MARATÓN FILOSÓFICO: ADAM SMITH La Riqueza de las Naciones.

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FILO+SOPHÍA: "FILOSOFÍA PROHIBIDA"⚠️

Nadie que se dedique seriamente a la economía puede prescindir de esta obra opulenta. En más de 800 páginas La riqueza de las naciones se presenta al lector como un hito clásico, pragmático y fácilmente leíble de la historia económica. La obra y su autor Adam Smith circulan por todos los libros de texto sobre economía. Sin embargo, las tesis de Smith que hoy día se citan a menudo de manera fragmentaria o incluso incorrecta despliegan toda su fuerza innovadora social y económica solo en contexto. En una época en la que los estados nacionales absolutistas se estaban apoderando de las reservas mundiales de metales preciosos y trataban de aumentar su propia riqueza con una política de exportación dirigida.

Smith desarrolló una idea completamente nueva sobre la riqueza de un país: la fuente de la riqueza de un país no es el oro, sino el trabajo realizado por sus habitantes. Impulsada por el interés personal de los individuos, la actividad económica del mercado debe equilibrarse como si estuviera guiada por una "mano invisible". El Estado únicamente debe proporcionar determinados bienes públicos y un marco regulatorio. Aun cuando la imagen de Smith de una armonía económica y social se ha resquebrajado un poco con el tiempo, en los últimos 250 años sus ideas han inspirado a economistas reconocidos como David Ricardo, Vilfrido Pareto, Friedrich August von Hayek y Milton Friedman.

El progreso a través de la división del trabajo

La división del trabajo ha mejorado considerablemente la productividad. En lugar de que un trabajador individual produzca un producto él solo, la producción también se puede dividir en pasos individuales y distribuirse entre varios trabajadores. Por ejemplo, un trabajador no calificado tal vez pueda producir unos pocos alfileres al día. Esta actividad incluye 18 pasos de trabajo distintos. Pero si 18 trabajadores realizan solo uno de estos pasos a la vez, ¡pueden terminar con miles de alfileres al final del día! De hecho, la división del trabajo es uno de los mayores logros de una sociedad progresista. Se formó porque las personas son propensas por naturaleza a intercambiar bienes. Cada individuo tiene diferentes talentos y, con ayuda de la economía de trueque, la gente podría especializarse en determinadas actividades: el panadero hornea pan, el sastre proporciona ropa, el carnicero, carne, y demás.

El mercado y la invención del dinero

Para que el trueque funcione se necesita un mercado donde los proveedores y los compradores se reúnan. El tamaño del mercado tiene una influencia directa en la escala de la división del trabajo. Si el mercado es muy pequeño, la especialización no funciona. En un pueblo pequeño, por ejemplo, nadie necesita un cargador, pero, en cambio, en una gran ciudad hay una gran demanda de ellos. Donde hay vías navegables, el comercio recibe un buen impulso. Un barco transporta mercancías más rápida y eficazmente y a mucha mayor distancia que lo que sería posible con carretas. Pero para cualquier comerciante, la rapidez puede ser un problema: ¿Qué hace si no encuentra un socio con quien comerciar? La solución fue la invención del dinero como medio de intercambio. Al principio se utilizaron como moneda productos naturales, como el ganado o la sal, pero a la larga se empezaron a usar metales preciosos. Para prevenir el fraude los metales preciosos se calibraban y se marcaban con grabados oficiales, así surgió la moneda acuñada.

Precio natural y precio de mercado

Sin embargo, a pesar del dinero, lo que expresa el verdadero valor de un producto es lo que le cuesta a una persona determinada la producción de este bien, cuyo valor corresponde al trabajo y esfuerzo que se requiere para producirlo. Por ejemplo, si para matar a un castor se requiere el doble de esfuerzo que para matar a un venado, entonces, el castor vale dos ciervos. Por tanto, el valor real es el trabajo expresado en el valor de cambio. Este valor de un bien no fluctúa, porque siempre se le asocia la misma cantidad de trabajo: este es el precio real de una mercancía. En cambio, el precio nominal sí puede fluctuar, por ejemplo, por la pérdida de valor del oro o la plata. Dependiendo de la riqueza o pobreza de una sociedad, los bienes generan precios típicos que corresponden aproximadamente al valor de los costos involucrados. Este es el precio natural de un producto.

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