CAPÍTULO 29

9.3K 822 39
                                    

VIKTOR

Battle Cry-Imagine Dragons

Me levanto sobresaltado, con un puño estrujando el órgano en mi pecho. Intento meter aire en mis pulmones que parecen haber olvidado como hacerlo. Tengo la ropa arrugada, sucia y sudada. El material se me pega en el pecho y con dedos temblorosos me aparto el cabello que se adhiere a mi frente. No sé que es lo que he soñado, que ha atormentado mi sueño, solo sé que ha dejado una sensación horrible en lo más profundo de mis huesos. Automáticamente cierro los ojos y lo primero que hago es buscar a Sierra, golpear mis garras contra los firmes muros que solo ella ha conseguido levantar contra mí.

A pesar del sudor, mi cuerpo está frío, congelado, pero en cuanto Sierra me deja entrar en su mente, siento un abrazo cálido rodeándome. Nuestra conexión no se limita solo a poder sentirla o hablarle, la veo sentada en una mecedora junto al fuego y el pequeño Khaos está a sus pies, jugando con bloques de madera. El perfil de Sierra queda recortado por las llamas, bañándola en dorado y dándole un aspecto sano y feliz. Todo mi ser se relaja, inundado por el alivio.

—Siento tu preocupación, ¿está todo bien, Viktor? ¿Es por la reunión?

Doy un paso hacia ella, buscando colocar mi mano sobre su hombro y sentir su piel, aunque sea un segundo, sin embargo, mis dedos parecen pasar su carne y desaparecer en la nada. Frunzo el ceño, confuso. Tal vez sea fruto del cansancio.

La reunión ha ido bien. —Sonrío, aunque ella no puede verme de espaldas. —Solo he tenido una pesadilla. ¿Qué tienes ahí?

Por encima de su hombro veo unos retazos de tela descansando en su regazo y lo que parecen dos agujas de tejer. El aspecto no se asemeja a nada que conozca como una prenda de ropa y un rápido vistazo al ceño de Sierra me confirma lo que ya imaginaba. Se le da tan bien tejer como a mí ser bueno. Aprieto los labios, prohibiéndome reírme y fracasando.

No estoy hecha para tejer. —refunfuña. —Solo quería ocupar mi tiempo en algo. Me aburro aquí. Quiero ir a casa.

Me duele no poder tocarle la mejilla como quiero.

—Volverás y llenarás el castillo con llantos de bebé, no se me ocurre algo mejor. —digo con una sonrisa bromista, no obstante, ambos sabemos que es verdad. —¿Qué hay de tus lecciones con Atarothz?

—Son breves. Tiene miedo de que me agote demasiado. No es bueno para mí y el embarazo.

Asiento, de acuerdo con el pensamiento de su padre. Llegará un momento en el que Sierra esté cansada todo el tiempo, así que será mejor que no gaste energías innecesariamente.

¿Seguro que la reunión ha ido bien?

—Seguro. —digo con falsa convicción. —Ningún Puro te hará daño. No saben nada de tu embarazo y lo mantendré así hasta que volvamos.

—¿Y cuándo lo sepan?

Me agacho frente a ella, pero evito tocarla para que no se percate de que mi tacto no es real como otras veces. La miro totalmente serio, aunque mis labios no quieran cooperar, luchando por curvarse en una suave sonrisa. Esas que solo le pertenecen a ella.

—Eres mía, Sierra, y ese niño también. Nadie se acercará a vosotros.

—Nuestro. —me corrige.

Nuestro. —coincido. —Y yo soy tuyo.

Sus ojos grises reflejan más vida que nunca cuando sonríe y se achinan, dibujando pequeñas arrugas en las esquinas. El fuego le da color a sus mejillas y parece la misma chiquilla sucia y rebelde que vi la primera vez. Khaos deja caer un bloque de madera contra el suelo, rompiendo el hechizo en el que me han capturado sus ojos. Sierra parece darse cuenta de ello también ya que aparta su mirada de mí y se centra en el niño.

INQUEBRANTABLE +18Where stories live. Discover now