Co-protagonista de mi vida

Capítulo 4 - Amistad

—¿De verdad tenemos que ir?

—Sí.

—Pero...

—¿Pero qué?

—Mírame. —El chico se giró, a lo que Nami se señaló a sí misma—. ¡Estoy horrible! Tengo unas ojeras inmensas y feísimas y la piel pálida. Si los pocos fans que me queden me ven así, será realmente el fin de mi carrera...

—Qué exagerada. No pasará nada porque un día en toda tu vida parezcas un mapache.

—¿¡Me veo así!? Ay, ay... Si salgo de casa, moriré... —se quejaba, como si fuera una niña pequeña, sentándose en una de las esquinas del salón y encogiéndose lo máximo que le era posible.

—Oye, que era broma. —rio él.

Nami levantó la vista y lo miró con el ceño fruncido para, acto seguido, llamarlo imbécil y darle la espalda en silencio. Mientras lo hacía, mantuvo una expresión enfurruñada que transmitía todos los demás insultos que se le ocurrían y no verbalizaba.

—Pero no te enfadeees. Te prometo que no te ves fea, así que acompáñame.

—Que sí, pesado. Pero te esperas un rato, que tengo que prepararme.

—Hmmmmm...

—¿Eso es un "vale", que no estás de acuerdo o que estás pensando?

—Es que Usopp me dijo una vez sobre las mujeres que, cuando se preparan, tardan muuucho tiempo.

—No tengo ni idea, pero yo no tardo.

Una eternidad más tarde...

—Mentirosa... —susurró Luffy mientras veía a la pelinaranja, volviendo después de más de media hora.

—¿Qué dices? —Luffy le respondió con un "Nada"—. Bueno, pues ya podemos irnos.

Salieron de su casa, cerrando la puerta con llave con la suavidad con la que se trata a todas las cosas nuevas. Cuando el chico se dispuso a sacar su app habitual para orientarse —o al menos, intentarlo—, su compañera le dijo que simplemente la siguiera.

—¿Sabes cómo llegar? ¿Acaso eres... una navegante pirata?!

—¿De dónde te sacas esa cosa tan rara? Es solo que ya he ido alguna vez a esa cafetería. Tú limítate a seguirme y lleguemos cuanto antes.

—Oh, sí, que llegamos un poco tarde...

—¿Que llegamos tarde? Ni que hubiéramos quedado con alguien.

—Ya, ni que lo hubiéramos hecho...

Aunque su actitud le pareció un tanto sospechosa, decidió simplemente ignorarlo y continuar su camino. La inocencia de Luffy, por su parte, interpretó su silencio como que lo había entendido todo y que su plan se iba a derrumbar.

Manteniendo ese miedo durante todo el camino y pidiéndole perdón a Nojiko —Nozako, en su cabeza— internamente, avanzaban sin decir nada, cosa que hizo que la chica sospechara aún más que algo pasaba. Pero como quería descubrirlo por sí misma, simplemente trataba de analizar las pistas. Como su hermana dijo, ella siempre había sido de ideas fijas.

Pese a todo, Luffy decidió seguir con el plan, por si cabía la más mínima posibilidad de que no hubiera sido descubierto, y al estar ya frente a la puerta del Mermaid Café, dijo: