Las sobaditas son para siempre

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(Parte 4)


—¿Aun duele? —pregunté, dejando un último beso en su cabeza.

—Un poco. Fue más doloroso sentir los primeros centímetros, pero no pienso retroceder... sólo, ve despacio, hasta que yo te diga que puedes subir la intensidad.

—Gulf... también me duele. —No mentía, era una rarísima sensación, (entre dolor y ardor, mezclándose con ansiedad) Intentaré ir despacito, pero debes saber que muero por disfrutarte plenamente. No di opción a que respondiera, mi mano se deslizó entre sus piernas y capturó su polla, que había perdido rigidez, pero que apenas sintió mi roce, se volvió a empalmar. Al mismo tiempo su mano buscó mi polla—. Ya entró completa —le dije— ni siquiera lo has sentido.

Vuelvo a dar atención a su polla, con la punta de mi pulgar, acaricio la cabeza y siento como el líquido preseminal, empieza a emanar cual lágrimas.

—Bien —me dice— puedes empujar un poco más, muévete Mew. —Mi polla reaccionó a sus palabras y tembló dentro de él, con una mano en su cadera y la otra en su polla, empecé a moverme. El morbo que sentía en ese momento fue lo que más ocultó la sensación de ardor inicial, y el dolor que él sintió, desapareció y fue convirtiéndose en placer puro, su rostro no mentía... Sacaba mi polla casi en su totalidad y luego la metía nuevamente haciéndome de un ritmo placentero para ambos, chocando mi pubis contra sus nalgas—. Es realmente bueno —dijo extasiado. Sus manos se deslizaron hacia el frente tocado el borde de la mesa y dejándome de esa manera libre acceso a hacer con él lo que yo quisiera y pudiera hacer. Cruzo un brazo por su cintura y levanto un poco más su culito y nuevamente empiezo a amasar su polla, determinado a hacerlo tocar al cielo con esa primera experiencia que ya no solo se trataba de sobaditas... Estaba súper excitado, estaba alucinando. Mis movimientos fueron cada vez más fuertes y profundos, casi quince minutos pasaron antes de cambiar el ángulo de penetración y quien sabe que logré alcanzar, pero Gulf se levantó de golpe y empezó a gemir como un poseso—. Siii Mew, siii... es ahí... vuelve a hacerlo. —Obedecí de inmediato repitiendo, o al menos intentando hacer lo que había hecho, y él siguió gimiendo y pidiendo más—. Más fuerte... maas... por favor... quiero mass... —decía, y sus palabras me hacían desear poder atravesarlo si fuera posible. Me sentía el semental de la revista empujando y haciendo que la cara de las mujeres se distorsionara de mil formas, al igual que podía ver a través del espejo, sucedía con la de Gulf, mientras estaba siendo follado por mí, desde atrás. Su mano, me arrebató su polla así que la posicioné junto a la otra a cada lado de su cintura y viajando también por sus nalgas y sus piernas, su piel suave, hacían arder la sangre en mis venas, y cuando su respiración se volvió más fuerte, de la yema de mis dedos a la punta de mi pene, la excitación se transportó y empecé a empujar tan fuerte, que mis dedos se quedaron marcados en su piel, de lo fuerte que lo apreté. Sosteniéndolo firmemente, metiéndole mi polla y sacándola con más violencia, hasta que su voz entrecortada se escuchó por encima de mis propios gemidos—. Voy a acabaaarrrrrrrr!! —En reacción, mi polla se puso más dura, sentía como se hinchaba dentro de ese delicioso culo y pensé que podría explotar. Gulf arqueó la espalda y su trasero se volvió a empinar, en ese momento mi polla se clavó hasta el tope, lo más profundo que podía ir, quedándome prácticamente pegado a él. Sentí como mi polla se convulsionaba dentro y el líquido caliente salía de ella, llenando a chorros su interior. Fueron varios retorcijones los que sentí, ante cada expulsión, acompañados por la sensación de ajuste que ejercía Gulf al correrse también. Su cuerpo fue perdiendo fuerza, yacía desparramado en la mesa, al igual que yo, poco a poco, con el rostro goteando sudor y las manos temblorosas, fui soltando mi agarre y me apoyé contra su espalda húmeda... sin decir una palabra, solo dejamos nuestras respiraciones calmarse, acompasadamente, durante algunos minutos, hasta que mi polla fue deslizándose fuera de él, haciendo que hilos de semen se derramaran entre sus lechosos muslos internos—. Eso... ha sido grandioso Mew. —dijo finalmente en un susurro.

Lo miré a través del espejo, con los ojos cerrados, los labios abultados, el rostro rojo, perlado por las gotas de sudor. La imagen más hermosa de un joven recién follado, por mí. Gulf había sido mío. Yo causé que se encontrara en ese estado. Y entonces lo supe. Nunca sería un pasivo. Gulf era el pasivo perfecto, bajo mi cuerpo... él se veía perfecto.

—¿Te encuentras bien? —pregunté cuando noté que no se movía.

Él sonrió de medio lado.

—Siento como si me hubieras roto el culo. —dijo y me hizo sonreír. Literalmente lo había hecho. Pude notar algunos cortes, perdiéndose entre los pliegues de su entrada.

—Lo lamento —me puse nervioso— No era mi intensión lastimarte.

—No, no es eso. —Intentó decir él, mientras se llevaba la mano a su orificio— mierda Mew, está aun dilatado.

—Lo siento —volví a decir

—¿Bromeas? Me ha encantado.

Sin saber porque me sentía avergonzado justo en ese momento, después de todo lo que había sucedido, pero sonreí de puros nervios.

Habíamos tenido sexo por primera vez... No fue el único encuentro que tuvimos en el taller, aprovechábamos cualquier oportunidad a solas para poder despojarnos de la calentura, dejarnos llevar por la pasión... y entregarnos al amor, porque sí, con el paso de los días, semanas y meses, descubrimos que no solo era sexo, estábamos enamorados. Y lo estamos aún ahora, siete años después. Cuando nos encontramos a pocos minutos de dar el sí frente al ministro de bodas, y frente a nuestras familias.

Nos amamos, nos aceptamos, nos correspondemos y hemos decidido que las sobaditas, no solo deben ser parte de nuestro pasado inquisitivo... las sobaditas son para siempre, cada noche acostados en la misma cama, cada día en la cocina cuando decidimos preparar la comida juntos, en la ducha cuando la compartimos... observando la luna desde el balcón de nuestro nuevo hogar, que ya no es en los suburbios, y lo haremos después... cuando en el mismo balcón observemos a nuestros hijos correr en el jardín, yo siempre detrás de él, dispuesto a sostenerlo, contenerlo y apretarlo tan fuerte como me sea posible. Porque lo amo.

𝕰𝖛𝖎𝖎 𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ

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Sweet pleasure - MewGulf 🔥 (+18) - HP7.1Where stories live. Discover now