CHENG MO ESTABA jugando a la pelota en el gimnasio, pero cinco minutos después de recibir su llamada, regresó volando montado en su bicicleta y al llegar, abrió directamente la puerta del dormitorio de Fang Chi.
—¿Acaso estás practicando algún arte marcial? Llegaste muy rápido. —Fang Chi lo miró.
—Ni bien dijiste que íbamos a comer con Xiao Yiming, salí corriendo. —Cheng Mo echó un vistazo alrededor de la habitación—. ¿Ya se fueron todos?
—Dos ya se fueron, y algunos se van mañana. Todos salieron a dar una vuelta —respondió Fang Chi—. Estás todo sudado, ¿no necesitas darte una ducha?
—¿Cuándo llegará? —preguntó Cheng Mo.
—Acababa de hablar con él antes de llamarte. Tardará por lo menos entre media o una hora en llegar —dijo Fang Chi—. Tienes tiempo para darte ochenta duchas.
—Iré a ducharme entonces. —Cheng Mo dio dos pasos y luego se dio la vuelta mirándolo—. ¿Por qué tengo la sensación de que hoy no estás de buen humor?
—No es bueno —dijo Fang Chi sentado en la silla y mirando por la ventana—. Si no, no los habría invitado a cenar... Anda, ve a ducharte.
Cheng Mo no dijo nada, solo lo miró un momento más antes de darse la vuelta y salir.
Fang Chi se tumbó sobre la mesa, con la cabeza un poco revuelta.
Mañana vendría a buscarlo para llevarlo de vuelta a casa.
Pero no podía hablar de esto con Sun Wenqu, no quería preocuparlo. En cuanto uno de sus compañeros de clase vio la foto de perfil, Sun Wenqu inmediatamente la cambió. Realmente no quería que Sun Wenqu tuviera que vivir en constante preocupación junto con él.
Y ya que no podía discutirlo con Sun Wenqu, solo le quedaban Cheng Mo y Xiao Yiming. Uno tuvo una salida del armario desastrosa y el otro, relativamente exitosa, cubriendo así la diversidad de experiencias de salir del armario...
Pero en realidad no sabía si podrían aportar algo útil.
Cheng Mo se duchó muy rápido y apareció en pocos minutos con el cabello mojado, aún con vapor caliente saliendo de su cabeza cuando entró en la habitación.
—¿No tienes frío? —Fang Chi seguía tumbado sobre la mesa, girando la cara para mirarlo.
—Tengo. —Cheng Mo se acercó a su escritorio y lo miró de arriba abajo—. ¿Tienes un secador de pelo? No sé quién se ha llevado el mío.
Fang Chi tenía el pelo corto y no necesitaba uno. Abrió el cajón de la mesa al lado y le pasó el de Li Zheng a Cheng Mo.
—Hablemos —dijo Cheng Mo mientras se secaba el pelo—. ¿Qué ha pasado?
—Adivina —respondió Fang Chi.
—Vas a sincerarte con tu familia, ¿verdad? —Cheng Mo sonrió.
—... Mmm —respondió Fang Chi—. Ambos acertaron a la primera.
—Ahora mismo vas sobre ruedas, la única cosa que podría preocuparte tanto es esa —dijo Cheng Mo—. Pero, ¿ha pasado algo que te haya llevado a decírselo justo antes del Año Nuevo Lunar?
—No. —Fang Chi abrió su cajón para revisar qué más debía llevarse—. Solo quiero tomar la iniciativa, no quiero que mis abuelos se enteren por boca de otros.
Xiao Yiming llegó muy rápido, Fang Chi y Cheng Mo no esperaron mucho en la puerta de la universidad antes de que él apareciera.

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Perro caído del cielo
Teen Fiction«Eres mi hijo, ¿no? Vamos, llámame papi». *sin corregir*