Capítulo 25

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¿Regreso?

Claro que lo había notado, eso era algo que le había estado hostigando desde que lo percibió y no supo su origen. Resulta que provenía de su preciada hermana menor: Deméter, como si no fuera suficiente Silene lo sabía por completo y guardó absoluto silencio como si fuera un gran secreto, eso era algo que no comprendió en su momento y que seguramente no lo iba a comprenderlo nunca más.

Primavera, la fecha acordada para irse de esa ciudad estaba presente y tenía miedo de hacerlo, ¿por qué si anhelaba eso? Quizás porque no tenía una buena sensación al respecto. Como si algo le susurrara al oído que todo era peligroso. Tal vez debía regresar sobre sus pasos, sacar el celular y mandar un mensaje mandando ese plan por el desagüe. No obstante, si regresaba sobre sus pasos tal vez volvería al mismo infierno donde Keith le iba a buscar a la academia a golpearla allí dentro de las residencias como si estuvieran en casa.

El miedo empezaba a ser cada vez más fuerte que sus demás sentidos y emociones, mandando así el cerebro de ella como una máquina programada para un único fin.

Lorrainne quería vivir lejos de allí y regresar en el momento en que su vida esté mucho mejor, donde pueda llevar a Deméter con ella para evitar que sufra bajo el techo de esa familia donde se habían criado. Entonces ahí quería renunciar, en ese momento donde ya estaba caminando con toda la lentitud que podía hacia el almacén donde muchas veces se ha reunido con Katherine para pasar un momento muy íntimo sin rozar lo sexual.

Algo que realmente disfrutó como si fuera lo mejor que le haya pasado en la vida. Pronto recordó algo que crecía en su vientre, Katherine lo sabía, se dió cuenta antes de ir a su cita con el ginecólogo, había sido algo completamente complicado de explicarle. Katherine había mencionado algo que le conmovió el corazón:

- Una razón más para irnos, ni pienses que te dejaré sola en esto.

Ah, parecían una pareja proveniente de latinoamérica huyendo de casa para tener a su hijo en un lugar más seguro, lejos de la maldad de las familias. Que ilógico, ¿no? Teniendo dinero hasta ahogarse en él Katherine decidía huir lejos como si no soportara estar bajo el mismo techo que su padre, de alguna manera podía entenderla.

Una vez estuvo en la entrada del almacén, Lorrainne examinó los detalles de nuevo, las ratas corriendo por las zonas oscuras, las goteras que salpicaban el suelo, charcos de agua y la notable filtración tanto del agua como de la naturaleza en las paredes del lugar. Caminó por los sitios donde había pasado lindos momentos con Katherine, besándose, contándose secretos profundos y dando caricias inocentes donde disfrutaban la compañía de la otra.

Ahí estaba de nuevo esa extraña sensación que le atormentaba desde la mañana, se giró al escuchar un pequeño paso apresurado, una sonrisa se fue formando sobre los labios de Lorrainne ante la idea de que Katherine había llegado más pronto de lo esperado.

- ¿Katherine?

🔸🔸🔸🔸🔸🔸

Iba unos minutos tarde al lugar de encuentro, su respiración era agitada por correr un kilómetro entero para llegar hasta allí sin que nadie lograra verla huir. Estar frente a las ruinas del almacén donde siempre se han reunido para eventos importantes e íntimos. Olfateó el aire que le golpeó la cara enviándole un sabor amargo a su paladar, apretando los labios empezó a correr al interior del almacén, dejar que el olfato la guíe hacia su destino.

Pasos silenciosos no eran, a cada paso se escuchaba claramente el chapoteo que provocaba el impacto de sus pies en los charcos de agua. Un trote que debió de haber sido una carrera de maratón.

— Ya estoy aquí... Lorrainne...

El silencio recibió el saludo y el viento se llevó las palabras. La imagen que tuvo frente a ella no tenía explicación coherente en su mente, solo se acercó hasta allí y se arrodilló a tocar aquel rostro ensangrentado y con algunos moretones arruinado la ligera perfección que poseía.

- Hey, nena, despierta.

Lorrainne estaba tendida en el suelo unos segundos antes que Katherine la sostuviera en sus brazos apegándola a su pecho, apenas respiraba y la calidez de ese cuerpo iba enfriándose a una velocidad abrumadora. Katherine movió un poco a la chica que estaba entre sus brazos, negando con su cabeza ante lo que se le estaba presentando.

- Lorrainne, no cierres los ojos, llamaré una ambulancia.

Con toda intención de sacar su celular, la mano de Katherine fue detenida por un débil agarre que la manchó de sangre inocente.

- N-no... está bien, Katherine...- tartamudeó Lorrainne en un murmullo-. Solo... déjame descansar... luego podré levantar-... levantarme de nuevo.

- No, Lorra estás, Dios...- sin saber como continuar Katherine sintió un nudo en su garganta que empezaba a costarle la respiración.

- He vivido... muchas experiencias- inició Lorrainne colocando una mano llena de sangre sobre la mejilla de Katherine-. Malas en su... mayoría, pero también... bonitos momentos a tu lado... Junto a Dylan, Stefanía y... Lizzie.

Por instinto, Katherine tomó esa mano de manera temblorosa, su labio temblaba y la vista se volvía borrosa amenazando en romper en llanto. Lorrainne sonrió suavemente, reuniendo las fuerzas necesarias para unir sus labios con los de aquella chica que le hizo conocer la bonita sensación del amor.

Alguien le había dicho una vez que moriría sola por más compañía que haya tenido en vida, sin embargo pudo saludar a Lizzie que le sonreía en grande haciendo el símbolo de amor y paz. También pudo ver a Daniela -una amiga de la infancia que murió antes de graduarse de la primaria-, ella seguía viéndose como una niña inocente que le gustaban los vestidos y princesas. No moriría sola, tenía a dos grandes personas que fueron muy importantes para ella en su corazón.

La lágrima que escapó de sus ojos ya cerrados no pudo ser apreciado por Katherine que cerraba los ojos con fuerza para disfrutar de aquel beso que sería el último que le daría a Lorrainne. El beso perdió fuerza a la vez que la omega fue desfalleciendo, deshaciendo aquella unión que juró que la llevaría siempre en sus memorias.

- Te amo... Katherine...

Ella que observó y sintió que aquel cuerpo se colocaba frío de golpe gritó desesperada, lloró y maldijo a todo ser que se había atrevido a arrebatarle a unas de las pocas cosas buenas que le han sucedido en la vida, se balanceó en el mismo sitio aun aferrando a Lorrainne a ella como si así pudiera regresar.

Como si de esa manera volvería a abrir los ojos y decirle: es una broma. Si así pudieran ser libres como el viento viajando por ciudades que no conocían, apreciando culturas nuevas de otros países. Nada de eso podría cumplirse ahora, serían sueños incompletos, aquellos que serían dejados a un lado para superar aquella opresión en su corazón. Lágrimas gruesas caían por sus mejillas una vez ya no pudo seguir reclamando a nadie.

En ese momento vió la bolsa que estaba a unos escasos metros de distancia, una que parecía tener un contenido rectangular en su interior, ¿qué era eso?

Dejando con cuidado el cuerpo inerte de Lorrainne en el suelo se levantó, sus pasos pesados y lentos la llevaron hasta esa bolsa cuyo logo pertenecía a una librería, hurgó el interior de aquella bolsa y sacó un libro cuyo titular era El Principito, un regalo para Deméter. Katherine sintió que su corazón volvía a comprimirse con fuerza hasta dificultar la respiración.

Sabía que debía regresar con el Lorrainne aunque la policía la tachara de principal sospechosa, pero había algo que debía entregar cuanto antes.

Bajo La Misma SombraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora