Capítulo XX: Colina

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—¿Manjiro está bien?

Emma gruñó y se cubrió la cara con ambas manos, harta de que su mejor amiga le preguntara eso al menos unas tres veces al día.

—No sé, ¿por qué no intentas preguntárselo tú misma?

—Lo siento. —La chica bajó la cabeza—. Es solo que no lo he visto últimamente y me preocupa.

—Puede cuidarse solo.

—Lo sé, pero es normal que me sienta así —susurró—. Los puños no protegen el alma y tu hermano parece no comprenderlo.

Emma apretó los labios, pero negó suavemente con la cabeza.

—¡Mikey es fuerte!

—Cualquiera puede romperse con el estímulo adecuado, hasta un diamante, Emma. Además, no podemos detener los acontecimientos externos a nosotros y me da la impresión de que Manjiro podría cometer un error.

—Lo dices como si fuera a asesinar a alguien —Emma intentó bromear, pero la expresión de (T/N) hizo que la tomara más en serio—. Mikey sabe cuáles son los límites.

—¿Eso crees?

—Sí. No suele dejarse llevar por la ira. Ya ves cómo siempre mantiene ese semblante atolondrado.

—Ya te digo que Manjiro está más pendiente de las cosas de lo que tú quieres admitir. No sería líder de ToMan si no fuera inteligente, ¿no crees?

—Pues yo creo que la parte de inteligencia la hacen Draken y Mitsuya... ¡Mikey es más como un líder carismático!

—¡¿Qué?! ¡Le quitas mucho méri...!

—¡Basta de hablar de mi hermano! —se quejó Emma con un puchero mientras hacía aspavientos—. Más bien, háblame del chico de la librería. ¿Lo has vuelto a ver?

—¿Qué chico...? Ah... ¿Chifuyu?

—¡Ya sabes su nombre! —celebró.

—Sí, aunque también forma parte de ToMan.

—Bueno, pero tienen cosas en común, ¿no? Les gustan los libros.

—Le gusta el manga shojo —dijo (T/N) con una sonrisa—. Lo que es peculiar a su modo, pero le suma puntos.

—¡Ajá! Tienes más temas en común con él que con Mikey.

—¿Qué...? ¿Por qué los estás comparando? Además, Manjiro y yo tenemos muchos temas de los cuales hablar.

—Es que cuando yo empiece a salir con Draken —sus mejillas enrojecieron—, sería raro ir a una cita doble contigo y mi hermano. Y, a ver, ¿qué temas en común?

—No estoy buscando pareja, Emma. —(T/N) rio entre dientes, arrojándole un granito de arroz que había sobrado de su bento.

—El amor llega sin avisar, querida amiga.

(T/N) se carcajeó. Aunque la dejó pensativa su comentario de que ella y Manjiro no tenían temas en común, pero ella creía lo contrario. Emma jamás los había visto compartir sus silencios, ni cómo Manjiro podía pasar horas escuchándola hablar de su última lectura, o cómo ella se interesaba cuando él le hablaba de autos de carrera, o cómo comentaban las últimas películas, o cuando jugaban juegos de mesa y sacaba de quicio a Manjiro en el Monopolio, o las veces en las que discutían las formas de las nubes, o cómo ella conocía a la mayoría de chicos de ToMan porque Manjiro le hablaba de ellos y ella podía imaginárselos y tenerlos en tan alta estima como él.

Pese a que no le gustaba nada eso de estar en una pandilla y resolver los conflictos a puñetazos, admitía que con Manjiro experimentaba momentos que nunca creyó pasar con nadie más. No quería perderlo y tampoco cumplir el futuro que había visto, la idea la aterraba cada vez más.

Destino fortuito || Manjiro Sano x ReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora