El gran cambio

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La evaluación no tardó en llegar. Como fue de esperar, las notas no estaban a la altura necesaria: 

Se podia decir que a excepción de inglés, las demás habían caído completamente, algunas llegando al suspenso y todo.

Para el alto nivel del edificio principal aquello era inaceptable, así que junto con mi boletín de notas, recibí un carta del director confirmando que empezaría mi tercer año en la clase E que se situaba en la montaña. Pues nada, ya no se puede hacer nada.

Karma me había estado llamando de vez en cuando durante esos días, para mí era razón suficiente para estar tranquilo y feliz, el tenerle al lado aunque sea a través de una línea telefónica.

Aunque las vacaciones pasaron sin yo poder quedar para ver a Karma, lo que me entristeció bastante. Aunque él insistía en que le esperase. Así que un sentimiento de intriga me estaba comiendo por dentro.

Aunque en mis vacaciones no pude reunirme con él, no habían sido del todo malas vacaciones. Mi madre no parecía mostrar especial enfado en mi traslado a la clase E. Hubiese sido un infierno tenerla molesta todo el verano por ello. Simplemente se mantenía firme, y parecía por ahora darle un poco igual que yo hubiese caído en ese pozo. Aunque conociéndola, no tardaría demasiado en intentar sacarme de él cuando viese el verdadero significado y tratamiento de ese lugar por parte de las demás clases. 

Ser estudiante de Kunugigaoka era muy complicado, y no me sentía capacitado. 

Al terminar las vacaciones volví al centro, dándome cuenta de que el edificio principal ya no era mi lugar... ¡Era difícil el adaptarse! Tuve que dar una vuelta entera y subir por las montañas de atrás. Era cansado, y más para un chico como yo que nunca había sido bueno en ejercicios físicos. El sol me pegaba en la cara e incluso tropecé y caí. Cuando me estaba tocando la frente, algo magullada por la caída, pude ver como otros chicos y chicas con los mismo uniformes que yo se dirigían a un aula hecha de madre en mitad del bosque. ¿Realmente era esa nuestra aula? Podía parecer una casa de campo desde lejos...

- ¡Hey! - Escuché la voz de alguien que venía tras de mí. Y que me ayudó a levantarme del suelo. - ¿Estás bien? Me he alarmado un poco al verte caer hacia abajo de esa manera. - Era un chico de mi edad, tenía el cabello negro y los ojos azules. Parecía ir al mismo lugar que yo, así que era la oportunidad de presentarme a un compañero. 

- ¡Es... Estoy perfectamente! Perdona el susto, ¿tú...?

- ¡Oh! ¡Yo me llamo Sugino! Tomohito Sugino.

Asentí intentando memorizar ambos, apellido y nombre. - Encantado, Sugino-kun. Yo soy Nagisa, Shiota Nagisa. 

- ¡Bien, un placer, Nagisa! - Me sorprendí al escucharle decir mi nombre si el -kun, hasta ahora nadie había tenido la suficiente confianza para llamarme así a excepción de mi madre, ni siquiera Karma... Debía ser un chico con mucha confianza. - Oh, entonces... ¡Eres un chico! - Comenzó a caminar a mi lado, sus palabras parecían de asombro.

- ¿No lo parezco?

- No, bueno... No es por ofender, solo es que dudé por unos momentos...

No tenía porque ocultarlo. Ya era consciente de mi físico, de mis rasgos y de mi cabello largo. Pero me parecía una prueba de amabilidad esa actitud.

- No te preocupes, Sugino-kun, estoy acostumbrado...

- Por favor, Nagisa, no hace falta eso del -kun. ¡Simplemente dime Sugino!

- ¿Eh? - Pestañeé pero terminé aceptando ese requisito. - Vale, Sugino...

Era la primera persona con la que hablaba en aquella clase, y resultó darme buena impresión. Sugino era un chico amable, divertido, simpático, servicial... Me trataba con total confianza al dirigirse hacia mí, así que pensaba que no estaba muy lejos de tener un amigo. Sin embargo...

[Ansatsu Kyoshitsu] El amor puede matar {Karma x Nagisa}Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora