09. TÚ COCINAS, YO COMO

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SI NO HUBIERA escuchado la palabra «homosexual», incluso si Fang Chi no quisiera tener nada que ver con Xiao Yiming, iría e intervendría.

Pero alguien lo había dicho y parecía que la paliza a Xiao Yiming también se debía a esa palabra.

Vaciló por un momento.

Antes de que pudieran verlo, Fang Chi comenzó a darse vuelta, listo para marcharse.

Sin embargo, Xiao Yiming generalmente no era alguien que se metiera en problemas y en esta situación —completamente acorralado—, tampoco le era posible defenderse. En este momento uno de los tipos lo tomó por la nuca para presionarlo contra la pared.

—¡Echemos un vistazo dentro de tus pantalones! Eso es lo que te gusta, ¿no?

Xiao Yiming tenía sangre en las comisuras de la boca y su ropa estaba echa un desastre, pero seguía sin decir una palabra. Era solo que en el momento en que fue presionado contra la pared, su mirada se desvió hacia la entrada del callejón.

Mientras Fang Chi se preparaba para irse, sus ojos se encontraron.

Fang Chi miró rápidamente hacia otro lado y siguió caminando.

Pero se alejó muy lentamente.

Había un zumbido en su cabeza que no dejaba de crecer.

Si Xiao Yiming lo llamaba, volvería.

No, no importaba si no lo llamaba.

Si Xiao Yiming gritaba, volvería.

¡No, no importaba si no decía nada!

Si...

Fang Chi sujetó el descensor con fuerza y ​​siguió caminando muy lentamente.

«¡Di algo!».

Pero incluso después de caminar unos diez pasos, todavía no escuchó la voz de Xiao Yiming, solo los insultos y la risa burlona de los tipos de la Clase 6.

Fang Chi se detuvo.

Frunciendo el ceño severamente, se dio vuelta y caminó de regreso al callejón. Esta vez, tan pronto como se detuvo en la entrada, alguien lo vio, levantó la mano y lo señaló.

—Fang Chi, este no es asunto tuyo.

Xiao Yiming estaba sentado en el suelo contra la pared, luciendo un poco avergonzado. Pero afortunadamente no le habían arrancado los pantalones. Cuando Fang Chi llegó, se estaba limpiando la sangre de la comisura de la boca y no lo miró.

Fang Chi se quedó allí sin decir una palabra y tampoco avanzó.

—¿Qué buscas? —Los matones se detuvieron y lo miraron.

Fang Chi todavía los miraba en silencio.

Principalmente por que no sabía qué decir.

Nunca sabía qué decirle a alguien que no conocía muy bien.

¡Eh! ¡Suelta a ese chico!

O, ¿qué creen que están haciendo? ¡Si son tan capaces vayan uno contra uno!

Por supuesto, era probable que incluso un «uno contra uno» no terminara bien para Xiao Yiming.

¡Ya estoy aquí! ¡Quién se atreve a venir por mí!

Sonaba estúpido.

Así que era mejor no decir nada.

De hecho, con una sola mirada, Fang Chi estaba casi seguro de que no eran rivales para él. Incluso si iban todos a la vez, por no hablar de uno a uno, no eran sus oponentes en absoluto.

Perro caído del cieloWhere stories live. Discover now