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Jimin caminaba hacia el palacio luego de que mediante una carta el rey le pidiera asistir al reino con motivo de algunas modificaciones que quería realizar para la fiesta de su hija. Principalmente la señora Jeul sería la que tendría que asistir, pero ella tenía un compromiso familiar, por lo que Jimin no tuvo más de otra que ir por el mismo hacia ese horrible lugar. Esta ocasión tenía más miedo que la otra vez, ya que ahora sí había traído a su hijo consigo, no había podido dejárselo a nadie pues no confiaba en nadie más que en Yoongi y él el día de hoy si tenía que presentarse a trabajar.

Jimin caminaba con el corazón acelerado mientras miraba a todos lados antes de entrar al palacio. Intento que no fuera evidente que su hijo lo acompaña, lo coloco en una manta debajo de su hanbok envuelto como si estuviera en un canguro, su hijo estaba dormido por lo que si no hacía ruido nadie se enteraría que lo llevaba con él.

—Su majestad me llamo —mencionó a los hombre de la entrada.

—Pasa, Park Jimin —eso le hizo sentir escalofríos.

Y es que la mayoría se habían enterado de todos los escándalos que habían pasado por su culpa. La gente estaba dividida respecto a opiniones, mientras unos decían que Jimin era un prostituto, otros decían que era falso y era la manera en la que podía librarse de ser concubino del rey, ya que si en un principio rechazo la corona, era evidente que no sentía amor puro por el.

En realidad Jimin no sabía sobre estás especulaciones, simplemente intuía que no era muy bien recibido al ver todas las miradas despectivas de la gente, tanto de damas de compañía, los eunucos y los guardias del palacio. Sin importarle mucho y seguro de si mismo avanzó hasta la sala del trono en donde sabía que se encontraría su majestad.

—No puede pasar —mencionó un guardia.

—Vengo a ver a su alteza.

—El está ocupado, esperalo en sus aposentos y nosotros le decimos en donde te encuentras.

Jimin sin más asintió y se dirigió hasta los aposentos de su majestad con mucho cuidado y evitando encontrarse por los pasillos del castillo a la reina. Sinceramente él no quería pelear con ella por lo que lo mejor era estar alejado lo más posible. Al entrar escucho mucho silencio y luego un llanto proveniente de la cuna.

Se acercó sigilosamente encontrándose con la princesa llorando exageradamente y moviendo sus piecitos. Jimin no quería molestar a nadie por lo que se acercó a la bebé y le dio la mano, esto provocó que utilizará su dedo como chupón. Sonrió al verla más tranquila, si bien no era muy parecida a Jungkook, aún tenía rasgos que te hacía darte cuenta que eran familia. Los labios y el color del cabello eran muy idénticos a los de su Alteza.

—Veo que ya conociste a la princesa.

Esa voz lo hizo caer de espaldas un poco asustado. No se esperaba que de repente apareciera alguien a interrumpir su tranquilidad. Ante el susto y el pequeño grito de Jimin de sus provocó que su hijo comenzará a removerse por debajo de el y comenzará un ligero llanto.

—¿Estás bien? —su majestad se acercó a Jimin tomándolo por los brazos y alzandolo fácilmente.

—Estoy bien —respondió acariciando al bebé.

—¿Trajiste al bebé?

—Si, no creí que se despertaría —se quejo Jimin arrugando la frente.

Esperando a que Jungkook no lo notará acomodo a su hijo para darle pecho, afortunadamente la posición en la que se encontraba sujetado era la perfecta para darle un poco de leche. Jung-Su se tranquilizaría, no lloraría más y además nadie lo veía pues estaba tapado por todo su hanbok , solo esperaba que no hiciera mucho calor ahí adentro.

The King Is Mine | Kookmin Where stories live. Discover now