la victoria.

Con las mejillas rojas y los labios entre sus dientes vio como Yeonjun se acercaba nuevamente a su rostro plantándole un beso en sus belfos y como la pelvis del mayor se movía contra la suya creando un roce delicioso entre sus erecciones.

— hmg yeonjun — un gemido retumbó en los oídos del mayor quien no paró el vaivén de su pelvis y apretó un poco más la fricción notando como el castaño fruncía en el ceño.

Separándose un poco prosiguió a bajar la última prenda de Beomgyu. El castaño tapando su rostro con vergüenza y notar que era el único casi desnudo en la habitación. Su ereccion fue liberada junto con un suspiro, las manos ajenas lo rodearon seguido de un vaivén lento que le hizo estremecer.

— gmh si. — gimió bajito mientras Yeonjun se centraba en lo suyo.

Jamás en su vida podía haberse creído que estaría teniendo sexo con aquel que juraba odiar, amar su tacto y querer que siguiera explorando todo lo que quisiese aunque su orgullo se viera herido. Yeonjun movía sus manos de manera asombrosa por su miembro y él no podía hacer más nada que gimotear y estremecerse mientras el peliazul hacía lo suyo.

Cuando el vaivén fue más rápido sintió sus piernas temblar, y como su espalda se arqueaba un poco ante las corrientes en su cuerpo pero Yeonjun paró. Aquel peliazul con las mejillas rojas y una ligera gota de sudor bajar por su frente retiró sus manos de su cuerpo para dirigirse a quitarse la camisa.

Hombros anchos, brazos delgados pero definidos y las venas marcándose en ellos, torso trabajado y una característica en particular que hizo entreabrir sus labios con impresión.

Unas ligeras marcas en el cuerpo ajeno parecían ser de un pasado doloroso. Habían múltiples, desde su pecho hasta su estómago, unas más grandes que otras, eran heridas que desconocía y sintió una presión en el pecho cuando el mayor bajo el rostro un instante.

— esto... — pasó una mano por su torso con una expresión un poco triste y avergonzada.

— eso no importa ahora. — murmuró acercándose al rostro ajeno para plantarle un beso en los labios, lento y preciso como si quisiera dejar una marca de sentimientos en él.

Retomaron nuevamente la posición anterior, pronto ya las prendas de ambos estaban por el suelo, contemplando la desnudez ajena y la vergüenza había pasado a otro lugar oscuro de aquella habitación.

No tardaron mucho en convertirse en uno solo, con la intimidad que los rodeaba, el sonido de sus pieles chocar y sus alientos mezclarse. Beomgyu y Yeonjun no sabían lo que hacían, más bien se dejaban llevar de aquello que muy en el fondo no querían admitir. Y luego ambos terminaban perdiendo en ese juego sin fin.












Me iré lentamente...

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⏰ Última actualización: Oct 07, 2023 ⏰

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Ugly | 'Yeongyu'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora