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Domingo.
Un día importante para la familia, mis padres decían que era especial ya que todos estábamos en casa, podíamos sentarnos en la mesa a la hora del desayuno y hablar de lo que teníamos planeado para el lunes.

Amaba el ritual, siempre tenía algo interesante que contar. Como los campeonatos de baloncesto de Yoongi, los recitales en los que participaba y las clases de pintura que teníamos saliendo de la clase de deporte.

Llegar agotados era la parte divertida,  según Yoongi.

Pero ese domingo fue diferente,  porque tendríamos una visita por parte de Hanna.
Mamá prepararía pollo al vapor con verduras cocidas y puré de papas.
El puré lo haría por mi, sabía cuánto me gustaba la deliciosa combinación de la mantequilla derretida y su aroma.

Deseaba poder tener un poco de paz luego de eso y centrarme en que el día siguiente lo volvería a ver.

Un lunes es el día indicado para los exámenes de música, porque si fallas te darían la oportunidad de repetirlo uno de los días siguientes,  ya que los jueces (que tienen una vida ridículamente ocupada) estarían presentes toda la semana.

En ese momento ya no le encontraba sentido al maldito exámen. Si, sería un salto a alguna academia o agencia interesada. Pero no tenía sentido.

El miedo me hacía sentir que era poco importante.

— Ponte algo más formal, Jungkook.— dijo mi hermana viendo mi atuendo.

— Es solo mi pijama, Hanna. — conteste más irritado de lo normal.

— Exacto. — contestó obvia.
Suspiré pesado y seguí picando el arroz en mi plato, no podía recordar cuanto tiempo estuve viendo solo la comida. No tenía hambre.

— Solo relájense, no es para tanto. — dice papá sonriendo. — Hanna aún no quiere decir que sucede pero se ve bastante emocionada. No lo arruinados. — eso último lo dijo viéndome a mi. ¿Por qué a mí? No había dicho nada en todo el desayuno para que dijeran eso. Frustrado, me levante y me fui.
No quería lidiar con las estupideces de mi hermana.

•   •   •   •   •   •

La puerta fue tocada y mi madre se vio entrar.
— Cariño, no debiste hacer eso. — dijo cerrando la puerta detrás de ella y yéndose a sentar a mi lado, solo la vi.

Mamá era hermosa, sus ojos eran claros, tenia el cabello castaño (lo que me gusta, ya que tengo el mismo tono) y tenia una sonrisa muy característica,  sus dientes frontales salían a relucir, su piel era clara y la tenía bien cuidada, sus manos...
Suaves y delicadas. Eran acompañadas por un anillo con una perla amarilla.
Mamá ama el amarillo, papá le había dado ese anillo de compromiso para no ser tan tradicionalista.

Quería que mamá se sintiese diferente, querida de una forma jamás vista.
Y así la hizo sentir.

Yo quería vivir eso.

— Se que tienes muchas cosas en la cabeza,  pero ya hablamos de eso. — me acarició con delicadeza. — ¿Te pasa algo más? Sabes que puedes hablar conmigo, Kookie.

Su sonrisa era sincera, queriendo poder convencerme que todo estaba bien, que podríamos resolverlo y todo sería una anécdota más.
Pero nada estaba bien, no tiene una solución y no sería gracioso el día de mañana.

Pero fingí, porque no quería discutirlo con ella, no quería que supiera que mi mundo se venía abajo por alguien, quería que me viera fuerte.
Y de paso, creérmelo yo también.

— Tienes razón,  ya hablamos de eso. — conteste más relajado, pero mis manos no decían lo mismo. — Tratare de no pensar en mañana. Te quiero, mami.— me dio un beso y me abrazo. Debería ser actor, se me da muy bien.

Al pasar las horas, tome un baño y miré la hora, faltaba poco para la comida y lo único que mi mente tenía era a Tae.

Era tan adictivo, como el tabaco que a veces me daba para fumar con el, en la alcoba de su apartamento.
Era una obra maestra ver como el humo salía de sus labios formando una nube que se desvanecía lentamente. El aroma que se quedaba impregnado en su ropa junto con la de su perfume.
Era embriagante.

La piel bronceada que dejaba ver el brillo del sudor luego de una larga sesión de sexo en su habitación.
Quería pasar mi lengua por todo su cuello y marcarlo, aunque a él no le gustaría nada de eso, odiaba incluso que por error dejara alguna cosa mía en su casa.

Suspiré, era tonto seguir con la cabeza sumida en eso.
Mamá nuevamente entró a la habitación,  era la tercera, luego de nuestra pequeña (por no decir incómoda) conversación de la mañana y otra luego para dejarme algo de comer.

— Tu hermana dice que es hora de bajar. — asentí mientras dejaba mi teléfono y caminaba con ella por el  pasillo.

Me abrazo. — Me siento feliz. — comentó. — Tu hermana nos contó una noticia buena.

— ¿Por fin se irá de casa?— cuestione sonriendo y ella negó. — ¿Qué puede ser más bueno?

— Bobito, ahora sabrás porqué. — bajamos las escaleras y entonces lo vi.
Una espalda ancha pero sin llegar a ser desagradable,  su aroma, el maldito aroma.

— El es mi hermanito pequeño,  Jungkook.  — se escucho, Hanna me señaló pero no pude concentrarme.
Estaba esperando a no escuchar lo que creía que vendría.

— Jungkook,  el es Taehyung.— Uno, dos, tres... — Lo conocí trabajando en su compañía. — Cuatro, cinco, seis... — Es mi pareja. — ... Siete,  el siete es el maldito número de la suerte.
El Siete debía de ser el que impediría esto, maldito y tonto Siete.

Estaba completamente roto.


Caíste》

Break my heart again - Taekook  [Mpreg]  ✓✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora