Capítulo XVIII: Baji

232 33 11
                                    

(T/N) había hecho bien en investigar concienzudamente las áreas que debía evadir en su estancia en Tokio porque quería ahorrarse los problemas de andar por lugares que no le competían. No se sorprendió cuando descubrió que el sitio donde conoció a Manjiro era una de sus zonas prohibidas.

Por eso tomaba la ruta más larga a la librería, por mucho que llegar pronto allí la emocionara de tal modo que no le importaría arriesgar un poquito el pescuezo. Y, una vez adentro, luego de saludar a Aiko, la encargada, se dirigía a la sección de libros y mangas de alquiler.

Sin pensárselo dos veces porque tenía la disposición de los libros grabada en la mente, extendió la mano. Respingó cuando otro brazo se estiró junto al de ella, chocando con alguien más impetuoso que acababa de llegar.

—Lo siento —se apresuró a susurrar cuando se encontró con unos curiosos ojos aguamarina que enviaron una advertencia irritada.

—No. —Agitó la cabeza, la intensidad de su mirada sin amainar ni un poco—. Tú estabas primero. —El joven, encapuchado de beige, se hizo del tomo y se lo entregó—. Además, ya lo he leído, solo que no lo recordaba bien.

—Ah... No creí... —se quedó callada porque pensó que mencionar que un chico leyera mangas shojo se le hacía raro era inapropiado.

—Si te gusta Fruits Basket, ¿quizás puedas leer Itazura na Kiss? —dijo sin más—. Aunque, por supuesto, Nana es superior.

—No he leído ninguno —mencionó—. ¡Aunque agradezco la recomendación!

—Hay otra librería que tiene más variedad de títulos en Akihabara, deberías intentar ir —habló con más entusiasmo, sus ojos al fin ablandándose.

—¿Akihabara? —repitió, admitiendo que la asustaba ir tan lejos y sola, a pesar de que se sentía tentada—. Podría ir algún día; aunque estaba leyendo Vinland Saga que salió recién.

—Ah... No me gusta mucho el seinen —agitó la cabeza—, pero he escuchado a algunos compañeros hablar al respecto. Como sea, ya que estás aquí, deberías también llevar el primer tomo de Itazura.

—Será para la próxima. —Agitó la cabeza, sonriendo a modo de disculpa—. Voy a llevar Monster.

El chico hizo una expresión dolida, como si hubiera fallado una vez más en sumergir a alguien en el fascinante mundo del manga shojo. Sin embargo, asintió para luego elegir otro título él mismo.

—Lees cosas difíciles —mencionó mientras ambos se dirigían a la caja registradora.

—¿Por qué?

—Bueno, eres extranjera, solo pensé que... ¿O quizás asumir cosas es grosero?

—No me molesta. ¡Quiero mejorar más mi japonés!

El chico curvó los labios y asintió, mandándole ánimos en silencio. Se despidieron a la salida de la librería, ambos con la reticencia que les generó el extraño encuentro. (T/N) se arrepintió de no haberle preguntado su nombre, pero prefirió guardar el anonimato del agradable joven para asociarlo a la calidez que le generó su encuentro fortuito.

Pese a que le contó lo que había ocurrido a Emma, que ella la molestó un poco por haber encontrado al fin a su protagonista de manga romántico, no pasó nada más relevante. No volvió a encontrárselo en la librería, pese a que iba casi todos los días para alquilar un nuevo tomo de Monster. Así que pronto empezó a olvidar su rostro.

En esa tarde, la señora Matsuda le había pedido que fuera a comprar algunas verduras para que se preparara el almuerzo para el día siguiente. Sin embargo, con el ocaso alargando su sombra, sintió un extraño apremio, una sensación de paranoia que la hizo girar la cabeza para fijarse si la estaban siguiendo. La calle estaba vacía, pero le parecía que sus pasos hacían eco hasta que, al aumentar el ritmo, hubo cierta disonancia que confirmó que alguien la estaba siguiendo. Su primera idea fue llamar a emergencias, pero no pudo evitar pensar en la propuesta de Manjiro de llamarlo cuando lo necesitara. Sin embargo, cuando se hizo del celular, una mano se cerró sobre su muñeca como una tenaza valiéndose de su punto ciego.

Destino fortuito || Manjiro Sano x ReaderWhere stories live. Discover now