Siren Head (Interactivo)

19

Sueltas el arma. Este sujeto ahora te apunta.

—¡Dame las llaves del auto!

—¡Imbécil, no tiene gasolina!

—¡¿Qué?! ¡¿Qué clase de policía eres?!

Unos pasos rápidos venían. Desde el suelo miraste atrás. Varia luces se acercaban.
Te pones en pie rápidamente.

—¡Gracias a Dios!¡Garth...!

En un descuido el sujeto dejó de apuntarte. Aprovechas para darle un codazo en la mandíbula mientras recuperas el arma.

—¡Hey! —almenos dos voces, una de hombre y otra de mujer.

—¡Hijo de puta! —dijo Ted casi que acomodándose la mandíbula. Había trastabillado un poco.

—¡Tranquilos, soy policía!

Y sacas tu placa.

—Darren Foyd.

Ted se puso del lado de los recién llegados. Ahora se sumaba un barbón.

—¿Sus nombres y qué está pasando?

—¡Ya se lo dije!

—Garth

—Lena.

El sujeto de barba parecía estudiante con una mezcla de desinterés y precaución.

—Mark —dijo finalmente.

—Bueno. Todos adentro. A ese galpón.

—Maldita sea —Ted fue el primero en moverse.

Una vez adentro. Notaron que en la estructura había decenas de pájaros que se alertaron al ser iluminados por las linternas.

—Ted una vez más...

—¡No va escuchar! Garth tenemos que irnos de inmediato.

Este último lo observaba desconcertado, pero más como si estuviera viendo a un loco.

—Hay algo en el bosque que no es hombre ni animal. Me sentí extraño, creo que lo tuve muy cerca.

De repente por la radio suena una voz:

—Gath, Lena... vamos para allá.

—De acuerdo, Eric. —dijo Garth.

Pero de repente los pájaros salieron volando. Fue un gran bullicio hasta que toda la bandada salió hacia la tormenta. No quedo un pájaro.
De repente algo cae, más bien parece asomarse entre la pared. Era un mástil, dos sirenas a los lados. Fue extraño ya que no produjo ruido al "caer". Entonces iluminan las sirenas y el horror se apodera de todos. Hay dos bocas.
De detrás de la pared como si fuera un titiritero enorme se asoman dos manos metálicas. Ted cae al piso arrastrándose lejos. Los demás influido tu se quedan en su lugar. Las garras se clavan en Gart y Mark, que deja caer la escopeta.
Sales de tu transe de pavor. Giras y le dices a Lena:

—Pelea. —se lo dices firme y con convicción.

Ella te ve a los ojos. Se ve aterrorizada, pero sus ojos parecen recobrar esperanza. Entonces asiente y ambos salen de ahí.

Corren por lo que parece un desarmadero.

Podrían seguir corriendo para encontrar una salida o tomar un sendero que se interna en el bosque que parece llevar a un puente.

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