𝟎𝟏

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Nada más bajar del auto, cerré la puerta de un portazo y rápidamente aquel hermoso auto negro desapareció en el cielo nocturno.

Inmediatamente noté el fortísimo olor a marihuana y sexo que emergía de las ventanas de aquellos burdeles... Un verdadero asco. Sumándole la suciedad de aquel callejón en el que Georg y Bill me habían dejado tirada, los contenedores de basura con olor a rata muerta, gatos callejeros comiéndose a estas, bolsas de basura tiradas en el suelo, etc...

Sin dudarlo un segundo camine rápidamente hasta el principio de aquel callejón que daba directamente a la avenida principal del barrio.

Nada más echarle un vistazo a esta logre ver los hermosos burdeles que había, con una arquitectura gótica pero hermosa, unas enormes vitrinas en las que se encontraban encerradas las más hermosas mujeres en ropa interior mientras bailaban sensualmente atrayendo toda clase de clientes, mayoritariamente en aquel barrio habían hombres feos y algo viejos desesperados por sexo o hasta adolescentes acompañados por sus padres para "hacerse hombres", que asco.

El color rojo era el que predominaba en aquel enorme barrio, aunque amaba aquel hermoso color, era demasiado para mi ver en cada escaparate aquellas luces led rojas... Pero joder cada vez el olor a toda clase de drogas se hacía más fuerte dejándome más y más boba por este fuerte olor.

Entonces comencé a caminar por aquella enorme avenida, al parecer aquel día alguien de prestigio o con dinero estaba allí, ya que a lo lejos logre ver lo que parecían ser guardaespaldas saliendo de un enorme auto para escoltar a aquella persona.

Quise acercarme ciegamente, olvidandome de que eso era un barrio rojo y que cualquiera me confundía con una puta por mi exuberante cuerpo.

-¡Oye, niña! - Me gritó desde la lejanía el más horrible viejoverde - ¿Cuanto cobras?

Siempre odie que me gritasen como un perro, diciéndome niña o señorita para pedirme algo tan vulgar como era acostarse conmigo... Sin duda era algo que aborrecía.

-¿Y usted se piensa que soy un perro como para que me grite asi? - Cuestioné gritandole molesta

-¡Solo pregunto! No hace falta que una perra como tu se ponga así... Si no quieres prestarme tus servicios solo dimelo. - Gritó

Claro que no le iba a prestar mis servicios a un viejo raboverde como era ese asqueroso.

-¿Me viste cara de que me encantaría acostarme con un deprabado como tú?

-¡Ya te gustaría a ti acostarte conmigo, perra!

-¡Te aseguró que no! - Exclamé enojada

Sentia las pesadas miradas de hombres, miradas que me decían cosas como "que grosera. " y "¿pero por qué no hace su trabajo?" . Aunque nunca me importaron las opiniones de personas y mucho menos me iba a importar la opinión de un viejo verde que iba a barrios rojos a ver si podia rentar por unos minutos el cuerpo de una hermosa jovencita como yo, o las opiniones de gente inútil que tenía que ir a barrios rojos para follar.

-¡Anda! ¡Escandalosa de mierda, cierra la boca y mejor ve a prostituirte a otro sitio, grosera! - Exclamó el viejo

¿Quien mierda se creía para gritarme de esa manera insinuando que yo era una mujer de la calle? Aunque no se equivocaba ya que había ejercido aquel asqueroso trabajo para no dormir debajo de un puente.

Entonces alcé mis cejas en señal de desagrado y voltee para darle la espalda a este y seguir caminando hasta donde se encontraba aquel grupo de guardaespaldas protegiendo a aquella persona.

Y cuando menos me quise dar cuenta, estaba pisándole los talones a aquellos guardaespaldas que iban escoltando a aquel hombrecillo.

Pero se sentía una vibra rara, la sentí nada más me acerque a estos... Era una especie de aura masculina y ñmisteriosa pero a la vez extremadamente peligrosa... Me hacía dudar demasiado quien era el hombre al que estaban escoltando, ya que aquella extraña vibra se me hacía conocida.

𝐒𝐢𝐧𝐯𝐞𝐫𝐠𝐮̈𝐞𝐧𝐳𝐚 - 𝐓𝐨𝐦 𝐊𝐚𝐮𝐥𝐢𝐭𝐳Où les histoires vivent. Découvrez maintenant