Capitulo 60

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SOFÍA GARCÍA.

Salí corriendo de aquel horrible lugar, ya no podía soportar el olor intenso a sufrimiento y descomposición al igual que ver a todas esas personas torturadas, ya no podía soportar aquel lugar, pero sobretodo ver cómo la mujer que amo le causa placer y satisfacción los gritos de dolor de los demás, lastimarlos hasta la inconsciencia y dejarlos vivir solo para que ella pueda seguir disfrutando.

Mi cabeza era un completo desastre, dolía muchísimo y comenzaba a sentirme muy mareada, al llegar donde estaban las camionetas me detuve y vomité tanto como pude, aquel lugar me había descompuesto totalmente, los guardaespaldas se acercaron ayudarme, me sentía muy mareada, tanto que no podía mantenerme sola en pie. Uno de ellos me sostuvo me en sus brazos y me llevo dentro del vehículo.

—Informeremo la signora che non ti senti bene.
(Le informaremos a la señora que no se siente bien)— dijo uno de ellos que supuse que sería el jefe.

Non osare dire niente.
(No te atrevas a decir nada) — lo amenazó y se queda mirándome fijamente con aquellos ojos negros y fríos.

—Signora Sofia, la signora Amatos è il mio capo e devo informarla altrimenti avrò delle conseguenze.
(Señora Sofía. La señora Amatos es mi jefa y debo informarle o tendré consecuencias.)— se defiende nervioso.

—Sono anche il tuo capo quindi non dirle niente adesso prepara quel dannato aereo e portami via da questa città prima che tu abbia davvero delle conseguenze.
(También soy tu jefa, así que no le dirás nada ahora prepara el maldito avión y sácame de esta ciudad antes de que enfrentes las consecuencias.) — alzó la voz molesta con la poca fuerza que me queda y el hombre musculoso se queda perplejo y asiente dandole órdenes a los demás.

Las camionetas comienzan andar y yo solo puedo acurrucarme en el inmenso asiento de cuero, tratando de recomponer fuerzas tanto física como mentalmente.

Aquellas imágenes no abandonan mí mente, en especial aquella dónde puedo ver la sonrisa de placer de Francesca y la cara llena de dolor de aquel anciano.

Era obvio que mataba ya que es la asesina más peligrosa de la mafia, pero no logro entender cual fue el daño que le han hecho para que disfrute lo que hace ¿Tanto mal te han hecho, amor mío?

¿Sería capaz de reparar aquel corazón congelado?

¿Sería capaz de derribar aquellos muros de frialdad?

¿Sería capaz de enseñarle a amar ?

"Si tu sufres, yo sufro y yo odio sentir dolor" 

Tal vez era su forma de decir que me quiere más de lo que debe u que al menos comienza a quererme, los sentimientos de esa mujer son todo un enigma y tengo miedo... Miedo de lo que pueda pasar ¿Ese miedo se irá algún día? O si quiera ¿Seré capaz de vivir siempre con ese miedo?, miedo de lo que pueda pasar u miedo de algo más, solo se que tengo una presión en el pecho que me alarma.

Esto no es lo que yo quería para mí vida, no quería estar en un mundo en donde todo es sangre, territorios, enemigos y más sangre, yo solo quería una vida común, casarme con un hombre sencillo y formar una familia... Y sin embargo aquí estoy, enamorada de una mujer la cual es la criminal más peligrosa, la cuál me ruega que no la abandoné y que la acépte tal cual es y a cambio ella me entregará el mundo, pero yo no quiero el mundo solo la quiero a ella, a ella y a una vida sencilla.

Mí gran duda es si seré capaz de adaptarme a este mundo lleno de sangre solo por amor... Solo por una mujer que ni siquiera puede decirme que la verdad de su pasado y tal vez nunca lo haga, pero me cuida como si fuera su tesoro más preciado.

Al llegar a la pista de aterrizaje ya el avión estaba listo, antes de subir al avión vi que mí madre no paraba de marcar, apague el teléfono y decide estar tranquila unas horas.

Mí cabeza no daba más, sentía como el dolor de cabeza y la ansiedad se incrementaba casa vez más, sentía mi cuerpo cada vez más pesado, necesitaba relajarme y dormir un poco, me sentía muy agotada tanto que no sabía cómo controlarlo.

Me acomode en uno de los asientos y abroche el cinturón de seguridad, los guardaespaldas mantuvieron distancia cosa que agradecí, necesitaba espacio y un poco de tranquilidad. algo que no he tenido del todo desde llegué a Italia.
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Narrador omnisciente
(Escritora)

Sofía al acomodarse en el asiento del avión había quedado profundamente dormida, necesitaba tranquilidad ya que aún no sabía cómo controlar la ansiedad tanto que si no podía calmarse llegaba a causar desmayos.

Por otro lado la mafiosa se había quedado sola en aquel lugar en el cual temió que fuera el lugar donde el amor que la rubia le tenía habría muerto allí, no quería perderla pero su vida no era fácil y su forma de ser mucho menos, crearon a ese monstruo con un propósito en su vida y eso era adueñarse del mundo sin importar la forma en la que lo hiciera.

Francesca emnaba respeto y poder, pero ese respeto no lo consiguió siendo un buen prójimo, si no que lo consiguió inculcando miedo en los demás, ya que para ella eso era la única forma de que nadie encontrará la forma de joderte y si querían hacerlo no lo pensarían dos veces si no cien veces.

Francesca no quiere perder a la rubia, pero sabe que lo mejor que podría pasarle a Sofía era que ella se alejara por qué bien sabía la mafiosa que no era lo que Sofía quería en su vida, no era aquella persona que profesa amor y mucho menos ese príncipe que le daría una vida feliz, sencilla y tranquila... No, Francesca era todo lo contrario; era caos, conflicto, sangre, frialdad, poder. Pero tenia algo a su favor y era que estaba dispuesta a proteger a su Diosa de cualquier cosa que se atreviera a hacerle daño, aún si Sofía decidía que ya no la quería más en su vida, la mafiosa lo haría de todos modos, a sus espaldas si era necesario.

Ambas tenían un gran dilema en sus cabezas, Sofía no sabía que camino tomar si era el de arriesgarse u alejarse y conseguir lo que ella realmente había desea toda la vida. En cambio Francesca sabía que si Sofía eligió quedarse a su lado y amarla tal cual era, eso signuficaba que la mafiosa debía abrirse y continuar por mano propia para defender a su rubia y para eso sabía que se enfrentaría a algo mucho más grande que lo que ella ni siquiera pudiera imaginar.

Lo que ambas no sabían era que el destino ya tenía preparado lo que sucedería de aquí en adelante con sus vidas, la cuál el amor solo podría ser su único aliado y su única arma en contra del mundo de Francesca.

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