Capítulo 22

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Cuando Dream termina su turno en la cafetería su hermanita ya se ha quedado dormida en las sillas. La madre de George llega antes de que cierren el local y se sorprende al ver a la pequeña.

—¿Cómo les fue hoy?

—Bien. Justo ya estábamos por cerrar.

—Me alegro. ¿Y está pequeña de dónde ha salido?

—Es la hermanita de Dream. Está desde la tarde aquí.

—¿Vas a llevarla a tu casa? —esta vez se refiere hacia Dream.

—Hoy no tengo ganas de regresar a casa. Ella puede irse sola.

Tanto George como su madre lo miran con mala cara.

—No puedes dejar que una niña se vaya sola a estas horas —le regaña George—. Le podría pasar algo.

—¿Puedo llevarla a mi casa y luego volver al menos? De verdad que no estoy de ánimos de quedarme en casa.

—Bien —responde la mujer—. George, acompáñalos. No tarden, por favor y vayan con cuidado.

—Sí, mamá.

Dream carga a su hermana en brazos con delicadeza para no despertarla, pero aún así lo hace.

—¿Papá? —dice Drista, somnolienta.

—Soy Clay. Nos vamos a casa, ¿sí?

Su hermana asiente y cierra los ojos nuevamente. George toma la mochila de la niña y sigue a Dream por detrás. El ambiente es muy callado. No sabe que decir por el miedo a que Drista lo oiga.

—¿Por qué no quieres quedarte en tu casa?

—...Nada en particular —miente—. Quiero dormir contigo.

—¿Y si me quedo a dormir en tu casa?

—No. Digo... mi mamá aún no sabe de lo nuestro.

—Entiendo. Está bien. Ya será otro día.

Ambos vuelven a quedarse callados.

—Hay algo que tengo que decirte —dicen al mismo tiempo, como si hubieran pensado lo mismo.

Ambos ríen por la coincidencia.

—Empieza tú —le dice Dream.

—Voy a empezar a ir al instituto después del verano. Estaré un año menor que tú, pero tal vez nos veamos en los descansos. Al comienzo no estaba muy convencido de retomar mis estudios, pero mi madre cree que debería ir al instituto aunque sea para hacer más amistades, ya que dice que no es muy sano que un chico de mi edad esté todo el tiempo trabajando en una aburrida cafetería. Supongo que en parte tiene razón, además, pienso que puede ser divertido. ¿Qué ibas a decir tú?

Dream se muerde el labio inferior. George se notaba muy feliz por empezar el instituto, no quería arruinar su felicidad.

—Ya lo olvidé.

—¿Seguro?

—Sí, supongo que no era para tanto.

George quiere insistir un poco más. Conoce a Dream y sabe que le está ocultando algo. Probablemente ese algo tenga que ver con la razón por la que no quiere quedarse en su casa.

Una vez llegan a la casa de Dream. Entran y llevan a Drista a su habitación cuando esta despierta.

—No te vayas —le pide la niña.

—Lo siento.

—No te vayas, por favor.

Drista lo toma del brazo y lo jala hacia ella con todas sus fuerzas.

—Quédate.

—Tengo que volver a mi trabajo.

—¡No es cierto!

Su madre irrumpe en la habitación al escuchar gritos.

—¿Qué está pasando? —pregunta con voz suave.

—¡Clay se quiere ir de la casa!

—No me voy a ir de la casa, Drista. Voy a trabajar.

—¡Siempre trabajas!

—Así es el trabajo, Drista. Necesito trabajar para que podamos estar bien.

—¡Mamá también trabaja! ¡Tú no tienes que trabajar! ¡Dile, mamá!

—Clay, no es necesario que trabajes. Agradezco tu iniciativa por ayudar, pero con mi trabajo puedo hacerme cargo de nuestras necesidades básicas.

—Con cubrir nuestras necesidades básicas no es suficiente, mamá.

—Quédate, por favor —le suplica su hermanita.

—Clay, quédate en casa con tu hermanita. No sabes lo triste que se siente cuando nadie está en casa. Además, así podrás centrarte mejor en tus estudios.

Aquella última frase es la gota que colma el vaso. ¿Centrarse en sus estudios? ¿Cómo iba a centrarse en sus estudios si no estudiaba?

—Voy a dejar el instituto y buscaré un trabajo de tiempo completo.

—No debes hacer eso, hijo. Puedo pagar tus estudios con mi sueldo si tu padre no lo hace, pero no dejes de estudiar.

—¡Es que no lo entiendes! ¡Ni siquiera puedo prestarle atención a las clases! ¡Estoy cansado todo el tiempo y... y voy a repetir de curso por eso.

Dream rompe en llanto. George se queda sorprendido en un comienzo, pero instantáneamente lo abraza. Entonces aquello era lo que Dream no quería decirle.

—Lo siento por ser tan tonto, mamá, pero te prometo que trabajaré duro para que tengamos una vida digna. Lo siento, Drista, por ser un pésimo hermano y no poder quedarme en casa contigo, pero lo hago para que puedas vivir una buena vida y que nada te falte.

—Pero me faltas tú. Yo no quiero dinero ni juguetes, solo quiero a mi hermano devuelta.

—Estoy aquí, Drista.

—¡Nunca estás! ¡Solo trabajas y trabajas y nunca estás en casa! ¡Odias a papá, pero eres igual que él! ¿Tú también vas a dejarnos?

—Nunca voy a dejarlas solas, ni a ti ni a mamá.

—¡Entonces quédate!

—Lo siento...

George lo deja de abrazar y se aleja de él un poco.

—Quédate —le dice George—. Al menos por hoy.

—No quiero quedarme —le susurra a George para que su hermana ni su madre puedan oírlo.

—Me quedaré yo también. No te preocupes.

Dream asiente.

—Voy a quedarme, Drista.

—¿De verdad? —sus ojos brillan como nunca antes.

—Sí. Espero que no te moleste que mi novio nos acompañe.

George sonríe cuando lo escucha presentarlo como su novio.

—No importa con tal de que tú estés. Gracias por quedarte.

Drista se levanta de su cama para abrazarlo con todas sus fuerzas.

—Te quiero, enana.

—Yo también.

Su madre que se había quedado en la puerta viendo todo, llama la atención de su hijo antes de retirarse.

—Quiero hablar contigo mañana.

—Está bien, mamá. Descansa.

—Ustedes también descansen.

cuando nadie está en casa [Dreamnotfound]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora