Capítulo 8

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—¡Creo que perdí la memoria! —exclamó preocupado.


Y mientras más trataba de recordar, más confusa se volvía su mente. Era como si una niebla pesada cubriera sus recuerdos. No podía recordar el día anterior, ni a qué hora se había levantado, ni qué había hecho a lo largo de la jornada. ¿A qué hora ocurrió el accidente? Ni siquiera tenía noción de eso. Mientras más lo pensaba, la desesperación lo embargaba.


—¿No recuerda el momento del accidente? —preguntó Eunhyuk.

—¡No! —gritó ofuscado—. ¡Ni siquiera recuerdo dónde me atropellaron!

—Fue cerca de la estación Konkuk. Específicamente a media cuadra.

—¿Y qué hacía cerca de la estación Konkuk?


Donghae se sentía como si hablaran de otra persona y no de sí mismo. A medida que la información venía, sus pensamientos se volvían más caóticos. Él conocía poco de la zona de Konkuk y, sin embargo, le parecía un barrio horrible. Jamás hubiera ido allí por gusto.


—¿Usted no vive cerca de ahí? —se aventuró a preguntar Eunhyuk. 

—¡Por supuesto que no, esa zona es un espanto! 

—Yo vivo cerca de Konkuk y no es tan malo —contrarió el médico luciendo indignado. 

—Pues yo vivo en Seongsu, en un complejo de torres de lujo. Créeme cuando te dijo que Konkuk es un barrio para morirse —Eunhyuk frunció el ceño, pareciendo más indignado que antes, pero Donghae no quería discutir acerca de barrios pobres. Ése no era el punto—. De todas formas, eso no importa. La primordial aquí es saber qué estaba haciendo yo en Konkuk cuándo ocurrió el accidente. 

—Usted estaba corriendo con el semáforo en rojo.

—¡No me refiero a eso! —Donghae gruñó frustrado. Este chico podía ser una luz en el campo de la medicina, pero a la vez era tan tonto—. Me refiero al motivo por el cuál fui a Konkuk. No me gusta frecuentar zonas de ese tipo. Además, ¿por qué cruzaría de forma imprudente la calle? No soy un idiota como para poner mi vida en riesgo, así como así —el médico se le quedó observando por unos instantes, con unos ojos que parecían querer responder mientras su boca se mantenía sellada—. Crees que soy un idiota, ¿verdad? —cuestionó Donghae cerrando las manos en puños.

—Cálmese, señor Lee —le respondió Eunhyuk con un tono tranquilizador que, por lo contrario, más lo desesperaba—. No creo que haya sido un idiota por cruzar la calle de forma descuidada. De seguro tuvo una buena razón para hacerlo.

—¡¿Pero cuál?! 


Donghae no pudo evitar gritar. Todo esto lo ponía de pésimo humor. Y para empeorar la situación, un dolor de cabeza incipiente comenzaba a surgir en él.

Escuchó a Eunhyuk respirar profundo una vez más. Creyó que también gritaría, pero cuando habló su voz fue suave y comprensiva.


—Sé que puede ser frustrante para usted no recordar lo sucedido, pero créame, lo más probable es que se trate de una amnesia temporal relacionada al momento del accidente.

—¿Y si olvidé algo más? —preguntó preocupado.


Habían cosas que Donghae nunca quería olvidar, como por ejemplo todo lo relacionado a Hyukjae.

El hijo de la empresariaWhere stories live. Discover now