⏤͟͟͞͞ ⊹ ➴ 𝐃𝐨𝐬 𝐒𝐢𝐧𝐯𝐞𝐫𝐠𝐮̈𝐞𝐧𝐳𝐚𝐬

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Enserio Tom me estaba volviendo loca, o más bien el delicioso olor de su chaqueta me volvía loca... Pero no, yo no podía querer a un hombre como Tom, él era un monstruo sin piedad que no sabía como amar.

Aunque sabia que él no era el mejor hombre, y el hombre de mi vida, ya que aunque quería no sentir nada por Tom cada vez que me acostaba con un nuevo cliente recordaba al hombre que fingía no amar, siempre llevaba su chaqueta de cuero para imaginarme que estaba cerca de él con el envolvente olor de esta, o cuando confundía constantemente a cualquier hombre alto y de trenzas africanas negras parecidas a las de el hombre de mi vida con él...

Quería olvidarlo, pero nada más recordar su nombre suspiraba mientras me perdía en los bellos recuerdos que teníamos ambos, pero amar a un hombre que puso varias veces una pistola en mi frente no era un amor sano, era algo enormemente tóxico y dañino para mi.

Me estaba matando a mi misma por el incondicional amor que sentía por él, sin embargo se sentía demasiado bien... Tan bien que casi me olvidaba de todos los defectos que él tenía.

No podía olvidarlo, él era mi todo, pero al parecer yo para el no era una más que una de sus hermosas perras con las que jugaba a sentir el más bello amor.

Al igual que tampoco olvidaría las veces con las que acabé con la vida de gente que Tom consideraba traidores, o marcaba como "Dreist", ya que en mi cabeza aun sonaba el recuerdo vivo de las personas que asesine a sangre fría la misma noche en la que Tom masacró y desvivió a Tyson.

Sin duda yo me estaba volviendo casi igual de malvada que Tom, pero yo nunca desee ser como el ser que más odiaba pero amaba a la vez, el que... No, el no era el hombre de mi vida, él era un verdadero sinvergüenza que no sabía lo que era amar verdaderamente y que le tenía más a la responsabilidad afectiva que a ver morir una persona.

-¿Entonces va a ir al casino a ver a su novio? - Cuestionó el taxista sacándome por completo de mis pensamientos

Joder, siempre me pasaba lo mismo en los taxis, cada vez que iba sola me preguntaban si iba a ver a un novio o si venía de verme con algún novio.

Aunque razón no le faltaba, ya que iba a buscar algún hombre con el que pasar la noche ofreciéndole mis servicios por un elevado coste.

-Ja, ciertamente si... - Contesté con una sonrisa algo fingida

-¿Enserio? ¿Y de que trabajas?

No iba a decirle explícitamente que era una puta, pero me sabia mal mentirle con mi profesión, aunque no lo volviese a ver en mi vida nunca me gusto hablar con la mentira hacia una persona que lucía tan sincera como aquel taxista.

-Es difícil describir, pero soy lo más parecido a una dama de compañia...

-¿Una prostituta? Ciertamente si tienes pintas de ser una prostituta de lujo, pero me da algo de pena ver una niña tan linda como tú trabajando de algo así.

¿Pena? A mi si que me daría pena ser taxista, bueno, no... Él si se ganaba el dinero de una manera honrada, no como yo que tenía que vender mi cuerpo por algo de dinero sucio.

Sin embargo era muy amable de su parte aquel discreto cumplido que me había dicho, aunque bien sabia de mi belleza como mujer, ya que por esto mismo opte por hacer un dinero fácil vendiendome a desconocidos.

-Gracias... Pero tampoco es tan malo trabajar de esto, claro que es cansado, pero yo saldré de esto...

-¿Y cuanto tiempo llevas?

-Una semana. - Dije con un enorme nudo en la garganta cuando recordé que la última vez que besé a Tom fue hace una semana

No se sentía real, porque los días se me habían pasado volando ya que me pasaba estos mismos durmiendo en el hotel y en la noche vagando por las calles buscando un hombre desesperado...

𝐒𝐢𝐧𝐯𝐞𝐫𝐠𝐮̈𝐞𝐧𝐳𝐚 - 𝐓𝐨𝐦 𝐊𝐚𝐮𝐥𝐢𝐭𝐳Donde viven las historias. Descúbrelo ahora