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Al costado del bar había una camioneta, el viento hacia rodar las hojas secas sobre la impecable pintura negra.
Insististe pero nadie contestó.
Yendo a la parte trasera tampoco había nadie. Pero no cabía duda de que allí habitaba gente.
A lo lejos oyes que algo se rompe. Como la caída de un árbol.
Sales a investigar.
Te adentras en el pueblo. Por la calle donde alguna vez las personas recorrieron comprando y atendieron tiendas y comercios.
Un sujeto se aparece. Se ve perturbado.

—¡Gracias a Dios. Tenemos que irnos!
Te agarra de los brazos y tu le devuelves el gesto pero más que nada tratas de que se tranquilice.

—Calmese, soy policía ¿qué sucede?

—¡Algo nos atacó, no, no es un oso!¡Creo que me está siguiendo!

—Debemos entrar.

—¡NO! —sonaba más a suplica—. Debe tener una patrulla. ¡Salgamos de aquí, saqueme de aquí!

Es tipo se estaba poniendo difícil. Pero el colmo llego cuando empezó a tantear en tu cintura buscando tú arma. Casi lo consiguió pero de un codazo lo tiras al suelo.
(×)
En lugar tu sacas el arma y le apuntas a los pies. El se recompone.

—¿Qué mierda cree que hace?¡Eso ya viene?
—¡¿Qué viene?!¡Metase adentro ahora!

El tipo te miró con espanto e ira. Reconociste esa forma desencajada en su expresión, la forma de alguien que sabe que puede morir. No quisiste arriesgarte.
Ambos se metieron a una tienda, que al entrar era un viejo gimnasio.

—Explique qué está pasando.

—Ya le dije. Además no me va a creer... —tomo aire— A creer si le digo que esa cosa dijo mi nombre. Es difícil de explicar pero de inmediato supe que no debería estar aquí. Maldita sea yo solo era el guardabosques...

—Su nombre.

—Ted.

—Escuchame, Ted. Dice que algo dijo su nombre. ¿Está seguro que no era una persona?¿alguien que ya conoce?¿alguien extraño que ya vivía aquí?

—No esto es diferente. Como si algo hubiera despertado —la cara del tipo como que se congeló— como si hubiera venido corriendo hacia mi mente ¿entiende?

¿Qué rayos quiere decir?

—Le creo.

El tipo te miró como si no pudiera entender.

—Si hay algo allí afuera yo lo liquidare. No puedo darle mi auto. Debo auxiliar a las personas
Su rostro cambió como si de repente entendiera que solo decías las palabras que el quería escuchar.
—¡Ya están muertos!¡No lo entiende! Esa cosa allí no es un oso o hombre. Esa cosa sabe quién soy y sabrá quién es usted. Eso debe ser el diablo. ¡Debemos irnos ya!

—Quédese aquí. Regresaré.

Sales.

—¡Se arrepentirá!¡Maldito regrese!

Sin más que pudieras sacarle a ese desgraciado continuaste.
¿En dirección de la colina o hacia lo que al fondo parecía la plaza central?

Hacia la colina ve al 13
Hacia la plaza central ve al 14.

Siren Head (Interactivo) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora