capítulo ll

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Miro por la ventana de la enorme habitación de hotel en el que estamos hospedados. Estoy callada, miles de ideas quieren pasar por mi mente pero algo las frena, es como si mi subconsciente estuviera protegiendo el lado sensible de mi cuerpo. Quiero llorar, pero tampoco puedo, me siento muy extraña con esta reacción, no lo esperaba. Jade se despertó desde bien temprano como es costumbre para hacer yoga y su rutina mañanera, Emma y Daniel duermen, esos dos tienen una relación muy rara, con el tiempo se darán cuenta que pelean, se insultan y se amenazan a muerte pero uno no puede vivir sin el otro, justo ahora están entrelazados sus cuerpos mientras duermen en la enorme cama. Me siento en el gran ventanal que me regala la más privilegiada vista parisina y suspiro. Siento que estoy en el momento cero de mi vida, sin saber a dónde ir, qué hacer, qué decir o cómo vivir. El limbo es un paseo de rosas junto a la sensación que estoy experimentando.

— ¡Santo Cristóbal Balenciaga! ¡Qué lindo es despertar realmente en París! Creí que había sido un sueño. — Daniel llega a mi lado con su pijama de satén rosa con pelos blancos. — Amor... — me abraza y besa mi sien. — ¿Cómo amances bebé?

— Es solo ver su carita para saber que no está bien.

Jade, quien no había pronunciado una palabra desde que se despertó, habla y justo da en el clavo. No estoy bien, pero lo peor es que, es mayor el miedo que el malestar que presento. Si, mi padre murió, mi única familia cercana dejó de estar de un día para otro y esto acojona. Pero, mi vida ahora resulta estar en peligro, y eso acojona el doble. ¿Qué debe de hacer una chica de 18 años sin una base de orientación para la verdadera vida adulta?

— Mariale, siento muchísimo lo del señor Escobar, te lo juro.

— Lo sé Dani. — medio sonrío.

— Si hay algo que pueda hacer por ti, lo mínimo...

— Con estar aquí es más que suficiente. — digo sinceramente.

— Pedí un desayuno hace media hora y aún no lo traen. — se queja Jade, es muy estricta con sus horarios.

— Jade... ¿Estás usando mi chándal de Miu Miu? — La expresión de Daniel es de pocos amigos.

— Ayer cuando desempacaste tu maleta y lanzaste ropa por todos lados buscando tu antifaz, esto cayó a mi lado, y a mi me queda mejor. — se defiende mi amiga.

— Golpe bajo. Si no me quieres ahora sin culo, cuando tenga el mío puedes seguir siendo la misma perra miserable, porque me voy a acordar de cada uno de tus ataques.

— Daniel, tus amenazas las guardas para Emma, es la que está acostumbrada a ellas. — Jade se sienta a mi lado y sostiene una de mis manos sonriendo con empatía.

— Tú comenzaste atacando.

— Chicos por favor, me duele la cabeza.

Me pongo de pie y la cara de ambos cambia a una apenada.

— Lo sentimos Ale. — me dice Jade.

— No he dormido en toda la noche, necesito descansar.

— Emma aún sigue roncando, puedes lanzarte a su lado. — sugiere Daniel.

— Si eso haré.

Hay un frío terrible aquí en París, me coloco un suéter grueso y luego entro a la cama junto a Emma, cierro los ojos para intentar dormir y creo que el abrazo de mi amiga me ayudó un poco a conciliar el sueño.

...

Llevamos una semana en la ciudad del amor, no he tenido noticias de Philippe   incluso he intentado contactar con él pero los intentos han sido fallidos. He sentido pánico, ansiedad, angustia, noche de insomnio y de mucho llanto, si no fuera por mis amigos, sinceramente no se que hubiera sido de mi en estos últimos días.
Daniel tuvo la idea de que saliéramos a conocer la ciudad, aunque bueno, Emma si ha venido en muchas otras ocasiones puesto que su madre es una importante figura en el mundo de la moda, de las más importantes fashionistas y magnates del medio en nuestra ciudad. Alguna que otra Fashion Week ha tenido que asistir mi amiga como acompañante de su madre. Daniel se hace unas fotos mientras yo solo observo a mi alrededor. Se supone que venir a París era el regalo de mi padre por ser la mejor graduada de la clase. Vendríamos juntos a pasar los días de verano antes de que tuviéramos que volver para mi ingreso en la universidad. Ahora todo es tan diferente que es abrumador solo pensarlo. Ya no existe la posibilidad de París junto a papá, de hecho, no suena ni remotamente posible cualquier tipo de plan o sueño con mi padre porque él ya no está. Mis ojos se empañan y cuando menos lo espero las lágrimas comienzan a caer.

Las dos caras de la seducción Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ