Después de hablar con Amadis decidí que lo mejor en estos momentos sería enfrentarme a Jules, hablar sin una resaca de por medio y aclarar todo lo que había pasado. Recordaba en qué calle quedaba su casa así que simplemente me presenté ahí.
-¿Pearl? ¿Qué haces aquí? - noté su nerviosismo.
- Lo siento, creo que el domingo todo fue muy confuso.
- Lo sé, pensaba llamarte para pedirte disculpas, abusé de que estabas en un momento delicado y dije cosas de las que me arrepiento. - contestó como si hubiera practicado eso durante horas.
Me sorprendió esa confesión, ¿Se arrepentía de todo lo que dijo?
- Bueno yo no me quedo conforme, no puedes esperar que finja que nada pasó y que olvide todo porque pasó mucho Jules, demasiado.
No me había dado cuenta de que seguía afuera de la casa, con un gesto me hizo entrar. Ambos nos sentamos en dos sillas, enfrentados.
- Esto es vergonzoso - murmuró - actúe como un crío enamorado, la que tenías tragos de más era tú y aún así yo fui el borracho. Lamento decirte que te amo,porque cielos, ¿Cómo voy a decirte que te amo? lamento besarte a la fuerza. Apenas puedo mirarte a la cara después de todo lo que pasó.
Me dió pena, era claro que él era un chico tímido que buscaba pasar desapercibido.
- No estoy molesta, tengo que admitir que si me tomó de sorpresa - mentirosa - pero desde que nos conocimos fuiste muy amable conmigo, así que no estaría mal... - contesté sin pensar.
- Entonces.. ¿Nuestra relación no tiene por qué tornarse incómoda, verdad? - preguntó con miedo, sonreí negando.
- Por supuesto que no.
Asintió y exhaló un par de veces - Mira, Pearl, no quiero pedirte que seas mi novia o algo así a pesar de que estamos en desventaja, tú sabes mucho de lo que siento y yo no sé nada de tí - touché - entonces te propongo que nos conozcamos mejor, ¿Si?, sin forzar las cosas. Lo único que cambiaría es que empezaríamos a salir ya no como un par de conocidos sino como...
- ¿Dos personas que se encuentran en desventaja de sentimientos?
- Si, así es. Solo salir. ¿Que opinas?
A decir verdad, fue la mejor proposición amorosa que me hicieron desde los 16 años, cuando Billy Hulls me regaló dos cajas de bombones de chocolates a cambio de fingir salir con él por una semana completa.
- Creo que está bien, sobre todo por la categoría de "salir sin forzar las cosas"
-¡Genial! - se alegró pero volvió a la normalidad - que poco cortés de mi parte, ¿Quieres un poco de café?
- Eso suena genial.
Probablemente si alguien conociera esta historia de seguro me juzgaria, ¿Por qué darle falsas esperanzas a alguien tan lindo como Jules cuando aún no es posible para mí definir que es lo que siento, si acaso hay algo, por Vincent? Porque bueno, en un momento no tengo a nadie y en otro tengo que pensar quién me gusta más. Tengo una leve idea de quién tiene la culpa de todo esto.
Porque Jules me atrae, es realmente todo lo que nunca fue Edward y siempre busca que me sienta bien, como ahora. En cambio con Vincent es distinto, un día si hablamos y al otro día dejamos de hablar olvidando todo. Entonces me pregunto, ¿Por qué seguía pensando en él si ahora no estaba aquí?-¿Estás pensando en algo en específico? - me sobresalté, Jules llegó con las dos tazas de café.
- Gracias, no, no estoy pensando en nada.
- Lo menos que quiero es dejarte pensativa.
- Tranquilo, no me voy a arrepentir de nuestro trato.
Nunca me arrepiento, jamás.
- Menos mal - susurró - no quiero ser molesto, pero ¿Te gustaría salir a jugar a los bolos mañana noche?
-¡Claro! Amo jugar a los bolos, tendrás que tener cuidado conmigo porque estás frente a una experta.
-¿En serio? Estás frente al mejor puntaje de la ciudad. Creo que tendrás un trabajo difícil, princesa.
- Ya lo veremos.
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Las flechas de Cupido
Teen FictionPearl sabe mucho de películas, de escenas de besos y de cómo enamorar a toda una sala de cine a través de la pantalla, lastimosamente siempre ha sido una desgraciada en el amor, y su punto de quiebre es cuando encuentra a su prometido, Ed, engañand...