Para ser libres tienes que romper todas aquellas cadenas que te atan a tu sufrimiento, incluso si esa cadena es alguien que amas.
Las castas están inspiradas del libro "Chicas de papel y de fuego" de Natasha Ngan.
[¿Roier x Quackity?]
Puede que se l...
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Después de aproximadamente una semana en aquella prisión de piedra el clima empezaba a ser más cálido, la nieve que cubría la única entrada de sol finalmente la dejaba cumplir su propósito. Les habían informado durante la mañana que en la tarde llegaría el doctor, que en propias palabras del guardia que merodeaba en el pasillo dijo que se había retrasado por la tormenta.
Antes de que llegara el tan esperando doctor Qiang le había entregado su capa de piel que había llevado en sus hombros desde que llegaron a aquel lugar a Roier ya que sabía que se lo tendrían que llevar para atenderlo y esas personas no les importaría si el chico tenía frío o no.
Roier agradeció el gesto a la pantera e incluso trato decirle que no era necesario pero el demonio insistió hasta que aceptara.
Unas horas después dos chicos de la casta de papel llegaron a la habitación junto a 4 caballeros que los escoltaban. Preguntaron acerca de las personas que se encontraban lastimadas y les hicieron una revisión rápida para identificar lo que tenían. Al rededor de 5 personas de la habitación se fueron con los "doctores" que se encargarían de atenderlos, Roier tuvo que ser cargado por uno de los caballeros debido a su poca movilidad el cual fue regañado por uno de los doctores por no tener cuidado y alzarlo de la cama con brusquedad.
Ada la hija de Fei avanzaba tomada de la mano de uno de los doctores ya que la pequeña tenía que ser atendida por las quemaduras en su piel y heridas en parte de sus brazos, la niña de vez en cuando volteaba a ver a Roier para asegurarse que de estuviera bien recibiendo una sonrisa como respuesta por parte del chico.
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Llegaron a lo que decían sería su habitación momentánea, en ese lugar ya se encontraban un niño de no más de 8 años, parecía que se lastimo la mano ya que tenía una venda envuelta en su brazo.
El niño no dijo nada en ningún momento y solo se limito a saludar a los doctores que parecían conocerlo.
Los chicos revisaron a los heridos con detenimiento asegurándose de no lastimar los, a algunos les colocaron vendas o puntadas en heridas abiertas. A diferencia de el hombre del primer día y el guardia del pasillo ellos eran más amables con ellos respondiendo algunas dudas de las personas.
