Capítulo XXXV: Viajero

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—Mucho gusto.

La chica le apretó la mano con más fuerza de la que esperaba. Era alta y su mirada era dura, pero le dedicó un conato de sonrisa.

—Me dijeron que le diste una paliza a mi hermano en el básquet.

—No fue una paliza... Solo me aproveché de que parece que no es muy bueno lidiando con las chicas —dijo (T/N), midiendo sus palabras porque no quería tener problemas con la nueva amiga de Hina.

—Le he dicho miles de veces que tiene que dejarse de eso... Pero al menos se divirtió. —Curvó los labios un poco más—. Por cierto, hablas muy bien el japonés.

—Aún me falta mucho por aprender.

—Siempre tan modesta —molestó Emma, enlazando su brazo con el de su mejor amiga—. Pero, Yuzuha, es un gusto al fin conocerte. Dejaste una fuerte impresión en Hina.

Hina se sonrojó y le lanzó una mirada de reproche, pero Yuzuha solo rio.

—No tengo nada digno de ser admirado —meneó la cabeza, ruborizada—. Solo sé defenderme un poco.

—¿Un poco? ¡Le hiciste frente a esos sujetos de Black Dragon! —dijo Hina, recordándola como si se tratara de una heroína.

Yuzuha sonrió, incómoda, a la par que recordaba el club de fans que tenía en la escuela, pese a que ella creía que Hakkai se lo merecía más.

—Pero ustedes tres son un grupo de amigas bastante peculiar, ¿no creen?

Las tres chicas se observaron con real dubitación y Yuzuha se rio. A (T/N) le pareció que era mucho más madura pese a que tenían la misma edad. Sería una adición interesante a su grupo de amigas; eso si a Yuzuha le interesaba.

Habían quedado en verse en una cafetería, así que las cuatro estaban sentadas en una mesa mientras conversaban y reían. Yuzuha nunca creyó que eso era posible, no cuando aún su hermano mayor estaba con ellos y ella debía medir cada uno de sus actos. Ahora se sentía libre y había conocido a Hina y su corazón se llenaba de alborozo ante la perspectiva de al fin poder ser una chica de preparatoria normal.

No tardó en descubrir que Emma era un poco ingenua y honesta, Hina era optimista y amable, y (T/N) hacía comentarios acertados y no dudaba dos veces en soltar alguna broma para hacerlas reír, aunque había cierto sosiego en su semblante que hizo que quisiera conocerla mejor. No se sintió alienada de la conversación en ningún momento y le gustó que, si se quedaba callada, alguna de las otras tres la reinsertaba en el hilo de conversación con naturalidad.

—Voy al baño —anunció Emma, parándose.

—Te acompaño —se ofreció Yuzuha.

Hina y (T/N), sentadas una frente a la otra, se observaron unos segundos y tomaron un prolongado sorbo de sus bebidas.

—Me alegra que ya estés bien —dijo Hina—. Emma estaba preocupada.

—Lo siento... Estaba siendo irracional.

—Nada de eso. Aunque estamos juntas en esto, ¿sabes? Si te sientes mal, puedes decírnoslo y haremos lo posible por ayudarte.

—Pues... Sí, me sentía mal, pero no terminaba de comprender por qué —dijo la verdad a medias y apretó los labios—. No quise importunarlas.

—¡Nada de eso! —insistió Hina—. Eres nuestra amiga, así que confía en poco más en que nos preocupamos sinceramente por ti.

—Lo tendré en cuenta la próxima vez, aunque espero que no vuelva a ocurrir.

—Pero a mí me sorprendió un poco que Mikey le pidiera a Takemichi hablar conmigo. Se tomó muy en serio eso de elegir las películas para ti.

—Pasamos una buena tarde ese día. —Ella le sonrió, agradecida.

Destino fortuito || Manjiro Sano x ReaderWhere stories live. Discover now