Libro Agua: Táctica bélica

112 14 5
                                    

Mientras tanto, en un pueblo cerca de la costa noroeste del reino tierra. Una flota de la nación del fuego llegaba de incógnito al amanecer, estaban equipados con barcos y tecnología similar a la del reino tierra, aunque más avanzada.

Suéltame, maldito animal-dijo una mujer de cabello negro, dos soldados la habían encadenado con gruesos grilletes de platino y la estaban arrastrando hacia una celda.
Al parecer la habían traído en un barco de madera, parecía ser una ocasión excepcional.

No la dejen mover los brazos, es peligrosa- les advirtió un soldado de mayor rango, aunque habían neutralizado parte de sus poderes con la ayuda de un bloqueador de chi la mujer no estaba totalmente paralizada ya que el efecto era temporal.

¿Para qué la quiere el señor del fuego?¿No se supone que es una prisionera?-preguntó uno de los hombres que la arrastraba, otro de ellos lo ayudó a meterla en una prisión hecha completamente de madera que había en un vehículo que utilizarían para moverse por el reino tierra.
La habían bajado del barco con éxito ya que estaba inmovilizada y la habían metido allí para luego subirla al siguiente vehículo, hasta le habían puesto un grillete en el cuello para que no pudiera mover demasiado la cabeza.

Creo que es una prisionera de máxima seguridad, no puede estar cerca de la tierra ni el metal sin estar inmovilizada-respondió otro de ellos como especulación mientras miraba hacia la prisión de madera. Él y su compañero debían supervisar que la mujer no hiciera nada extraño mientras la transportaban.

La mujer estaba atada de pies y manos acostada en el suelo justo como la habían metido en la celda de madera. Era un trato extremadamente cruel para un maestro.

¿Tampoco del metal?-preguntó sorprendido el soldado, recordó que les habían dicho que no usaran armaduras cuando transportaran a la prisionera- Pero sus grilletes son de metal-recordó.

Si, pero ni siquiera ella puede controlar el platino, es un metal muy puro- dijo el soldado antes de reírse, la mujer gruñó ya que lo escuchaba desde adentro de su prisión.

Una maestra metal, no sabía qué existían- dijo sorprendido el soldado que hacía aquellas preguntas.

Tampoco yo, debe ser un monstruo- dijo el soldado como opinión.

Si tuviera mis brazaletes los degollaría- dijo la mujer en el suelo de madera, estaba furiosa. Ya había sido bastante malo estar tanto tiempo encerrada en solitario en medio del mar sin poder estar cerca de la tierra.

Cállate prisionera, ahora no importa lo que pienses. Estas a servicio de la nación del fuego- dijo el soldado con tono arrogante mientras le daba un golpe a la madera de la celda.

Malditos idiotas- dijo la mujer con fastidio, sintió que el vehículo en el que se encontraban comenzó a moverse, aunque solo podía ver hacia arriba por unas finas rendijas que tenía la prisión.
La habían subido a una carreta de madera que era transportada por caballos-avestruces. Deseaba con todo su ser poner sus pies en la tierra, llevaba años sin pisarla, tampoco podía tener contacto alguno con el metal.

Tardaremos dos días en llegar a Ba Sing Se, casi tres si cuentas las escalas. Tenemos que ser discretos o se darán cuenta que estamos yendo hacia allí-dijo uno de los soldados que cuidaba la celda, el que estaba a su lado lo miró sorprendido.

¿Estamos tan lejos?-preguntó asombrado el soldado a su lado, aunque ya llevaban un buen tiempo viajando.

Sí, tuvimos que venir desde la nación del fuego y además había que buscar a la prisionera de máxima seguridad en el mar-dijo como aclaración.

¿Cuanto tiempo estuvo alli?-preguntó sorprendido el que estaba con él, era algo nuevo en el ejército.

Creo que aproximadamente tres años de prisión en solitario, sólo había guardias cerca para proveerle lo necesario para subsistir-aclaró, el soldado que estaba con él miró hacia la celda con cierto miedo, parecía que estaban custodiando a una persona muy peligrosa- Tranquilo, no puede salir de ahí, pero no le acerques rocas o metal, lo lamentarás- le advirtió con seguridad.

El Avatar perdido/Vegebul/VxBOnde histórias criam vida. Descubra agora