MUY ALIVIADO, Sun Wenqu se echó hacia atrás en el sofá para recostarse, subió el volumen del televisor y luego puso las piernas cómodamente sobre la mesita de café para esperar la entrega de la comida.
Sabiéndolo, habría pedido una sola porción...
Tendría que darles el platillo extra a los gatos callejeros más tarde.
Sun Wenqu soltó un bostezo, ni siquiera había cenado, pero ya tenía mucho sueño, estaba bastante cansado después de un largo día de ocio.
Para ser honesto, no era demasiado sorprendente que Fang Chi cambiara de opinión y se fuera sin mirar atrás. Aunque de acuerdo con la desvergüenza de esta persona, había tenido que negociar con él de todos modos, solo entonces este se negaría... Solo mirando la expresión del chico cuando Sun Wenqu mencionó la homosexualidad, estaba casi seguro de que no estaría de acuerdo.
Sería bueno que hubiera dicho que sí, atormentarlo cuando estuviera libre sin duda habría sido más divertido que hacerlo solo una vez.
Después de ver las noticias durante diez minutos, el timbre sonó.
Suponiendo que esta vez debía ser el repartidor de comida, Sun Wenqu se levantó para abrir tanto la puerta del patio como de la casa. Pero cuando vio a las personas que entraban desde fuera, se quedó atónito.
Uno de ellos era obviamente el repartidor de comida uniformado que cargaba dos pilas de cajas de comida, el otro... era Fang Chi.
—Tú... —Sun Wenqu no pudo evitar resoplar.
Fang Chi no habló, bajó la cabeza y pasó por su costado para meterse en la casa.
—Señor, ¿usted ordenó la comida? —El repartidor sacó una factura y esperó a que le pagara.
Luego de que el repartidor se fuera, Sun Wenqu cerró la puerta y puso las cajas de comida en la mesita de café. Fang Chi había vuelto a pararse en el mismo lugar de antes.
—¿Vas a comer? —Sun Wenqu lo miró. Luego abrió una caja y echó un vistazo dentro, pero tan pronto como olió la comida, sintió que perdía el apetito.
—¿Por qué tengo que firmar un pagaré... y todo ese otro lío? —preguntó Fang Chi.
—Porque nunca confiaría en Fang... tu madre. —Sun Wenqu volvió a cerrar la caja de comida y se recostó en el sofá—. Ella seguramente aceptaría cualquier término y condición y firmaría miles de pagarés, pero luego desaparecería por arte de magia.
—Yo también podría hacerlo. —Fang Chi lo miró fijamente.
—Como sea, hazlo. —Sun Wenqu se rio, miró el televisor y dejó de hablar.
Uno podía saber en qué tipo de cosas estaba metida Fang Ying sin que se lo dijeran, pero con Fang Chi era diferente. Solo una mirada y podías ver que su estilo de vida era mucho más normal que el de ella. Y en cuanto a por qué estos dos se asociarían, Sun Wenqu era demasiado vago para pensar en ello.
Y ahora Fang Chi vino a «pedir prestado» dinero para Fang Ying, tal vez por el profundo amor entre madre e hijo, tal vez porque... Si Fang Chi no se hubiera ido y regresado, podría haberlo adivinado, pero ahora se preguntaba si el chico podría estar también en problemas si no lograba conseguir el dinero.
—Entonces, las condiciones que mencionaste —dijo Fang Chi después de un rato—, ¿por qué son?
—No hay razón. —Sun Wenqu frenó su sonrisa y su voz se volvió un poco fría—. Solo para enseñarte a comportarte como un ser humano.
Después de sentir la mirada desagradable de Fang Chi, volvió a reírse felizmente.
—Estoy actuando en nombre de Dios y eliminando el mal de la tierra, atormentando a los timadores. Fang Ying ya es un caso perdido, pero es posible que tú todavía puedas regresar a la luz y brillar si vertemos algún tipo de medicina sobre ti.

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Perro caído del cielo
Teen Fiction«Eres mi hijo, ¿no? Vamos, llámame papi». *sin corregir*