𝟬𝟮𝟵

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Narra Aleksander.

Camine tranquilamente afuera, pero no era así por dentro me estaba muriendo de rabia, ellos le quitaron la tranquilidad a mi mujer, y nos quitaron a nuestro hijo.

Afuera estaban miles y miles de guardias del rey, yo estaba con la furia corriendo por mis venas ahora de color negro.

—OSCURO, ¿DONDE ESTÁ LA OTRA?

Nadie trata a mi mujer como una cualquiera, ella no es una cualquiera, ella es única y es mi mujer.

—No les importa donde esté mi mujer.

—El Rey quiere la cabeza de ambos.

—No les basto con llevarse la vida de mi hijo y la tranquilidad de mi amada.

Todo el mundo pude ver un atisbo de sorpresa, un bebé y que sus padres sean tan poderosos, traería problemas.

—MANOS ARRIBA OSCURO, TE MATAREMOS Y LUEGO A LOS DEMÁS.

Un soldado grito con una sonrisa.

—TAMBIÉN NOS PODEMOS COGER A SU ESPOSA, ESTA DEMASIADO BUENA PARA MATARLA.

En ese momento mi furia se desató, nadie dice eso de mi esposa, solo yo puedo tenerla a ella desnuda, ella es mía, ella es mi mujer.

Yo cerré los ojos y volví a pronunciar en hechizo, escuché a los soldados diciendo que prepararan sus armas, sentí que estaban preparando una ballesta,

—AHHHH.

Grité y sentí como el poder circulaba de mis venas, mis manos se abrieron y sentí como las sombras se esparcía hacia mis lados, un atisbo de sombra se fue al frente y mató a los guardias del frente. Dejé que mi poder fluyera, que la rabia de todos estos años saliera de mi, de escuchar los comentarios hacia mi esposa, que por culpa de ellos mi esposa está destruida por la pérdida de un hijo, que no teníamos planeado para nada, pero que era nuestro. Le habían quitado la tranquilidad a la mujer que más amo.

Me caí cuando todo el poder quedó en mi, vi detrás y no podía crear, le di vida a una sombra que estaba cubriendo el pais. Era el nuevo forjador de huesos, había creado Vida. Vi como algo parecido a los rayos salían y una ala se vio, ¿no era posible? ¿Eran monstruos? Vi al frente y los cuerpos de los humanos que mate, no estaban.

Debíamos huir.

Corrí, a todo grisha que veía le dije que tenía que huir o lo mataría. Fui a mi cuarto, mi esposa estaba siendo abrazada por su hermano y su primo.

—¿Sasha?—dijo viéndome.

—Lapuska, nos debemos ir...—La vi a los ojos y con una mirada le dije que luego hablaríamos.—Se que no tienes fuerza, ¿la pueden cargar?

—Claro.—dijo Nico.—¿Que paso?

—Luego les explico...consigan mantas y algo de comida, pero rápido.

Salí rápido y fui donde mi madre, ella estaba doblando una cobija sin decirle nada, la cargue como un costal de papá.

—ALEKSANDER. ¿QUE PASA?

—Luego madre.

Llegue a donde estaba Nico y Percy. Nico cargaba a su hermana como yo cargaba a mi madre.

—La iba a cargar en mi espalda, pero sigue muy adolorida para que mantenga las piernas abiertas...—dijo.

—Está bien, vamos.

Corrimos y salimos a toda velocidad, yo los iba guiando. Corrimos y caminamos mucho, llevábamos kilómetros y horas. Cuando sentí que estábamos suficientemente lejos me detuve.

—Podemos descansad, estaremos seguros por ahora.

Baje a mi madre y ella vio al frente.

—Aleksander ¿que hiciste?

Percy colocó una manta en el suelo y Nico bajo a su hermana, ella se quejó cuando su abdomen se dobló y vio al cielo.

—¿Que mierda es eso?

Todos veíamos la sombra sorprendidos, me pare al frente y le dije.

—Yo lo cree

Esposa del general KiriganDonde viven las historias. Descúbrelo ahora