El comienzo de algo grande

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- ¡Achist...! - Un pequeño estornudo salió de mí mientras me encaminaba hacia el instituto. Me froté la nariz con una de mis manos, mientras que con la otra sujetaba mi bolsa repleta de libros y material escolar. Realmente salir con el cabello mojado fue un error, tal y como mi madre dijo, había conseguido resfriarme. Ni siquiera se lo dije a ella... ¿Para qué? Lo quiera o no, debo asistir a clase.


Al entrar en el edificio, el temor me invadió. Había ido preparado, sabiendo que todas las miradas estarían posadas en mí por los rumores sobre mi vestimenta femenina en la noche anterior...


Sin embargo, nadie me miró.


Todos los estudiantes entraban y salían de sus clases, sin fijarse ni siquiera en mí. ¿Nadie se burlaba? Sería... ¿Por cortesía y educación quizá? Fuese lo que fuese, por el momento había calma.


Llegué a mi clase, el aula D, y todos estaban conversando entre ellos, pequeños grupos de amigos que se reunían en la mesa de uno para charlar entre tanto que el profesor venía. Yo no tenía de eso, no aún por lo menos. Así que, pretendiendo llamar lo menos posible la atención, me dirigí y me senté en mi sitio de siempre. Nadie se me acercó... ¿Por qué nadie se burlaba de mí? Lo de anoche fue algo digno para bromas de todo tipo. ¿Entonces...?


- Nagisa. - Escuché una voz detrás de mí. Al girarme, una de mis compañeras de clase me miraba mientras sostenía muchos papeles en sus manos.


- ¡Y-Yo...! ¡Puedo explicarlo! - Imaginé que sería la primera en comentar sobre ese hecho. Estaba preparando una excusa, pero su expresión de confusión me sorprendió.


- Oye, oye... Detente, no sé de que me hablas... Yo solo vengo a preguntarte si tienes la redacción que el profesor de literatura pidió para la tarea. ¿La tienes o no? Me ha encargado a mí que las recoja y se las lleve al departamento del profesorado.


Eso me sorprendió aún más.


- La... La redacción... Ah... Sí, claro, la tengo. - Abrí mi bolsa y busqué entre los cuadernos hasta que la encontré, y se la dí a ella. Ella solo comprobó si estaba hecha, asintió, puso mi hoja en el montón de hojas que ya tenían en sus manos y se fue a preguntar a los demás si la tenían también.


Ninguna burla. Ninguna risa.

¿Por qué actuaban como si nadie les hubiese contado nada?

O es que...

¿Nadie les había contado nada?


Miré hacia todos los lados de la clase, buscando a Karma, el chico que fue testigo de mi travestismo, pero no estaba. No era extraño que aquel pelirrojo faltase a clases, pero me alarmó un poco.


¿Dónde estás, Karma?


Recordé que aún debía devolverle los apuntes que me había prestado, los cuales me salvaron de un apuro.


¿Dónde estás?


Las clases comenzaron, y Akabane no apareció en ningún momento, ni siquiera interrumpiendo en mitad de la clase como le gusta hacer de vez en cuando. Era una lástima no tener su contacto en mi celular, no podía contactar con él.

[Ansatsu Kyoshitsu] El amor puede matar {Karma x Nagisa}Where stories live. Discover now